Juventud robada

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Jazmín Ramos | R360

(Primera de dos partes)

CANCÚN, QRoo.- Robos, lesiones, homicidio, y narcomenudeo son los delitos más comunes cometidos por adolescentes y jóvenes en Quintana Roo, lo que ubica a este sector de la población como los más vulnerables a involucrarse con la delincuencia organizada, al grado de que el mayor número de ejecuciones de los últimos dos años fueron víctimas entre los 16 a 35 años.

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Cifras de la  Comisión Interamericana de Derechos Humanos y del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales del Inegi, muestran que la entidad se encuentra entre las cuatro jurisdicciones del país con el mayor número de delincuentes juveniles, registrando un incremento del 36% de denuncias, donde se involucra a este segmento.

Al respecto, la presidenta de la Red por la Equidad y Derechos Humanos en Quintana Roo, Rosa María Márquez Pérez, explicó que el hecho de que los adolescentes y jóvenes sean un imán para las organizaciones delictivas radica en que desafían condiciones de desventaja ante un entorno hostil plagado de violencia, problemas sociales y una marcada pobreza.

La falta de oportunidades de desarrollo para este sector afecta todo el país, no solo a Quintana Roo, pero ciertos factores característicos del estado han propiciado que vayan en ascenso y se coloque entre los primero lugares de adolescentes y jóvenes con mayor incidencia delictiva.

De entrada, dijo, la convivencia familiar está desarticulada debido a la dinámica laboral que se tiene en el estado, no hay esa supervisión de los padres a los hijos, por los horarios tan variables, entonces los menores se encuentran gran parte del tiempo solos, después de la escuela.

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A esto, mencionó, se suma el hecho de que viven en zonas con rezagos en infraestructura urbana y social, entonces al salir a socializar encuentran a sus pares en las mismas condiciones, de tal suerte que al no tener espacios para su desarrollo y al carecer de valores se convierten en un blanco fácil de la delincuencia organizada.

Señaló que también hay un abandono gubernamental, es decir la políticas públicas enfocadas a la juventud son prácticamente nulas, no hay un trabajo transversal que implique impulsar su desarrollo de forma integral partiendo de tres rubros básicos: educación, salud y seguridad.

Bajo este contexto, datos del Instituto Mexicano de la Juventud y del Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (MCS- ENIGH), revelan que el 65% de los jóvenes sufre de algún tipo de carencias: afectiva, económica, patrimonial, educativa y acceso a la salud, limitando su desarrollo.

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En el caso de Quintana Roo, el 45% de la población es joven con rango de edades que van de lo 12 a los 35 años, lo que significa que existe un bono demográfico que representa la oportunidad para estimular el capital humano, pero lejos de ello, este sector se enfrentan dificultades para el acceso a la educación e insertarse al mercado laboral.

El cotejo además muestra que los adolescentes y jóvenes carecen de formación, así como habilidades para su desarrollo personal, tienen escasa educación sexual y reproductiva que los conduce a una mayor incidencia de embarazos, de ahí que Quintana Roo se ubique entre los primeros lugares de padres adolescentes.

También, las adicciones golpea a este sector, tan es así que la entidad ocupa el segundo lugar a nivel nacional de jóvenes con problemas en el consumo de estupefacientes, con base a la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, en la que cita que las edades de inicio al consumo bajó de 14 a 12 años, siendo la mariguana lo que más se consume.

Estos factores, consideró, Alejandro Madrid Irueste, coordinador de la Escuela de Psicología de la Universidad Anáhuac de Cancún, vulnera a los jóvenes sobre todo si no cuentan con la supervisión de los padres, pieza clave en el desarrollo de los menores y en Quintana Roo es común la desintegración familiar.

Al no existir una relación de convivencia con los padres y al no contar con una familia extendida (abuelos, tíos y primos) por el tema de la migración, los adolescentes y jóvenes que están en proceso de construir su identidad toman referencias equivocadas, exponiéndose a la violencia y a la delincuencia.

Mencionó que si se tuvieran ambientes familiares sólidos, los adolescente y jóvenes tomarían mejores decisiones a la hora de buscar su identidad, así como su sentido de pertenencia.

“Por lo general los menores buscan actividades de pertenencia, ya que están en ese proceso de construir su identidad, por ello es importante la participación de la familia y obviamente se requiere políticas públicas dirigidas a un  desarrollo integral, pero en ambos pilares hay fallas, entonces se requiere un participación mutua”.

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Staff
El editor que cura contenidos para Ruptura 360, provenientes de comunicados oficiales o del monitoreo de medios. Tiene experiencia en periodismo y no es una persona, sino varias personas que asumen que los contenidos que curan no son de su autoría.

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