Desde la llegada del siglo XXI, los medios y las redes sociales han atravesado por una revolución tecnológica que ha cambiado totalmente la forma en cómo son hechos los mensajes, pero, sobre todo, la forma en cómo los recibimos y compartimos nuestras opiniones. Actualmente en un mundo tan polarizado y donde la polémica está a la orden del día, la política se ha convertido en un tema cada vez más difícil de tocar.

Es probable que la industria del entretenimiento como el cine, televisión y música es la que posee una relación más evidente con los temas políticos, y que a larga se han acabado por aceptar. Sin embargo, a la hora de referirnos a los videojuegos todo se vuelve distinto, y esto se evidencia en los medios de comunicación y en las redes sociales normalmente.

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Aún así, para entender realmente cómo funciona esta industria y su relación con la política es necesario colocar las cartas sobre la mesa y pensar con la cabeza fría.

Un debate recurrente

Dentro de la comunidad de jugadores hay temas que tienden a encender las alarmas debido a los tintes políticos que pueda tener y esto se debe principalmente porque no existe una opinión con la que todos estén de acuerdo o satisfechos. Es así como una parte de la comunidad considera que la política dentro de esta industria no debería estar debido a que es “meramente para el entretenimiento y no debe tener relación con ello”.

Ahora bien, actualmente el contexto sociopolítico a nivel mundial es delicado con el auge de movimientos sociales que buscan integrarse en las agendas políticas de los gobiernos de diversos países. Si bien esto no es algo necesariamente malo en todas las situaciones, el descontento o inconformismo de muchos se puede conocer gracias a las redes sociales. Estos movimientos sociales han influenciado muchos contenidos actuales, incluyendo a los videojuegos, por lo que este disgusto también se traslada en su contra.

Estos temas se retoman cada cierto tiempo, y es normalmente con la salida de grandes juegos que las opiniones se hagan notar por todas partes intentando formar un debate, pero que eventualmente es inevitable caer en una batalla campal. Es entonces cuando vale la pena en un periodo de relativa calma el sentarse a ver objetivamente que es lo que sucede con la política en este sector.

¿Cómo entendemos la política en los videojuegos?

Primeramente, es necesario destacar un punto importante: La política es algo que influye el comportamiento de la sociedad, sea directa o indirectamente, y esto se debe en una gran parte a la inmensa cantidad de información que vemos, leemos y escuchamos diariamente gracias al internet, por lo que la manera de pensar o la perspectiva de las personas puede verse influenciada en una mayor o menor medida por estas cosas.

De esta forma, hay que destacar que existe un error dentro de este debate que yace en el mal uso del término “agenda política” debido a que su definición ha sido tergiversada durante los últimos años.

Una agenda política según Zuluaga (1993) es cuando partidos o gobiernos toman temas de interés y deben ser cumplidos por el Estado, que pueden ser punibles de no hacerlo. Entonces, si no vemos directamente a un Estado influyendo en los videojuegos, no podemos decir que existe una agenda política propiamente dicha en estos.

Por otro lado, sí existen los movimientos sociales (o políticos) que buscan incluir sus intereses en las agendas políticas,. Este es el caso por ejemplo de los movimientos por la causa feminista, LGBT+ e incluso quienes luchan contra el racismo; temas que han sido altamente controversiales en la última década y que se han hecho notar cada vez más. Esto ha conllevado a que se tome en cuenta que es lo “políticamente correcto” en muchas cosas que antes no se cuestionaban.

Sumado a esto, un gran problema existente es que debido a esta gran presencia que tiene la política en la vida diaria se acabe considerando que todo es “inherentemente político”, otra cosa que es errónea debido a que no todos los mensajes están hechos con el fin de transmitir una ideología, por lo que la lógica y razonamiento crítico de una persona tiene que estar presente para discernir cuando un mensaje tiene o no estas intenciones.

Temas que polarizan

El debate sobre la política dentro de los videojuegos tiende aparecer sobre todo cuando va de acuerdo con estos movimientos sociales, es así como podemos ver situaciones como la reciente con God of War: Ragnarok al presentar Angrboda con un tono de piel distinta y a Thor fuera su apariencia heroica a la cual estamos acostumbrados, aun cuando han declarado que la saga está inspirada en la mitología nórdica y no es una adaptación propiamente, pero esto no evitaría que el caos se desatara entre quienes querían una fidelidad histórica y quienes respetaban la decisión del estudio.

