A un mes del Cuarto Informe de Gobierno, del originario de Yucatán, Carlos Joaquín González, y después de haber ejercido un presupuesto de 124 mil 604 millones 600 mil 225 pesos, en los últimos cuatro años, el más alto en la historia de la entidad, las condiciones del estado son hoy más precarias incluso que cuando recibió la administración en el año 2016.
En esta ocasión, el informe de gobierno, a principios de septiembre próximo, tendrá una variante, derivado de la emergencia por Covid-19: será virtual.
Para los quintanarroenses esto debe suponer algo positivo, pues se entiende que no se derrocharán 50 millones de pesos en la organización de un evento público que carece de sustento legal y que se realiza año con año para lucimiento del gobernador en turno.
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Aunque fuentes de la administración estatal señalan que si bien no se erogará esa cantidad para la logística de un informe presencial, sí se destinarán recursos para que los medios informativos difundan el mensaje.
El protocolo en el Congreso del Estado es una obligación legal, pero basta con que un representante acuda a entregar la glosa como ocurrió en el Tercer Informe.
En 2019 fue Arturo Contreras quien hizo entrega de este documento ante Oficialía de Partes de la XVI Legislatura. La inasistencia del gobernador tomó como pretexto la falta de seguridad pues supuestamente había incertidumbre en cuanto a la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política. La realidad fue el temor de ser cuestionado y evidenciado ante una mayoría morenista.
Será esta ocasión la segunda vez que no haga entrega de manera presencial la glosa del informe, no obstante no habrá mucho qué informar, pues hoy en día ni siquiera se puede apoyar de la actividad turística que está en crisis como consecuencia de la emergencia sanitaria por Covid-19.
Las obras que ha tomado como punta de lanza de su gobierno se encuentran estancadas como el Centro de Control, Comando, Cómputo y Calidad (C5) en Cancún que no termina de cuajar y en donde se aplican dos mil millones de pesos, entre construcción y equipamiento. Hay problemas de recursos, pese a que el dinero está etiquetado.
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En el sur, en Chetumal, en el Parque Industrial con Recinto Fiscalizado apenas se construyeron unas cuatro naves de un total de 68. Solo se tiene hasta el momento la promesa de instalación de un Call Center, de un empresario chetumaleño, que no funcionó en Jalisco y que vendrá a ser tirado en el traspatio de esta ciudad. Se invirtieron en el proyecto 34 millones de pesos y se invierte en esta “primera etapa” de la obra 65 millones de pesos.
Otro de los proyectos impulsados por el Gobierno del Cambio son las 200 certificaciones de centros de salud, que se fueron al caño tras el azote por Covid-19 en Quintana Roo. El sector quedó más que evidenciado en infraestructura, insumos y recursos humanos.
Los tres complejos médicos que presume Carlos Joaquín: El Hospital General de Cancún “Jesús Kumate Rodríguez”; El Hospital Comunitario de Tulum y el Hospital Oncológico de Chetumal, son proyectos que iniciaron desde los gobiernos de Félix González Canto y Roberto Borge.
En las dependencias de Gobierno están trabajando a marchas forzadas para proporcionar información que vista el informe, aunque se trate de la entrega de un chicle. Además de que se maquillan las cifras para no verse más empantanados sobre todo las que tienen que ver con salud, educación, seguridad y por supuesto, turismo.
Para esto se inventan cifras, se toman fotos con eventos ficticios, se llenan formatos con supuestas entregas de apoyos que nunca fueron, se alteran firmas, están haciendo todo para justificar la inversión de los recursos que no aparecen por ningún lado, pero que fueron gastados, sabrá Dios en qué cosas.
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Se pondrá como pretexto la emergencia sanitaria, para justificar la inoperancia y la falta de resultados. Se tratará de exaltar las acciones y los apoyos entregados durante la pandemia. Aunque la sociedad no solo ya entendió, sino que ya aprendió a diferenciar los engaños de este gobierno que ya no cumplirá sus promesas.
Payo Obispo
Carlos Joaquín por respeto a la sociedad quintanarroense ya debe enviar de regreso a Tijuana al secretario de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, quien se ha olvidado de su responsabilidad en las calles y se ha dedicado a la farándula. ¿En verdad no se ha dado cuenta que Capella ha ridiculizado no solo a su gobierno, sino a su persona?
