¿Un tren? ¿Un aeropuerto? Me parece que como sociedad cometemos un error, cuando confundimos obras públicas con desarrollo. Quizás parte de las consecuencias de esas obras pueda impactar en la economía local a corto y mediano plazo, pero por si mismas, las obras publicas no significan desarrollo.

Comento lo anterior porque cada que se promueven las obras del Tren Maya o del Aeropuerto de Tulum se agrega al final la palabra desarrollo.

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¿Cómo traerán más desarrollo?

¿A cuántos o a quienes traerán más desarrollo?

Considero que antes de emprender obras de esa naturaleza, independientemente de los sobrecostos, de la mala poca o nula planeación y de los conflictos sociales, ambientales, políticos y económicos que traen esas obras, el Estado debe atender los principales problemas de nuestra comunidad, entre los que sin duda están los de salud.

La salud, prioritaria para el desarrollo

Por ejemplo, Quintana Roo tiene el primer lugar a nivel nacional en casos de dengue. Teníamos hasta la tercera semana de agosto más de 2 mil 100 personas con dengue.

Algunos pueden decir, que las obras como el aeropuerto y el tren son de carácter federal, que no son realizadas por el Gobierno estatal; aún así considero que el presupuesto destinado a salud, los recursos humanos y materiales son los recursos que pueden permitir que una sociedad cuente con un mínimo de seguridad social, y por lo tanto pueda desarrollarse en otras esferas o rubros.

Sin acceso real a la salud, a servicios de salud, esto es a doctores y medicinas en su comunidad, aunque haya trenes y aeropuertos del bienestar, seguirá el malestar de la salud. En todo caso, contaremos con hospitales y clínicas del malestar.

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