CHETUMAL, QR.- David Hernández Bautista estuvo internado cerca de dos años en un hospital como consecuencia de graves quemaduras, pero la necesidad lo obliga a continuar como tragafuego en las calles, oficio que desempeña desde los 14 años.

Sin camisa y con shorts, algunos con el diseño de la bandera de Estados Unidos, David acude todos los días a distintos puntos de la ciudad, principalmente a avenidas con semáforos, para ganarse unos pesos con los que sostiene a su esposa y dos hijos.

También te puede interesar: Tras años de rezago mejoran vialidades y escuelas en Puerto Morelos

Tragafuegos
El espectáculo de tragafuesgos se realiza solo con lentes y bermuda. Foto: David Acosta.

Su equipo de trabajo consiste en gasolina, diésel, una vara de metal con un pedazo de estopa en la punta, un encendedor y unos lentes oscuros.

Para reducir el riesgo de accidentes, mezcla la gasolina con diésel, pues asegura que esto protege más su integridad.

Espera pacientemente cada cambio de semáforo para realizar su espectáculo, pues debe calcular los tiempos y el sentido del tráfico para ubicarse en el lugar adecuado.

Antes de que el semáforo quede en rojo, se pone los lentes para proteger sus ojos, toma parte del combustible (previamente mezclado) y se lo lleva a la boca.

Una vez en rojo, inicia con una serie de acrobacias con la vara y la estopa encendida frente a los automovilistas que aguardan el cambio de luces.

Luego, acerca la estopa a unos centímetros de su boca y escupe el combustible, lo que provoca una llama de más de un metro de largo. Repite la acción hasta cinco veces y escupe los restos de gasolina y diésel, aunque es inevitable que trague una mínima porción.

Su espectáculo dura no más de 30 segundos. Después, se acerca a las ventanillas de los automóviles. Solo algunos conductores le ofrecen unos pesos y, a veces, nada.

David repite este número, digno de un circo, decenas de veces al día con la esperanza de obtener lo necesario para cubrir sus necesidades.

Gran parte de su cuerpo presenta cicatrices visibles y manchas blancas, que asegura son producto de un grave accidente en Cancún como tragafuegos hace cerca de tres años y que lo mantuvo internado alrededor de dos años.

En uno de sus números, el fuego invadió todo su cuerpo y estuvo a punto de perder la vida. Fue ayudado por conductores y, finalmente, una ambulancia lo trasladó a un hospital público.

La necesidad, resaltó, lo empuja a seguir trabajando como tragafuegos. Además, se dedica a varios oficios, entre ellos electricidad, pintura de casas e impermeabilización.

Pero ante la falta de empleo en esos oficios, tiene que salir a las calles a ganarse la vida. Los recursos que obtiene no le alcanzan para enviar a la escuela a sus hijos, quienes, junto con su esposa, lo acompañan como tragafuegos.

David lleva 28 años realizando esta peligrosa actividad, misma que alterna cuando se queda sin trabajo en los oficios que también domina.

Tiene 48 años y es originario de Coatzacoalcos, Veracruz. Fue criado en la Ciudad de México, de donde salió hacia Cancún y, finalmente, llegó a Chetumal.

Tragafuegos sin papeles

Tragafuegos
David realiza el acto de tragafuegos ante la falta de otros empleos y documentos. Foto: David Acosta.

Una de las razones que le dificulta encontrar trabajo es que sus documentos no están en regla (acta de nacimiento), lo que le impide obtener su identificación. Sin embargo, asegura que es una persona honrada y lo único que quiere es sacar adelante a su familia.

Si alguien quiere ofrecerle trabajo, puede encontrarlo en la confluencia de las avenidas Juárez con Insurgentes o Javier Rojo Gómez con Insurgentes, ya que no tiene celular.

Banner Google News


WhatsApp