CANCÚN, QR.- Dos menores, que se fugaron la semana pasado de casas de asistencia del DIF en Chetumal y Cancún no han aparecido.

En Cancún, sometieron ella y tres jóvenes más a su cuidador y escaparon brincando la barda perimetral. Tres fueron localizados, pero falta una chica, Alison, de 13 años de edad.

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En la Chetumal fueron tres menores que escaparon cuando iban a tramitar sus certificados de secundaria. Dos fueron localizados y una, Darely, de 15 años, sigue desaparecida.

La Fiscalía General del Estado (FGE) cuenta con información de que Alison se encuentra bien, pero con paradero desconocido. De Darely no se sabe nada y continúa la búsqueda. Los menores localizados  están con sus familiares y otros regresaron al CAT, de acuerdo con Isis González Gómez, procuradora del DIF Estatal.

“Es normal que intenten escaparse, hay niños que llegan por trabajar en la calle. El que intenten escaparse es normal, ya que ninguno de los menores que ingresa a la institución lo hace por voluntad propia, todos son retirados de sus familias porque en el ambiente en el que vivían había trasgresión de sus derechos en donde ejercían violencia o negligencia”, explicó.

Rebeldía de menores fugados

Ernesto Quiroz, psicólogo clínico del Centro Médico Cubano, explicó que los menores de edad sufren emocionalmente cuando son retirados de sus hogares, y no importa el lugar donde los lleven, muestran conductas rebeldes, como escaparse, por lo que es necesario reeducarlos.

Aseveró que se escucha aparatoso: “Se fugan los adolescentes al personal del DIF, aunque en realidad no, ya que regularmente regresan a los lugares vivían, para encontrarse con sus vecinos, amigos y su familia”.

“Sin embargo, al darse cuenta que estaban mejor en el CAT, se sienten más seguros y confortables que con sus propias familias y vuelven; hay niños o adolescentes que se encuentran bajo el resguardo del municipio o el Estado, porque corre peligro su propia vida o integridad física y emocional”, explicó.

Explicó que los menores de edad ingresan al DIF por dos razones, porque así lo dictaminó un juez, para que no sufran una afectación psicológica, y los que requieren ayuda del Estado, ya que son víctimas de algún tipo de violencia; los segundos, en muchas ocasiones no se quieren ir del CAT.

Ernesto Quiroz destacó que los CAT no son prisiones, “por lo que no se puede tener bardas altas o con púas, tampoco se puede utilizar la fuerza o sujetarlos, de hecho, algunos vienen de trabajar en la calle y ya tienen ciertas conductas, como escaparse, y lo que se hace con ellos es la reeducación, con límites y responsabilidades”.

Afirmó que Quintana Roo es uno de los estados a nivel nacional con mayores avances con el Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), estableciendo una estructura sólida de atención y cuidado.

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