CIUDAD DE MÉXICO.- Florian Tudor, líder de la Banda de la Riviera Maya, pareciera ser un delincuente de talla menor si se compara con los líderes del narcotráfico; sin embargo, podría estar al mismo nivel de los capos de la droga al ganar millones de dólares con la clonación de tarjetas en Quintana Roo.

Al menos, así lo ve Eduardo Guerrero Gutiérrez, columnista de El Financiero, quien dijo que el líder de la mafia rumana no ha sido arrestado, por una posible red de cómplices que tiene dentro de las instituciones estatales. Además, de la corrupción que impera en la Fiscalía General de la República.

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Florian Tudor se vende como una víctima más del sistema de justicia mexicano, a pesar de ser un estafador profesional, buscado por las autoridades de su país, escribe Guerrero Gutiérrez.

Florian Tudor, “una blanca paloma”

Hace unos días, Tudor logró que lo recibiera la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, Rosa Icela Rodríguez. También, desde la comodidad de su hogar concedió una entrevista para Radio Fórmula, donde expuso una serie de denuncias contra distintos funcionarios. Tudor hizo referencia a una serie de robos, excesos y amenazas que ocurrieron durante un cateo que la FGR hizo en su domicilio en 2019.

Al parecer, su intención es generar empatía entre los mexicanos, quienes conocen de primera mano los abusos de las autoridades del Ministerio Público, por lo que la narrativa de Tudor es perfectamente creíble.

Incluso, “la propia Fiscalía de Asuntos Internos de la FGR parece corroborar que estos señalamientos son, al menos en parte, ciertos. Tudor sabe bien que muchos mexicanos podrán identificarse con él en su condición de víctima frente a esos atropellos”, detalla Guerrero.

Para el periodista de El Financiero, Tudor no tiene una orden de arresto en su contra, debido, en parte, a la corrupción y falta de capacidades de la FGR, así como la red de contactos y complicidades que construyó a lo largo de los años, y que podría poner en aprietos a altos funcionarios de instituciones de seguridad y procuración de justicia. Tudor ha reconocido, que tiene el hábito de grabar sus conversaciones, por lo que, probablemente, nadie se atreva a actuar en su contra.

La inoperancia de las autoridades mexicanas y la impunidad que hay sobre Florian Tudor, abren la puerta para que delincuentes internacionales entren al país a desarrollar sus actividades delictivas, a sabiendas de que podrían ser intocables, al igual que las grandes organizaciones del narcotráfico.

Con información de El Financiero.

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