Y esto es algo que se repite en numerosas ocasiones con diferentes títulos: The Last of Us: Part II presentando a Abby con un cuerpo masculino y Ellie siendo lesbiana; el tráiler de Horizon Forbideen West presentando a una Aloy “gorda”; la sexualización de Jill en Resident Evil 2 hace años y su cambio de vestuario en el remake; la violencia presente en Mortal Kombat; y una larga lista más que acaba incluyendo los puntos antes mencionados, los cuales despiertan el descontento de un sector y haciendo que otro salga en su defensa.

La politica y su incomoda relación con los videojuegos
Personajes adaptados al juego que no era lo que la comunidad esperaba (Cortesía: Nerd connection)

Estos son solo algunos de los motivos por los que las redes sociales tienden a arder con los temas políticos, argumentando que “se está forzando una agenda progresista dentro de ellos” y que ahora los videojuegos persiguen estos intereses sociales solo para quedar bien con ciertos grupos, arruinando la experiencia de gran parte de la comunidad. Pero, si la comunidad de jugadores ha crecido exponencialmente los últimos años, ¿cómo es posible satisfacerlos a todos?

Existe un gran abanico de temas que acaban siendo motivo de peleas dentro de la comunidad, porque inclusive, aunque se asuma un punto medio en lo que respecta a la política, es imposible conseguir que un producto le puede gustar a todos, y mucho menos controlar la interpretación de una historia, lo que conlleva a discusiones en las que el respeto desaparece por completo.

La hipocresía de la comunidad

Ahora bien, temas como lo son la raza, la sexualidad o inclusive el feminismo y la violencia son abiertamente criticados dentro del mundo de los videojuegos, principalmente cuando están mal implementados o no aportan nada a la trama, véase el caso de Battlefield V que desearon incluir mujeres en la Segunda Guerra Mundial cuando “no existe esta fidelidad histórica”, o inclusive cuando las quejas porque no habían hombres blancos en The Witcher 3. Quejas de esto hay miles y se hacen notar.

Añadido a esto, hay temas inclusive que pueden ser mucho más serios y polémicos por los cuales tampoco se dice mucho, véase el caso de los intereses geopolíticos en juegos que ejemplifican la guerra como Call of Duty o Ghost Reacon cuando nos presentan esta visión en la que las potencias de Occidente siempre se encuentran en lo correcto frente a los “villanos” —comúnmente los de Oriente— y pueden hacer todo para defendernos de ellos ya que es necesario detenerlos. Si bien estas franquicias son tomadas como exageradas y cinematográficas, los intereses políticos están allí presentes también.

Sin embargo, juegos como Civilization en los que se trata la política directamente, no presentan un problema en absoluto; en el caso de las mujeres es posible mencionar Control o Detroid: Become Human, los que tienen protagonistas mujeres; e inclusive Night in the Woods que abraza plenamente una critica social sobre problemas que se hacen presentes en el mundo actual.

No es que los jugadores no sean conscientes de que la política está dentro de los videojuegos, sino que esto sucede cuando estos pequeños grupos de jugadores (porque generalizar sería un error) saltan insatisfechos porque realizaron cambios que, según ellos, “incluyen forzosamente intereses políticos” para justificar de que algo no les gusta.

Por este mismo motivo es que ejemplifico con casos similares en los que no siempre se arma un gran drama por ello y se ejemplifica perfectamente cómo para algunas personas no se levanta un dedo, pero para otras, salen con rastrillos y antorchas.

Las contradicciones de la industria

Hay una parte contradictoria dentro de la industria que está perfectamente ejemplificada en una compañia: Ubisoft. Cuando Alf Condelius, jefe de Ubisoft Massive, en 2018 dijo a Games Industry que ser abiertamente políticos “no era bueno para el negocio”. Esta postura terminó siendo aplastada en 2019 con la salida de The Division 2, que busca  derrocar a un gobierno tirano y corrupto de los Estados Unidos en un futuro cercano, un mensaje para nada político.

