Médicos no atendieron a primera víctima de Covid-19 en Chetumal

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David Acosta | R360

Chetumal.- Ingresó el 31 de marzo en la madrugada y falleció el 3 de abril por la noche. No recibió la atención adecuada pese a que se trató de un caso de coronavirus, médicos se negaron a brindarle atención y se puso en riesgo al personal que no contaba, con el equipo necesario de protección.

La víctima de Covid-19, un mecánico de 50 años, ingresó al Hospital General de Chetumal en estado de salud delicado, por ser caso sospechoso de coronavirus, el martes 31 de marzo por la madrugada. Pasó un día en un área de atención improvisada en el estacionamiento del nosocomio, por la parte de urgencias. 

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Pasó más de un día en ese espacio sin la atención médica adecuada, hasta que el 1 de abril por la tarde fue ordenado su traspaso al área de urgencias, por el médico en turno, cuando su estado de salud había empeorado. Sin embargo, el lugar no reunía las condiciones necesarias para el aislamiento del paciente, se exponía a enfermos y personal al contagio, aun así se hizo. 

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Posteriormente se determinó trasladarlo a un espacio improvisado de aislamiento en el área quirúrgica, un cubículo. Ahí se avisó al personal de enfermería que pasara por su kit de “protección” para atender al enfermo.  

Sin tomar en cuenta el riesgo, al paciente lo sacaron del área de urgencias únicamente con una mascarilla (N95), que por cierto, fue colocada de forma incorrecta, pues no hacía vacío. 

El médico a cargo se molestó cuando se le solicitó colocarle la caja de acrílico para evitar la propagación del virus y ordenó solo moverlo con la mascarilla, argumentando que no había necesidad de nada más.

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El paciente salió de urgencias y fue “paseado” por el estacionamiento, el área de hemodiálisis y pediatría. En este último lugar el enfermo se quitó la única mascarilla que tenía de protección porque se estaba asfixiando, no podía respirar. Por órdenes del médico se le volvió a colocar y se la volvió a quitar nuevamente, por la misma causa, cuando apenas ingresó al cubículo improvisado de aislamiento.

El personal, incluido el camillero, que trasladó al paciente, solo contaba con una mascarilla y algunos con uniforme quirúrgico, pero aun así, no era el equipo adecuado para evitar contagio.

Cuando la víctima ingresó al cubículo, el médico en turno ordenó apagar los climas y el calor era insoportable. Porque ello, según las autoridades médicas, evitaría que se disipe el virus.  

A la enfermera que estaba con el paciente en el interior del cubículo, ante el calor, rápidamente se le empañaron los googles de protección y al manifestar que no se podía trabajar, le ordenaron quitarse los goggles y trabajar solo con la careta, aunque ello implicó un alto riesgo.

La enfermera accedió, sin embargo se vio obligada, por voluntad propia, a ponerse de nuevo los goggles, porque el paciente no dejaba de toser, para ello tuvo que quitarse el gorro quirúrgico y la careta, de nuevo se puso en riesgo porque no se le permitía salir. 

Eran pasadas las 17 horas del 1 de abril y el paciente no recibió atención médica directa de ningún médico, todo quedó a cargo del personal de enfermería. Una internista y el médico en turno se negaron a brindar atención al enfermo. 

La víctima seguía empeorando, y en un momento, cuando su estado de salud puso en riesgo su vida, con gritos, el personal a cargo tuvo que pedir ayuda; solo un anestesiólogo se prestó, en única ocasión, para ayudar, y entubó al enfermo, pero luego se lo retiró.

Para hacer el entubado se requiere de la caja de acrílico y pese a que había una en el hospital, nunca se proporcionó, además al anestesiólogo se le empañaron los goggles por el calor que hacía al interior del cubículo y al puro tacto tuvo que hacer la intervención, pues no veía nada. 

Con la ayuda, el paciente quedó estabilizado, pero ya no tuvo atención de ningún médico. El personal de enfermería preguntó en reiteradas ocasiones qué médico se haría cargo y no hubo respuesta de ningún tipo, por lo que tuvo que colocar el ventilador al paciente, sin embargo su condición era grave, pues registró hasta 220 de TA (presión arterial) y 60 por ciento de saturación (oxigenación de la sangre).

Para las dos personas que estaban al cuidado del paciente, una afuera y una al interior del cubículo, la situación se puso peor, pues el paciente no controlaba sus evacuaciones y había que cambiarlo y retirar las sábanas con frecuencia. En una de las maniobras de la víctima, de alrededor de 70 kilogramos, y al ser dos mujeres las responsables del cuidado, se desprendió el tubo del ventilador y esparció todo el virus, ambas quedaron expuestas nuevamente.   

Hasta las 23:00 horas del 1 de abril, ningún médico revisó o dio medicamento alguno al paciente, desde que ingresó al Hospital General. Así transcurrieron las horas hasta que finalmente fue entubado por su condición crítica.

Al día siguiente, cerca de las 12:00 horas, la víctima agravó y había que hacerle una tomografía, pero ante la falta de un tubo de acrílico para traslado, fue llevado para la práctica del estudio al área respectiva, solamente con trapos con cloro encima, aunque en ese momento ya tenía afectados gravemente los pulmones. El traslado puso en riesgo todo el personal del hospital, porque el paciente fue atravesado de extremo a extremo.

Al paciente primero le fue diagnosticado síndrome de insuficiencia respiratoria, luego neumonía severa y posteriormente se confirmó Covid-19

El hombre, quien residía en la comunidad de Subteniente López, fue declarado muerto a las 22:27 horas del pasado 3 de abril. El historial clínico también arrojó que la complicación de salud fue por diabetes tipo II. 

Parte del personal expuesto al contagio fue puesto en aislamiento social, luego de que se obligó a las autoridades médicas a informar que se trató de una muerte por coronavirus. 

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Michel Muñoz
Graduado de la Universidad Claustro de Sor Juana en la Licenciatura en Comunicación Audiovisual.Ha colaborado en medios de noticias y entretenimiento, como Los Ángeles Press, Quinta Fuerza e Immo Magazine.Especialista en periodismo de investigación, videojuegos, música, cine y cultura pop.Colabora en Ruptura 360 como autor principal de la sección Periodismo de Servicio.

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