El lunes 2 de enero se llevo a cabo la elección para la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Consejo de la Judicatura Federal que va de 2023 a 2027 y en la que resultó electa la ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien forma parte del pleno del más alto tribunal desde 2015.

Dentro de los temas más relevantes que pueden definir la línea de la ministra Presidenta se puede mencionar que estuvo a favor de la eliminación de la prisión preventiva oficiosa y la despenalización del aborto, así como de la reforma de la Guardia Nacional que presentó el titular del Ejecutivo federal y del uso recreativo de la marihuana. Se le considera pro feminista y liberal.

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Dentro de sus propuestas llama la atención la de la AUTONOMÍA, con mayúsculas, del Poder Judicial, lo que resulta atractivo para cualquier demócrata que haya leído a Rousseau, Montesquieu, Hobbes y Locke, con relación a la Teoría del Estado. Pero es la de combatir la corrupción y el nepotismo dentro del Poder Judicial, la que definitivamente me ganó.

A decir verdad, el ministro Javier Laynez Potysek era mi favorito, por ser un progresista consumado, pero la hoy ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, parece no quedarse atrás en las tendencia progresista y liberal, lo cual debemos aplaudir quienes nos consideramos de izquierda.

Sin duda, los reclamos y quejas de muchos que buscaban una Corte sumisa al poder Ejecutivo y al partido en el poder, no se hicieron esperar en redes sociales. Sin embargo, como sociedad y como servidores públicos, quienes lo seamos en este momento, debemos ser conscientes de varios temas que se vivieron en esta nueva dirigencia de la Corte y que enuncio a continuación:

  1. El trabajo realizado por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea será muy difícil de alcanzar, dado que logró permear con soltura en sectores muy lejanos de los temas de la Corte, como fue el segmento de los jóvenes.
  2. El hecho de que la ministra sea una declarada luchadora por la autonomía del Poder Judicial, generará una discusión real de los problemas nacionales en la que las ideas sean analizadas por todas las corrientes, lo que es ideal para una democracia.
  3. La inclinación de la votación por una mujer es una señal muy clara de la reivindicación de la Corte en la lucha por la equidad de género.
  4. La votación en favor de una persona con tendencia progresista y liberal es favorable para México y para garantizar todos los derechos para todas las personas.

Otros temas a considerar son la solvencia moral y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, ante el intento desesperado por desprestigiarla desde varios flancos dejando muy en claro que nuestra universidad está más allá de la política. La UNAM es y seguirá siendo de México.

Sin embargo la elección de la Corte abre una gran zanja para una de las ramas más importantes del derecho y de mis favoritas para los derechos de autor, al subir al debate nacional los efectos negativos del plagio en materia de obras literarias, lo que sin duda debe traer consigo un impulso al Instituto Nacional del Derecho de Autor para fortalecerlo con mayor presupuesto, ya que la moraleja en esta historia es que “sin tesis, no hay paraíso”.

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