Mara Lezama está a poca distancia del umbral que la separa de entre lo cotidiano y lo histórico. Será la primera mujer en gobernar Quintana Roo desde que en 1975, el primer gobernador del estado libre y soberano, Jesús Martínez Ross, se sentó en la silla del Palacio de Gobierno en Chetumal.

Mara romperá con la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) (incluido el neopanista, pero también ex priista, Carlos Joaquín González), que bajo sus siglas gobernó la entidad por 47 años, más 40 años de gobierno tricolor contados desde 1935, con el gobernador del territorio federal de Quintana Roo, Rafael E. Melgar, emanado del abuelo del PRI, el PNR.

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De la mano de los electores quintanarroenses, Mara, sin pasado partidista, pero de la mano del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) pondrá un alto a 87 años de regímenes priistas y se convertirá en el primer gobierno real de oposición, en el primer gobierno de izquierda, arropado por la ideología de la Cuarta Transformación.

La simpatía que hoy tiene Mara, se nota en sus 21 días de campaña, en los que ha recorrido los 11 municipios de Quintana Roo, en la mayoría, hasta en dos ocasiones, con sendos mítines en los que ha llevado el mensaje de lo que será su plataforma de gobierno: no más gobiernos ricos con un pueblo pobre, el postulado más fuerte de Morena que entraña el rompimiento con la desigualdad y la implantación de un gobierno eficaz y honesto.

Es una extensión del mensaje que fue eje de la campaña del Presidente Andrés Manuel López Obrador y que sin duda es la expresión de una ruptura con el actual modelo económico, político y hasta cultural: el neoliberalismo.

En la narrativa de los comunicados de prensa de la candidata de la coalición Juntos Hacemos Historia en Quintana Roo se aprecia el contenido social de lo que será sin duda un distanciamiento con el modelo que el priismo primero y después el neopanismo con su aliado el PRD, se encargó de instaurar. Un modelo que profundizó los contrastes en nuestra sociedad.

Los candidatos a diputados por Morena y sus aliados, también extienden el contenido social de los postulados de la Cuarta Transformación, en una estrategia que garantizará sin duda amplios beneficios para los quintanarroenses.

Mara, un fenómeno social

En los distintos mítines que ha tenido Mara Lezama en sus actos proselitistas, ha surgido un fenómeno que pareciera asunto menor, incuso trivial, pero que ejemplifica la popularidad de la alcaldesa de Benito Juárez con licencia: las filas para tomarse la foto con ella.

Es una popularidad ganada a pulso, primero como gestora de la gente desde los medios de comunicación en los que trabajó por años, después, como alcaldesa en el municipio más importante en términos turísticos en México.

Roberto Borge ha sido el gobernador más acercado al fenómeno de las redes sociales, las cuales usó de forma vil para tratar de anular a sus críticos y a sus adversarios; con Mara, las redes sociales están adquiriendo otra dimensión, sobre todo, de pulso y de cercanía con la gente.

Al margen de los mal intencionados mensajes en redes sociales, muestra de una expresión de un régimen que se niega a morir y que quieren hacer ver a una Mara lejos del morenismo y hasta déspota, el apoyo que tiene la comunicadora demuestra una base social real. Los altos números de las principales encuestadoras así lo reflejan.

En cambio, la oposición, con sus candidatos y candidatas de papel, cada vez se desdibujan y no pueden quitarse en tufo neoliberal de los partidos que los impulsan. Su base social es mínima, por no decir, invisible.

Hay puntos que sin embargo la candidata y próxima gobernadora debe cuidar, y que sin duda no son asunto menor.

El acercamiento de figuras del pasado, seducidas por el poder más que por el compromiso de un gobierno cercano al pueblo, rondan sus diferentes equipos.

En la área de comunicación y prensa, por ejemplo, la presencia de personas ligadas al ex vocero de Roberto Borge Angulo, Rangel Rosado, no abonan nada en su campaña y en cambio generan cierta desconfianza en las decisiones de la candidata.

No es que deba complacer a medios de comunicación, pero tener como colaboradores a personas que entienden la política de una forma distinta a la Cuarta Transformación, no abona en nada al buen paso de la campaña. Es el privilegio de un estadista en ciernes corregir a tiempo.

Faltan 42 días para el 5 de junio y con los ajustes que realice Mara en su equipo de campaña, con las encuestas que la ubican en más de dos a uno sobre su más cercana adversaria, la candidata de la esperanza está a un paso de sellar su compromiso con la historia de Quintana Roo.

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