Tinta Libre: Congela UIF embestida mediática contra Mara

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Un balde de agua fría fue el que tiró ayer Santiago Nieto Castillo a medios locales, opinadores y algunos medios nacionales que refritearon o copiaron una fake news dirigida contra Mara Lezama, al asegurar que la Unidad de Inteligencia Financiera, de la cual es titular, no tiene investigación alguna contra la Presidente Municipal de Benito Juárez (Cancún).

Con esa afirmación, Nieto Castillo no sólo puso en duda el origen que da sustento a la “investigación periodística” publicada primero por un periódico local y difundida más tarde por otros, sino que pone en el centro de la discusión una invención que tiene como fin la extorsión y de paso, debilitar la imagen de Mara para el escenario político y electoral que ya toca las puertas de Quintana Roo.

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Las fake news de esa dimensión, que incluso en la Ciudad de México desde las altas esferas de la Cuarta Transformación se descubrió el pago a algunos medios nacionales para su publicación, requiere del desembolso de importantes recursos, que por sí mismo un medio local asociado con el diario Reforma no puede pagar.

Independientemente de lo cuestionable de esa “práctica” que desprestigia aún más al periodismo en estos tiempos, el hecho de que se sumen actores como el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social, a través de su leenoticias, Ramiro Esperanza, para pasar en el noticiero estatal la fake news que involucra a Mara, es vergonzoso, falto de tacto político y de rigor periodístico.

La animadversión contra la Cuarta Transformación, Morena y sus gobiernos, no ha encontrado límites. El de Mara es una caso que ejemplifica la resistencia contra distintos actores al cambio verdadero.

Primero fue una información sobre vehículos Mercedes pagados presuntamente por la familia de Mara Lezama, que a la larga se comprobó que fue difundida con documentación falsa e imprecisiones no investigadas por medios que la publicaron; ahora, la presunta compra “irregular” de un terreno en Puerto Cancún, que lleva la misma intención: doblegar a la favorita de Andrés Manuel López Obrador a la gubernatura de Quintana Roo, para que ceda a la extorsión de medios y opinadores con paginitas de Facebook, y de paso, tratar de mermar su capital político.

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La campaña, sin embargo, está focalizada en medios que han exigido desde un millón de pesos al mes, así  como opinadores ubicados en… ¡Chetumal!, que han demandado hasta 70 mil pesos mensuales para supuestos convenios publicitarios; Mara no ha dado su brazo a torcer.

La tónica desde que inició su gestión fue apoyar al ciudadano, tal y como lo hizo como comunicadora, pero ahora con la fuerza de una administración pública, de cuyos recursos públicos no puede disponer sin que éstos sean aprobados por el Cabildo o bien, estén etiquetados en el respectivo paquete fiscal, que debe ser aprobado por el Congreso de Quintana Roo.

En sentido contrario al objetivo de Mara, se encuentran los dueños de medios antagonistas, que sobreviven gracias al presupuesto del Gobierno del Estado, y que desde que supieron que no contarían como en los años “buenos” del PRI, PRD o del Verde, con su respectivo convenio de “publicidad” del Ayuntamiento más fuerte en ingresos en Quintana Roo, se dedicaron desde entonces a elaborar historias de ficción alrededor de la administración de Mara, e incluso, contra toda ética, involucrar a su familia en asuntos que sobrepasan lo periodístico.

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El reciente ataque mediático, tiene como centro una presunta denuncia interpuesta ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada y en la Unidad de Inteligencia Financiera, por supuestos delitos de recursos de procedencia ilícita, encubrimiento y enriquecimiento ilícito, por una presunta compra que Mara habría hecho de un terreno en Puerto Cancún en 2016. La UIF ya rechazó que haya una investigación.

La denuncia es de risa y de pena ajena. Una revisión a la nota de origen, publicada en un medio que desde hace años perdió sus luces, desde que murió su fundador, ubica el hecho en 2016, cuando Mara no era candidata ni servidora pública; en ese tiempo, Mara trabajaba para el Grupo Turquesa, de Gastón Alegre, y para Grupo Sipse, de los hermanos García Gamboa.

La información entonces ubica a una presunta empresa de la familia de Mara, que habría hecho la compra de un terreno, pero igual la alcaldesa de Cancún no figura como la que compró el terreno, ni mucho menos forma parte del acta constitutiva de la empresa.

Otro error de esa historia de ficción, es que informa el valor del terreno en avalúo catastral y lo compara con el precio comercial. Hasta el periodista menos avispado en esos temas, puede ver que hay una falta de rigor en la comprobación de los datos.

La historia de ficción busca hacerla creíble, al señalar la declaración patrimonial de Mara, que es pública en la plataforma 3 de 3, en la que por cierto solo cinco de 11 alcaldes enviaron sus datos, y en la que según no declara el terreno; no tiene por qué, pues ella no lo compró.

La historia, como la de la presunta compra en efectivo de carros Mercedes con valor de más de un millón de pesos, versión que se cayó por sí misma, pues la llamada Ley Antilavado (Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita) impide hacer compras en efectivo superiores a los 300 mil pesos.

La historia del terreno, así como la de los Mercedes, está en el terreno de las Fake News, que como ahora muchos saben, su función es distorsionar la realidad y convencer al público de una “verdad” que dista mucho de serlo.

Lo desesperanzador es que hay medios que no han cambiado, y que su único negocio es mamar de la ubre pública, del dinero que todos los quintanarroenses pagamos, por un servicio que está lejos de tener un fin social. El presidente Andrés Manuel López Obrador lo vive a diario, con campañas mediáticas de grupos con intereses manifiestos; es el mismo caso de Mara. Pero la realidad es que esos medios, que gozaron de poder e impunidad, hoy son la sombra de un poder que ya se terminó. Desesperados, recurren a la mentira.

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A pesar de la difusión de mentiras en su contra, Mara va bien, sólo falta que su equipo legal se atreva a enfrentarse con el imperio de la ley a esos medios y opinólogos que están diezmados, heridos. Mara no solo se lo debe a su familia, sino a sus cientos de miles de votantes que creyeron en ella y que le volverán a dar su respaldo, si se reelige en la presidencia municipal o incluso, si va como gobernadora. En Morena, no hay candidato más fuerte que ella en este momento.

Sobre el autor: Egresado de la carrera de periodismo y comunicación por la UNAM, con maestría en periodismo digital por el Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara. Treinta años de experiencia en medios, la mayoría como director editorial. Cursos y diplomados de periodismo en México, Panamá, España y Estados Unidos.

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César Muñoz
Graduado en la UNAM en la Licenciatura de Periodismo y Comunicación Colectiva. Máster de Periodismo Digital por la Universidad de Guadalajara. Doctorante en Ciencias de la Educación por la Universidad Santander. Ha colaborado como director editorial de periódicos como Novedades Quintana Roo, La Verdad Quintana Roo y Quintana Roo Hoy, además de coordinar otros medios impresos y digitales. Es docente de Periodismo en la Universidad Anáhuac Cancún. Especialista en Periodismo de Finanzas, Negocios y Economía. Colabora en Ruptura 360 como director.

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