CANCÚN, QR.- El Hotel Planet Hollywood Cancún ofrece a sus huéspedes la posibilidad de vacacionar como estrella de cine en Isla Blanca, ya que está inspirado en el glamour del séptimo arte estadounidense. Es el primer alojamiento en México operado bajo la marca propiedad de las luminarias Sylvester Stallone, Bruce Willis, Demi Moore y Arnold Schwarzenegger.

En contraste con los ambientes de ensueño en medio de la selva exuberante y los tonos turquesa del mar Caribe, que invitan a vivir una experiencia de fantasía, este inmueble ha sido escenario de terror para trabajadores que han sido torturados, desaparecidos o asesinados durante la etapa de edificación, según información de Connectas.

También te puede interesar: Quintana Roo, entre los que tienen cifras menos confiables de homicidios

La inauguración de este complejo hotelero de 898 habitaciones, cuya inversión alcanzó los 200 millones de dólares, estaba programada para el 15 de diciembre de 2020, sin embargo, se postergó unas semanas por el hallazgo de las osamentas de cuatro personas en un lote contiguo, en noviembre de 2020. Las identidades de las víctimas no se han dado a conocer oficialmente.

No es un caso aislado. El crimen organizado se ha infiltrado hasta los cimientos en la industria turística del Caribe mexicano, considerada el principal motor económico de la región, admiten autoridades, empresarios y trabajadores. La película que cada día viven quienes trabajan en la industria de la construcción hotelera de Cancún tiene un guión basado en extorsiones, torturas y desapariciones.

Catalonia, Atelier, Excellence, Majestic, Palladium, RIU Dunamar y RIU Beach Palace son alojamientos cuyas obras de construcción también fueron cooptadas por personas dedicadas a la extorsión y venta de drogas, coinciden los testimonios de ex obreros y un elemento de la Policía Ministerial de Investigación del estado, quien por seguridad pidió no revelar su identidad.

Durante una reunión con diputados de la Comisión de Justicia, el 15 de diciembre de 2020, el titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Óscar Montes de Oca Rosales, aseguró que la escalada de violencia en la entidad está directamente vinculada con los migrantes que se emplean en el sector de la construcción.

“De los homicidios (en Quintana Roo) –tanto victimarios como víctimas–, el 80 por ciento no son de aquí; todos vienen de estados aledaños y tienen que ver con el tema de la construcción. Ahí son captados y son llevados, primero, para auxiliar en el tema de la venta de drogas y, posteriormente, los convierten en sicarios”, afirmó Montes de Oca.

El 18 de junio de 2020, siete meses antes de la apertura oficial del Planet Hollywood Cancún, Ángel de la Cruz, un trabajador originario de Tabasco, fue llevado hacia un sótano aislado dentro del resort por un grupo criminal infiltrado en la obra de construcción.

Lo que se sabe es que lo golpearon y torturaron durante 12 horas, le robaron su pago semanal y el teléfono. Luego, lo liberaron. Era una advertencia para que Manolo, su patrón, pagara las cuotas forzadas que adeudaba al grupo criminal que había tomado la obra.

Represalias 

En caso de que Manolo se negara, habría represalias contra él o sus trabajadores, de acuerdo con lo que el mismo Ángel pudo narrar por teléfono a su familia en Tabasco, gracias a un celular que le prestaron.

La amenaza se concretó el 21 de julio y Ángel desapareció. De acuerdo con testimonios recabados por su padre, dos hombres encapuchados lo raptaron en su lugar de trabajo, a la vista de sus compañeros. Desde entonces lo buscan con desesperación.

En el Planet Hollywood, entre 2019 y 2020, también fueron desaparecidos:

  • William Ariel Llanes
  • Carlos de la Cruz
  • Juan Pablo Pech
  • Carlos Ramón López

Sin que hasta el momento las investigaciones hayan arrojado pistas sobre su paradero o de los responsables de su desaparición.

Por su parte, en las obras de construcción del hotel Catalonia fueron desaparecidos los obreros:

  • Jesús Moisés Gómez, de Yucatán
  • Laureano Méndez, de Tabasco

William Ariel es originario de Cancún. Trabajaba como obrero en el Planet Hollywood, de donde presuntamente fue desaparecido el 15 de septiembre de 2020. Entre los más de 100 fragmentos de huesos encontrados en noviembre, estaban sus restos, según le aseguró el fiscal a la madre de William, frente a la prensa y más familiares de personas desaparecidas.

La madre de William sostuvo que, de acuerdo con la información que le dio a la Fiscalía, la última ubicación del celular de la víctima se registró en Planet Hollywood, pero la empresa negó que el joven de 20 años de edad se hubiese presentado a trabajar ese día. La madre también señala que en la carpeta de investigación a la que han tenido acceso no figuran datos aportados por el resort.

