Un incendio se llevó a sus hijas y un infarto, a su esposo

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Luis Fernando Salas | R360

– Mis hijas, saquen a mis hijas…

Así gritaba María Luisa a los rescatistas que sabía que sus dos únicas hijas habían quedado atrapadas en el segundo nivel de la casa, hasta donde llegó el voraz fuego para reclamar sus vidas.

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Mientras era trasladada a un hospital, con sus 64 años a cuesta, María Luisa suplicaba a los paramédicos de la Cruz Roja de Cancún y bomberos que le salvaran la vida a sus familiares.

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En la casa, los rescatistas llegaron al segundo nivel; las mujeres, de entre 40 y 45 años, estaban inconscientes debajo de la cama, no pudieron salir por las llamas que habían cubierto toda la planta baja y se habían refugiado en ese lugar para salvar sus vidas.

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Los brazos de los rescatistas parecían palancas: con un movimiento rápido retiraron la cama del lugar, vieron que no respiraban, habían inhalado grandes cantidades de humo, entonces los socorristas se dividieron para aplicarles la Resucitación Cardiopulmonar (RCP).

Paso a paso siguieron los protocolos que se usan en estos casos de emergencia, el objetivo era tratar de sacar del cuadro de inconsciencia a las víctimas de la tragedia y durante un lapso de diez minutos estuvieron ejerciendo presión en el pecho de cada cuerpo.

De forma paralela a la acción de los socorristas, la ambulancia que trasladaba a María Luisa llegaba al hospital sin saber qué había sucedido con sus dos hijas en el incendio que desencadenó una estela de muerte durante la madrugada del jueves pasado en la casa 53, lote 1, manzana 19, de la Supermanzana 213, en el fraccionamiento Gran Alejandría a la altura de la avenida 20 de Noviembre. Los socorristas al final no lograron salvar a las dos mujeres.

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Como si se tratara de una maldición, la tragedia ronda a la familia Loría.

Hacía un mes, el esposo de la señora María Luisa había fallecido de un fulminante ataque al corazón, según recuerda una estilista que le corta el cabello a la mujer de la tercera edad, originaria de Yucatán.

Una de las hijas de María Luisa vivía en Mérida, Yucatán. Hace un año que se había separado de su esposo y ahora era madre soltera; ir a visitarla y cuidar a sus nietos María Luisa lo tomaba como terapia, para salir de la depresión en la que se encontraba por la muerte de su marido.

– Quisiera estar con mi esposo, le comentó a la estilista mientras le cortaba el cabello, pero después cambió su pensamiento: “mis hijas me necesitan”.

La madre de familia le había sugerido e insistido a su hija que vivía en Cancún, que se fuera a vivir a Mérida, donde ella estaba, porque solo le traía recuerdos nostálgicos vivir en la misma casa que compartió con su esposo.

La casa incendiada
La casa incendiada en el residencial Gran Alejandría.

Una semana antes de la tragedia, María Luisa llegó a Cancún para estar un tiempo con su hija y hace unos días la alcanzó su otra hija de Mérida. Iban a pasar el fin de semana las tres juntas en Cancún.

Eran las 2:58 horas del jueves, cuando se reportó un incendio al 911. Vecinos alertaron a las autoridades de seguridad y rescate; cuando llegaron al lugar los vidrios de ventanas y puertas habían estallado, fue cuestión de minutos para que controlaran el fuego.

A las 6 de la mañana, los criminalistas terminaron de procesar el lugar y levantar los cuerpos de las dos hermanas, solo quedaban atrás los escombros de la tragedia y la duda de si el incendio fue por la sobrecarga en una toma de corriente o por una veladora en el altar del difunto esposo de María Luisa.

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Staff
El editor que cura contenidos para Ruptura 360, provenientes de comunicados oficiales o del monitoreo de medios. Tiene experiencia en periodismo y no es una persona, sino varias personas que asumen que los contenidos que curan no son de su autoría.

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