CIUDAD DE MÉXICO.- Desde el 2018 que el anuncio de la construcción del Tren Maya en el sureste del país, los ajustes al proyecto no paran, desde la extensión, que en un principio sería de 900 kilómetros, hasta el tramo elevado que se hará en Cancún.

Dado lo anterior, los costos pasaron de una inversión proyectada en120 mil millones de pesos a 180 mil millones de pesos, tras las modificaciones que ha sufrido el proyecto.

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Este aumento representa 30% más respecto al monto registrado ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en enero del 2020, que fue de 139 mil 72 millones de pesos.

No obstante, Rogelio Jiménez Pons, director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), dijo que se encuentran dentro del parámetro razonable y todavía será rentable por los negocios de turismo y carga.

Jiménez Pons se defiende, no es mala planeación

Tras ser cuestionado por El Economista, si el nuevo ajuste se debía a falta de planeación, el funcionario aseguró que no, pues el Tren Maya aumentó su alcance inicial.

“Es distinto hablar del tren original que funcionaría el 100% con diésel (ahora la mitad será eléctrico, por lo que se requiere de otro material rodante), que en su mayoría era de una vía sencilla (ahora la mitad será doble vía), y que el atractivo tramo de Cancún será elevado, porque es la mejor opción”, detalló Pons.

“La planeación es que lo puedes hacer previamente y tener alternativas, que es lo que hicimos”, dijo.

Reconoció que tiene una “gran presión” para terminar el proyecto a finales de 2023, pues una infraestructura como el Tren Maya requiere mínimo de siete a 10 años.

“El parámetro de planeación y de proyectos de ingeniería básica es muy estrecho en México. En otros países en desarrollo toman más de 10 años. En Inglaterra lleva seis años la planeación y ejecución, es otra situación política”, comentó.

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