La extorsión en las obras de construcción, el reclutamiento de trabajadores, su tortura, desaparición y homicidio, son parte de un esquema de operación de la delincuencia organizada que comenzó a ser identificado hace dos o tres años en Isla Blanca, ubicada dentro de la zona continental de Isla Mujeres; se extendió en Cancún y actualmente abarca la costa norte del estado, confirmó James Tobin Cunningham, miembro del Consejo Nacional de Seguridad (CNS).

Denuncias en Cancún

Tobin Cunningham, quien entre 2016 y 2017 encabezó la Asociación Mexicana de Propietarios Inmobiliarios (AMPI) en Cancún, dice que ha tenido conocimiento de 15 denuncias de compañías afectadas por el fenómeno, que involucran de 30 mil a 40 mil trabajadores.

El miedo –explica– es la principal razón para que este esquema extorsivo sea el delito menos denunciado y, por tanto, el que presenta la mayor cifra negra: por cada caso hay 99 que no se denuncian.

Isla Blanca, una franja costera de 22 kilómetros al norte de Cancún, es el epicentro del problema. Llamada a ser “la nueva zona hotelera de Cancún”, aquí se proyecta la construcción de 29 mil 400 cuartos de hotel, según el Plan Parcial de Desarrollo Urbano. Sin embargo, ahí, además de las desapariciones de trabajadores de la construcción, existen reportes de ejecuciones violentas en agravio de este sector.

El 14 enero de 2020 un guardia de seguridad del hotel RIU Dunamar fue asesinado a balazos frente a las obras de este complejo turístico de 754 habitaciones, ubicado en la fracción de Costa Mujeres.

Al día siguiente se reportó el hallazgo de un cuerpo sobre la carretera, afuera del hotel Planet Hollywood, que se encontraba en obra negra. La víctima estaba postrada sobre un charco de su propia sangre.

Síguenos en Google Noticias desde tu celular para estar siempre al día

Ocho meses después se localizó otro cuerpo sin vida sobre la banqueta, frente a las instalaciones del hotel Catalonia, a un costado del Planet Hollywood. La víctima no portaba identificaciones, por lo que se desconoce si se trataba de un trabajador.

El pasado 27 de enero, un albañil identificado como Eduardo fue torturado en el interior de la construcción del hotel RIU y después tirado en un área verde aledaña. Al atender el reporte, personal de la Secretaría de Seguridad Pública detuvo a una persona identificada como Luis Francisco N, quien en su celular tenía imágenes de la tortura.

Crimen organizado en Cancún

¿Quién podría estar detrás de este escenario de violencia? Un diagnóstico en materia de seguridad, elaborado por Lantia Consultores, que nutrió el Plan Estatal de Desarrollo del gobierno liderado por Carlos Joaquín González, en 2016, ubicó la operación de dos grandes grupos de delincuencia organizada en el estado:

  • El Cártel del Pacífico
  • Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)

Con presencia en Cancún y Chetumal, dedicados al tráfico de drogas, personas, mercancías, la extorsión y el secuestro.

Modus operandi

El patrón de extorsión es similar en todas las obras donde se reporta presencia de personas ligadas a grupos criminales: trabajar tiene un costo o hay “tablazo”, un método de tortura en el que se utilizan pedazos de madera para golpear el cuerpo de la víctima con el fin de infringirle dolor extremo. Si no se atiende el primer llamado, la tortura escala o culmina en asesinato, coinciden las versiones de diferentes ex trabajadores de obra entrevistados para esta investigación.

Todos los empleados tienen que pagar derecho de piso:

  • Ingenieros
  • Arquitectos
  • Jefes de obra
  • Albañiles
  • Electricistas
  • Plomeros
  • Ayudantes
  • Vendedores ambulantes
  • Trabajadores del transporte público

El cobro varía, según el cargo y la obra en la que se labora. Por lo general, el derecho de piso se paga “el día de raya”, es decir, los sábados, días en que los patrones le dan su salario a los obreros, después de la jornada laboral. Dicho cobro es obligatorio y puede ser por dos vías:

  • Una cuota semanal de aproximadamente 25 dólares (500 MXN)
  • Dosis de marihuana que el empleado debe pagar de manera forzada

“René” pagaba al narco unos 75 dólares a la semana (1,500 MXN), una tercera parte de su sueldo, por 10 bolsitas de marihuana que le obligaban a adquirir. Él es un obrero que trabajó en los hoteles Catalonia, Majestic y Planet Hollywood. Su nombre, así como el de todos los nombres de los trabajadores entrevistados en este trabajo periodístico, han sido cambiados para no poner en riesgo su integridad.

Zona de tortura

“No puedes quedar a deber lo que es la droga, no puedes quedar a deber nada. Por decir, si no pagaste el sábado, llegas el lunes y ya te están esperando. Te llevan a la oficina y ahí te están verguian…”, agrega el ex empleado originario de Tabasco.

La “oficina” es el lugar de cada obra donde se guarda toda la herramienta. Comúnmente, ese cuarto sirve para golpear a los empleados que no se alinean.

