En México, la obesidad se ha convertido en un factor de riesgo significativo para el desarrollo de diversos tipos de cáncer en mujeres jóvenes, especialmente el cáncer de mama y el de endometrio.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2020-2023, el 41 por ciento de las mujeres adultas mexicanas presentan obesidad, superando el promedio nacional del 37.1 por ciento.
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El exceso de tejido adiposo en el cuerpo femenino puede alterar el equilibrio hormonal, aumentando la producción de estrógenos y otras sustancias que favorecen la proliferación de células tumorales. Alejandro Zentella Dehesa, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, señala que estas alteraciones metabólicas, junto con condiciones como la hipertensión y la resistencia a la insulina, incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de mama incluso antes de los 40 años.
Además, el cáncer de endometrio, anteriormente más común en mujeres mayores, ahora se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres jóvenes. Factores como la obesidad, la diabetes y la falta de embarazos contribuyen a este aumento.
La situación se agrava debido a que aproximadamente el 70 por ciento de las mujeres mexicanas buscan atención médica cuando el cáncer ya se encuentra en etapas avanzadas, lo que complica el tratamiento y reduce las tasas de supervivencia.
Buenos hábitos contra la obesidad

Especialistas enfatizan la importancia de adoptar estilos de vida saludables como medida preventiva. Se estima que hasta el 40 por ciento de los casos de cáncer podrían prevenirse mediante una alimentación equilibrada, ejercicio regular y evitando el consumo de alcohol y tabaco.
La creciente incidencia de cánceres relacionados con la obesidad en mujeres jóvenes mexicanas subraya la necesidad urgente de políticas públicas enfocadas en la prevención, educación y detección temprana para mitigar esta preocupante tendencia.
