CANCÚN, QR.- El columnista especializado en temas de seguridad, Jorfe Fernández Menéndez, sostiene que la historia del narcotráfico inició con el gobierno de Mario  Villanueva Madrid (1993-1999).

Fernández Menéndez sostiene que Villanueva Madrid es un político que desde la gubernatura se alió con grupos del narcotráfico, puso en manos de éstos diversos espacios de poder y de la seguridad del estado y si está cumpliendo condena es por esos delitos, no por razones políticas. Desde entonces hasta ahora, el narcotráfico no ha hecho más que crecer en la entidad.

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El análisis lo realiza el columnista a raíz de los recientes asesinatos en el hotel Xcaret y Mamita’s Beach Club, que reflejan que la presencia del narcotráfico en Quintana Roo es inocultable.

“Villanueva fue un gobernador que llegó al poder durante el gobierno de Carlos Salinas, de la mano de Luis Donaldo Colosio y Carlos Rojas. Era un hombre humilde y relativamente popular que había implementado (el municipio de) Solidaridad en el estado y que rompía con el modelo de candidato surgido de las familias de mayor peso político en la entidad.

“Pero, una vez instalado en el poder, la estela de abusos, autoritarismo y vigencia de Villanueva se cruzó con una cada vez más evidente presencia del narcotráfico en la entidad, ya no sólo como una plaza turística de alto consumo, sino como un centro de operaciones clave en todo el sur del país, con ramificaciones en Centroamérica, en Cuba y otras islas del Caribe”, señala el periodista.

Recuerda que Villanueva Madrid “expulsó” al cónsul de Estados Unidos en Cancún, por investigar la muerte de dos mujeres estadounidenses por por sobredosis de droga en el destino vacacional.

El diplomático descubrió que quien le había vendido la droga adulterada a las jóvenes eran personajes ligados a las fuerzas de seguridad locales. Villanueva Madrid decidió ir por el cónsul, subirlo a la fuerza a un avión y “expulsarlo” del estado.

Las denuncias provocaron que el entonces secretario de la Defensa nacional, el general Enrique Cervantes, enviara un grupo de inteligencia militar a investigar qué sucedía en ese centro turístico.

Había denuncias, sostiene el columnista, de que los narcotraficantes estaban descargando grandes cantidades de drogas desde allí para redistribuirlas hacia otras partes de México y hacia Estados Unidos.

“El grupo de inteligencia militar fue descubierto por un grupo paramilitar que había formado Villanueva con su gente de confianza, ligada a su vez al narcotráfico, que los detuvo, los torturó hasta la muerte, salvo a uno de sus integrantes, su jefe, que fue abandonado, muy delicado de salud, en Campeche. Le dejaron el mensaje de que no se volvieran a meter en Quintana Roo”, señala el periodista.

Al mismo tiempo, Villanueva extorsionaba a los empresarios importantes que tenían negocios en la zona. Fernández Menéndez afirma que tuvo en sus manos y la publicó en el libro “El otro poder” (Aguilar, 2001) una carta de Mario Villanueva entregada al entonces banquero Roberto Hernández, en la que le exigía 37 millones de pesos mensuales para frenar una durísima campaña en su contra en los medios del estado.

“Cuando el presidente (Ernesto) Zedillo convocó a Villanueva para que le diera explicaciones sobre todas estas denuncias, el gobernador rompió con el presidente” indica el periodista y agrega que durante cinco años estuvo investigando el caso Villanueva, siendo Mario gobernador en funciones, y buena parte de este entramado quedó al descubierto, incluyendo muchos otros, como el tráfico de mercancías y productos con Cuba, además de una red de tráfico de jóvenes mujeres cubanas a Cancún.

“Cada vez que publicaba algo, Villanueva me enviaba, con una tarjeta firmada de puño y letra, una corona o ramo mortuorio a mi casa. La tarjeta decía siempre te leo”, sostiene el columnista.

Villanueva irrumpe en la oficina de un periodista

El periodista recuerda que unos días antes de fugarse, Villanueva, acompañado por un numeroso grupo de custodios, irrumpió en su oficina. “Pensé que venía a amenazarme o algo peor. Me encontré con un hombre que casi llorando me pedía interceder por él. Decía que todo era verdad, menos lo de su relación con el narcotráfico.

“Le dije que yo no era su enemigo, que simplemente había investigado las denuncias en su contra y que sus adversarios reales eran quienes habían sido mis fuentes: el gobierno de Estados Unidos, el del presidente Zedillo, la Secretaría de la Defensa y buena parte de los empresarios importantes que tenían negocios en Quintana Roo. Todos ellos habían sido agraviados por Villanueva.

“La investigación oficial sobre Mario Villanueva había comenzado de forma prácticamente casual, con la detención de un narcotraficante de origen beliceño en la carretera que va de Chetumal a Escárcega, en Campeche, en un poblado llamado Caoba.

“El hombre llevaba un cargamento de cocaína. Al ser detenido pidió hablar con el gobernador, pero se equivocó de estado: ya estaba en Campeche y lo habían detenido militares. Era 1998 y por primera vez se le tomó declaración ministerial, como indiciado, a Mario Villanueva. Desde entonces y hasta ahora, el narcotráfico sigue cada vez más presente en el estado. Y los Villanueva son factores de poder en Morena”, concluye el periodista.

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