El “ingeniero”, como llaman a su patrón directo, tiene que dar una cuota adicional a la que paga cada obrero. Si no da ese pago, la primera advertencia es golpear a uno o varios de sus trabajadores, como ocurrió con Ángel de la Cruz.

El sector de la construcción emplea alrededor de 74 mil trabajadores, según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) del estado. La mitad se ubica en Cancún y su zona conurbada de Isla Blanca. Cada obra en los resorts de gran dimensión, con superficies de hasta 40 hectáreas, alberga en promedio 800 empleados.

En el caso de Planet Hollywood, por ejemplo, la empresa promovente CM Hotel describió en su solicitud de permisos ambientales que para las fases de preparación del terreno y de la edificación requerirían de 213 albañiles, 333 ayudantes generales, 100 carpinteros, 46 fierreros, 41 eléctricos, 41 plomeros y 18 personas para seguridad, que sumaban 881 empleados. Mezclados con este ejército de trabajadores de la construcción se encuentran los hampones. Al poco tiempo de incorporarse a la obra, todos los trabajadores saben quiénes son.

Durante sus primeros días de trabajo, “Jacinto” no supo ni sospechó nada. “De repente”, vio que entraba gente que no laboraba, pero que ofrecía “pase” (dosis de droga) a los trabajadores:

  • Marihuana
  • Cocaína
  • Cristal

Control en las obras en Cancún

Los criminales llevan el control de la asistencia y de cuánto gana cada obrero por semana, como si fueran el área de Recursos Humanos. El ambiente laboral es hostil. Aunque “Jacinto” ya había trabajado en obras de construcción, confiesa que nunca había visto algo similar. El vendedor les ofrece drogas todo el día. La situación empeora si, además de la cuota semanal, los obreros se endeudan para poder consumir.

“Jacinto” es originario del norte del país. Viajó a Cancún antes del inicio de la pandemia, en febrero de 2020, y se quedó sin empleo a un mes de haberse instalado. La urgencia de ingresos lo llevó a emplearse en el sector de la construcción. Así llegó al Planet Hollywood. Como pintor, ganaba por destajo, dependiendo de cuántos metros hiciera por día. Su pago variaba entre los 150 (3,000 MXN) y 200 dólares (4,000 MXN) semanales.

Los trabajadores se enfrentan a un dilema porque, aunque el “ingeniero” no les pague, ellos sí tienen que pagar cuota a los criminales. “Si no te paga el ingeniero, que diga ‘no tengo dinero’, tú tienes que llevar de a fuerzas lo de la cuota; esa es de a huev… Si no, una tabliza”.

El consejero James Tobin sostiene que los delincuentes identifican las obras cuando recién inician; buscan a los “ingenieros” o responsables de toda la obra, también a los contratistas. Luego, investigan sus datos personales, ubican su residencia, a su familia y después los abordan.

En algunos casos, como el “ingeniero” también paga cuota, tiene acceso a “favores” por parte del crimen organizado, por ejemplo, si un empleado se revela a sus órdenes, lo puede mandar tablear. “Jacinto” asegura que los integrantes de la delincuencia organizada además tienen carta libre para violar mujeres trabajadoras, quienes ya no regresan después de esas agresiones.

Forzados a vender drogas

“Manuel”, quien trabaja en una constructora en el área de documentación fotográfica, relata que resulta prácticamente imposible escabullirse para no pagar cuota, aun cuando las labores no estén directamente relacionadas con la construcción.

Durante la etapa de edificación, el grupo criminal se fortalece. De acuerdo con los testimonios, los obreros son coaccionados o forzados a vender droga o los convierten en sicarios. “Hay mucho morrillo que dice ‘no pues de que me estén fregando, mejor me hago de su lado”’, cuenta “Jacinto”.

Al concluir la obra, Tobin piensa que es posible que estos grupos delincuenciales se queden en la zona de playa, operando negocios como camas de masaje, venta de puros o renta de sombrillas. Así disfrazan la venta de drogas a turistas.

También te interesa: Contingencia sanitaria deja en el “limbo” los viajes de negocios

El 15 de marzo de 2021, la FGE informó sobre la detención de tres sujetos identificados como Marcos, Martín y Carlos, relacionados con delitos de extorsión y posesión, tráfico y venta de drogas en construcciones hoteleras de Cancún, confirmó la institución en un comunicado. Los detenidos realizaban acciones de cobro de piso, intimidación y tráfico de drogas, similares al esquema anteriormente descrito.


Esta investigación periodística fue publicada por Ruptura 360 el 15 de abril de 2021, y fue realizada por Adriana Varillas | Alejandro Castro | Eric Galindo | Cecilia Suárez
Fue publicada con el consentimiento de Alejandro Castro, uno de sus autores, con la  petición de publicar al inicio del texto el logotipo de Connectas.  

Banner Google News