CHETUMAL, QR.- La mañana del lunes, en las instalaciones de la Policía Estatal, hubo mucho dolor, llanto e impotencia entre familiares y policías rasos, en el último pase de lista, de cuerpo presente, del inspector José Antonio Archi Yama, asesinado por el Cártel Jalisco Nueva Generación en Cancún. Su comandante, con nombre de clave “Aquiles”, pero que es conocido como Alberto de Jesús Capella Ibarra, no asistió a darle el último adiós.

Archi Yama fue privado de su libertad el pasado jueves, en Cancún, donde tenía su residencia; fungía como enlace del Mando Único en el municipio de Solidaridad. Tras ser denunciada su desaparición se implementó un operativo de búsqueda con nulos resultados.

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Tres días después, el domingo, su cuerpo fue encontrado, decapitado, cerca de la base de la Policía Estatal en Cancún, y empezaron a circular en redes sociales fotos donde aparecía decapitado, posteriormente un video en el que se le ve con vida, acusando a Capella Ibarra y al gobernador Carlos Joaquín González, de recibir órdenes para limpiar la plaza para el cártel de “Los Rojos”.

Es mismo domingo, su cuerpo fue trasladado a Chetumal, donde fue velado en una funeraria local. Decenas de amigos, conocidos, compañeros y por supuesto familiares se dieron cita para darle el último adiós al inspector, quien era un elemento muy querido en las filas de la Policía Estatal.

A las nueve de la mañana del lunes se realizó una misa de cuerpo presente en la misma funeraria, a esa hora había más de un centenar de personas en el sitio. Muchas de ellas incrédulas de lo que ocurría.

El enojo y los comentarios se centraban en la forma vil en que fue asesinado y que por primera vez ocurre de esa forma en Quintana Roo, pero también se hablaba de la indefensión en la que se encuentran los agentes de seguridad que combaten directamente al crimen.

Capella también ausente del último adiós de jefe policíaco

Alrededor de las 10:00 horas el cortejo fúnebre se dirigió a las instalaciones de la Policía Estatal Preventiva (PEP), ubicada a unos 300 metros de la funeraria, en donde se había preparado una Ceremonia Luctuosa y último Pase de Lista.

El derrotero, que era encabezado por la carroza fúnebre, en el que participaron familiares, amigos, conocidos y compañeros, fue custodiado por al menos seis patrullas.

Pasaron unos 20 minutos y el cortejo fúnebre llegó a la PEP, en donde el féretro de color y madera de caoba fue bajado con la ayuda de seis policías estatales.  Al frente otro elemento cargaba una fotografía de Archi Yama en un cuadro de unos 25 centímetro cuadrados.

Detrás del féretro los familiares: la esposa, los dos hijos, el hermano gemelo y el hermano menor encabezaban la hilera de personas que asistieron a la Ceremonia Luctuosa.

En la plaza cívica de la PEP un pequeño escenario, una corona del personal de Recursos Humanos, un arreglo floral y una fotografía más grande de unos 80 centímetros de largo por 60 de ancho, además de más de 100 policías estatales que aguardaban la llegada del cuerpo para dar inicio al acto protocolario. Con el féretro llegaron más coronas y los asistentes tomaron lugar en un toldo colocado para el evento.

De inmediato se hizo la guardia y los honores respectivos de cuerpo presente. Posteriormente se dio un discurso en el que se resaltó el trabajo del inspector de 43 años de edad. Los sentimientos afloraron más al momento del pase de lista: “Inspector Archi Yama José Antonio” y todos los elementos presentes gritaron al unísono: “presente”, lo cual se repitió tres veces.

Se escucharon los llantos de la madre e hija del policía caído y se dispararon tres balas de salva; se entregó a los familiares la bandera de México colocada encima del féretro.

El protocolo también incluyó un último saludo policial por parte de las autoridades y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), en el que no estuvo presente Capella Ibarra. En su lugar, el comisionado Jorge Alejandro Ocampo Galindo, quien habló a su nombre y del propio gobernador Carlos Joaquín.

Al término de la ceremonia, el cortejo fúnebre continuó hasta el sitio donde el cuerpo sería cremado y posteriormente entregado a sus familiares.

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