CHETUMAL, QR.- El crecimiento de las agrupaciones ciudadanas o colectivos de derechos humanos han crecido más de 400 por ciento y se han constituido como la última opción de la sociedad. El camino de estas agrupaciones ha sido sinuoso, pero han logrado avances.

Ariadne Song Anguas, representante de la Red Feminista Quintanarroense (RFQ), señaló que en los últimos años en Quintana Roo se ha registrado una lucha por la defensa de los derechos humanos.

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Para ella, hay una omisión de autoridades; destaca la corrupción y los puestos públicos que atienden el tema, son en su mayoría por compadrazgos y compromisos políticos.

La ciudadanía se armó de valor para reclamar sus derechos y hay una constante denuncia de simulación, dijo.

Desde el 2011 se incluyeron los derechos humanos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pero a la fecha continúan las complicaciones para el respecto irrestricto.

Pese a ello, en el caso de las colectivas feministas hubo un repunte.Actualmente solo las que integran la red han llegado a 26 adhesiones, aunque en el 2018 solo se conocía un máximo de cinco en el estado.

De forma directa estas agrupaciones defensoras de los derechos humanos de las mujeres integran al menos a unas dos mil 600 mujeres de forma directa.

En total se estima en más de 50 agrupaciones que defienden diferentes rubros de los derechos humanos como la comunidad LGTB+, personas con discapacidad, niños, niñas, adolescentes, adultos mayores y feministas.

Fracaso de la Comisión de Derechos Humanos y Ceaveqroo

Song Anguas aseguró que el crecimiento de estos grupos ciudadanos son consecuencia del fracaso de las instituciones que debe procurarlo los derechos, como la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo.

El actuar de este organismo dejó al descubierto que está supeditado a los intereses del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, dijo.

Otro de los organismos que ha quedado a deber a la sociedad es la Comisión de Atención a Víctimas del Estado de Quintana Roo (Ceaveqroo).

La también abogada destacó que una de las últimas colectivas creadas en la entidad fue la Red de Víctimas Quintanarroenses. Surgió por la incapacidad del Ceaveqroo.

Esta colectiva se encuentra dando asesoría jurídica y atendiendo psicológicamente a más de 100 mujeres víctimas de violencia, a quienes no les ha llegado la justicia por parte de las autoridades ministeriales y judiciales.

Señaló que casos de mujeres víctimas de violencia han tardado hasta un año para registrar avances y los pocos que han sido resueltos, tardan hasta cinco años para que se dicte sentencia.

Indicó que ella misma ha sido víctima de violencia, pues sufrió un intento de quema de su vivienda y un ataque a su vehículo. Tuvo que recurrir al Mecanismo Nacional de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

Quintana Roo, sin protección para defensores de Derechos Humanos

La activista feminista señaló que desafortunadamente el estado no cuenta con este mecanismo a nivel local, pues debido a un tema político por el que se aprobó en la administración estatal pasada, fue abrogada, porque estuvo dentro del denominado “paquete de impunidad”.

Quintana roo es de los pocos estados que no cuenta con esta figura, pese a que periodistas han presentado dos iniciativas ante el Congreso del Estado.

La diputada Judith Rodríguez Herrera, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, no ha dado la atención debida a estas propuestas de ley, pese a que activistas y también periodistas siguen sufriendo la violación de sus derechos.

“Los activistas somos agredidos, despedidos, nos tenemos que resguardar, viviendo un infierno; nos niegan oportunidades”, manifestó.

Crecen organizaciones defensores en la comunidad LGTB+

Omar Ortiz, representante de la asociación civil Información y Educación Sexual del Caribe, señaló que en el caso de la comunidad LGTB+ y VIH, también hubo un crecimiento importante.

Hace más de 16 años solo se tenía registro de cerca de ocho agrupaciones defensoras de los derechos, hoy esa cantidad se triplicó.

Este aumento obligó a una especialización, debido a las necesidades y la realidad que ha presentado Quintana Roo a lo largo de los años.

Esto se traduce en la ramificación de asociaciones, colectivas y grupos que defienden derechos de otra índole relacionados con personas con discapacidad, mujeres, niños y niñas, educación sexual y discriminación.

La aceptación tácita de las violaciones a los derechos humanos se ha ido eliminando. “Antes se estilaba una ley como el de la milicia, el silencio de los caballeros, donde todos sabían lo que ocurría, pero nadie decía nada”, remarcó.

Esa especialización ha sido también académica y científica, que ha llevado a una nueva forma de activismo. “Antes el activismo era a pie de suelo, es decir salir a las calles a manifestar nuestra dignidad y defenderla”, dijo.

Hubo que responder con una mejor articulación y para eso había que prepararse. En las asociaciones hay especialistas con posgrados académicos.

En el caso de él, cuando comenzó en el activismo no contaba con la educación preparatoria, ahora tiene la licenciatura en Derecho y es también candidato a maestro.

Esto ha ocurrido con personas que participan en la defensa de los derechos humanos y eso ha servido para facilitar y entender mejor el trabajo que se realiza.

De acuerdo con Omar Ortiz la media mundial de diversidad sexual en el mundo es en promedio 10 al 12 por ciento de la población.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señalan que en el caso de México, este porcentaje aplica en casi todos los estados y muchas de las grandes ciudades o regiones del país.

Pero en lo que respecta preferentemente a la zona norte de Quintana Roo, se estima que este porcentaje es mayor y alcanza hasta un 25 por ciento del total de la población,

Esto significa que la entidad ocupa el primer lugar en este sentido, es decir en presencia de diversidad sexual como población fija.

Camino sinuoso, pero con avances

Omar Ortiz enfatizó que hablar de este aumento y de los trabajos hasta el momento realizado pareciera algo sencillo, pero la realidad es que se ha pasado por un camino sinuoso por el que no se termina de transitar.

La violación a los derechos humanos continúa, en el caso de la comunidad LGBT+ en Quintana Roo se ha llegado a ocupar el tercer ligar con crímenes de odio; hoy ese escaño ha estado descendiendo gracias a las acciones de los activistas.

“Nosotros hacemos la chamba que no hace el gobierno, por incapacidad y de voluntad. Hay omisión de funcionarios que no hacen su trabajo”, aseguró.

No considera que las instituciones que deben procurar los derechos humanos vayan a desaparecer, pero concuerda en que han fracasado, por el poco o nulo trabajo realizado hasta el momento.

Contrasta con la idea del gobierno federal de desaparecer el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), sobre todo porque no hay propuesta de sustitución.

Desaparecer las instituciones, para el entrevistado, viola el principio de progresividad de los derechos humanos, es decir, hay que ir hacia adelante y no para atrás.

Salir del clóset abonó al crecimiento

Hasta hace 35 años mencionar que una persona era de alguna preferencia sexual significaba el escarnio social.

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Muchas personas ocultaban sus condiciones propias y participaban de forma que no pudieran ser identificadas. Sin embargo, todo ello se fue modificando por el hartazgo y la necesidad de defender los derechos.

El activista consideró que ahora ya no hay ese temor de hablar de las preferencias sexuales, incluso hasta los padres de familia están en apoyo, sobre todo en el caso de los jóvenes.

Todavía no se evita o garantiza la agresión o discriminación, pero ha cambiado con relación a décadas atrás, además de que participan todo tipo de personas, desde el estudiante, el empresario, el profesionista, el funcionario, jóvenes y adultos, mujeres y adolescentes.

Hasta las iglesias en algunos países han incluido dentro de sus ideologías el término de diversidad sexual.

Consideró que hay mucho camino que recorrer, pero hay que reconocer que se han registrado avances y es tarea de todos avanzar más.

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