Ante esta situación, el CEO de Ubisoft, Yves Guillemot, dijo a The Guardian que “proporcionaban herramientas para que los jugadores pensaran desde otra perspectiva” y reafirmando su posición neutral con respecto a la política. Una postura que cae nuevamente al mencionar otros de sus juegos como Ghost Reacon: Wildlands o Far Cry 5; quizá siendo mucho más evidente en su juego más reciente, Far Cry 6, basado en un dictador corrupto inspirado en situaciones como las que viven Cuba y Venezuela; y pare de contar.

Este caso no es el único presente en la industria del videojuego, y por más que no sea hablado normalmente en público debido a lo controversial del tema, es una realidad que en numerosos títulos puede existir —o no— un mensaje político que por lo menos plantean un punto de vista crítico ante algo que esté sucediendo.

Cuestión de interpretación

Ahora bien, quizá el punto más importante para comprender el porqué el tema de la política dentro de los videojuegos es algo tan controversial se debe principalmente a esto: la perspectiva e interpretación que tiene cada persona a la hora de jugar un título.

El proceso creativo para crear y transmitir un mensaje a través de un videojuego es muy complejo, y probablemente los únicos quienes conozcan la totalidad de esto sea el equipo a cargo, desarrollando una experiencia que los jugadores puedan disfrutar por su cuenta.

Es en este punto es que empiezan los problemas, ya que si el mensaje que se desea transmitir solo tiene al videojuego como medio para transmitirse, es casi imposible conocer cómo será interpretado por cada persona debido a su elemento interactivo. De esta manera es que surgen reseñas, análisis e incluso teorías sobre estos juegos, y que nacen justamente de la interpretación subjetiva de cada quien con base en elementos presentados en el juego, los cuales pueden estar lejos o cerca de lo que realmente se quería transmitir.

Si bien la interpretación de un videojuego es algo subjetivo, normalmente al leer la visión de un crítico o analista sobre éste se llega a tomar como una verdad absoluta sin cuestionarla, lo que deja entrever la “ciega confianza” que se tiene en éstos, ya que sin una confirmación directa del director del juego, es imposible comprobar que éstas sean algo verídico.

Es necesario comprender que el análisis y perspectiva de un videojuego siempre podría estar errado. Existen casos en que sus desarrolladores confirmen o nieguen esto; otros que prefieren dejarlo abierto a la interpretación y luego los que simplemente nunca responderán.

A la hora de jugar es necesario poder discernir qué es lo que se desea transmitir en la trama y no simplemente atribuirle cosas que no son y por ende puedan arruinar la experiencia.

¿Es necesario incluir la política?

La situación que está atravesando la sociedad durante los últimos años ha hecho mucho más visible este tipo de situaciones. ¿Existen empresas que desean explotar estos movimientos sociales para conseguir beneficios? Claro que sí; ¿se ha sobreexagerado el tema de la política por parte de algunos medios y la comunidad? Totalmente. El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa, por lo que la perspectiva que tengamos ante los videojuegos siempre podrá ser distinta y dará pie al debate, pero esto tampoco es motivo para buscar gigantes en donde solo hay molinos.

De manera general, la política siempre ha estado presente en los videojuegos, y esto no es porque necesariamente sea la intención de un desarrollador, sino es por la simple razón de que quienes lo crean son seres humanos que, como todos, estamos constantemente bajo la influencia de nuestro entorno, en la forma de pensar y percibir el mundo, lo cual siempre será transmitido directamente o no sobre su obra, por lo que pasar de esta idea a decir que todo es “inherentemente político” son dos cosas totalmente distintas.

El elemento político dentro de las narrativas siempre ha dado un toque extra a estas obras, por lo que su implementación será bienvenida si se realiza de una manera que aporte a ésta y no simplemente por cumplir con ciertos intereses.

Ahora más que nunca es necesario comprender qué es la realidad y la ficción dentro de los videojuegos debido a que siempre existirán estos elementos que nos harán cuestionarnos nuestra visión del mundo.

Sea para bien o para mal, la política forma una parte importante de nuestras vidas, pero no debería evitar que las personas disfruten de los videojuegos que tanto aman.

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