Antes, en el mundo de los videojuegos, resultaba muy común que tal como salían del estudio —los cuales quedan rudimentarios si los comparamos con los de hoy día— eran puestos en venta al mercado y aún pese a las pruebas que se pudieran realizar, los errores eran inevitables.
Esto es lo que nos trae al día de hoy, ya que existen una gran cantidad de variables que pueden afectar el desempeño de un juego, no obstante, es algo que se ha logrado “solucionar” gracias al famoso proceso de beta testing
Con una industria que ha crecido y ganado gran relevancia durante las últimas décadas, la ambición y las exigencias de las partes (tanto productores como consumidores) se encuentra constantemente subiendo los índices de calidad que es necesario, por lo que procesos de pruebas en busca de errores se han hecho más necesarios.
También te podría interesar: Entre juegos y letras: El largo conflicto de la guerra de consolas
Pese a que esto se ha convertido en una regla no escrita a seguir dentro del desarrollo de videojuegos, siempre existen dudas o quejas que llegan a rodear todo el proceso de beta testing debido a la “naturalidad” con la que ahora se utiliza y que puede llegar a resultar en malentendidos.
Misión: buscar errores
Para sentar unas bases claras, el proceso de creación de videojuegos que siempre ha resultado en algo que es largo y tendido en el que trabaja una gran cantidad de profesionales en distintas fases: desde la ideación y planificación del proyecto hasta cada uno de los artistas y animadores que dan vida a esas ideas. Pero es también dentro de todas estas etapas en que resulta necesario confirmar que todo va exactamente como se planea.
Es así como dentro del mundo del videojuego surgió una nueva labor, ya que ahora no solo se trata simplemente de “probar y ver que tal va”, sino es el hecho de tener que probar hasta el mínimo detalle —o incluso forzar los errores— para comprobar el desempeño, siendo así una tarea que no llevan a cabo no solo los desarrolladores, sino un nuevo puesto al que se les conoce como Beta testers, quienes se encuentran calificados para conocer qué es lo que puede ocasionar fallos e informarlo a los desarrolladores.
A su vez y tal como resalta la compañía de testing Ixie Gaming, hay 3 fases en las que se desarrolla este proceso de pulir un videojuego: Alpha, Beta y el prelanzamiento.
En primer lugar —y tal como el alfabeto griego— Alpha es la parte más temprana del desarrollo en la que se busca el buen funcionamiento y desempeño de las mecánicas del juego en general, buscando así errores mayores para mejorar la experiencia.
Posterior a ello nos encontramos la famosa Beta, el punto en que el juego se encuentra casi a grandes rasgos, pero pese a ello siempre se buscan aquellos errores menores que hayan quedado a través de pruebas mucho más rigurosas.
Por último el prelanzamiento es el último paso antes de la producción en masa de un título, comprobando que todo esté en su correcto funcionamiento —o al menos lo suficiente— para su venta o envíos a prensa.
Esto permite dar una idea de cómo toma lugar esta clase de pruebas que realmente no son un misterio para quienes siguen este mundo, sin embargo, probablemente solo son la punta del iceberg de lo que realmente realiza este control de calidad (QA, en inglés).
Los lanzamientos “rotos”
Posterior al periodo Alpha, del cual se encargan principalmente los desarrolladores, al llegar a la Beta, la cosa ya cambia un poco. En este punto del proceso de beta testing es posible encontrarnos con dos formas de realizarlo: a través de focus group conformados principalmente por profesionales en esta tarea, pero en ocasiones también suele tomar algunos jugadores casuales para una prueba y conocer su perspectiva para mejorar lo que sea necesario; por otro lado está el caso de las betas abiertas (normalmente sucede en juegos multijugador) que permiten que una gran cantidad de jugadores entren a su juego para probar la calidad y estabilidad del juego.
Al partir del punto anterior, sería sencillo asumir que con este proceso de testing es fácil que los errores más notorios —tanto de los juegos AAA como de los Indies— hayan sido solucionados luego de numerosas pruebas que garantizan buenos resultados y desempeño. Sin embargo, pese a que esto forma parte fundamental del proceso de producción, ha habido ocasiones que al exponerse al público comienza a salir a la luz una gran cantidad de Glitches, Bugs e incluso Crashes, dejando así un juego que se siente roto.
Por ejemplo está el caso de Fallout 76, el primer acercamiento de la gran franquicia de Bethesda de un RGP para tener ahora elementos de un MMO. En este caso —al igual que muchos otros títulos— tuvo una fase de prueba beta previo a su salida para ciertas personas, sin embargo, tuvo lugar tres semanas antes de su lanzamiento oficial, siendo un lapso muy corto de tiempo para solucionar la gran cantidad de problemas que eran evidentes durante estas testing, lo que resultó en un lanzamiento desastroso.
Esta situación ha sucedido en varias ocasiones y lo preocupante es que les afecta a grandes juegos y compañías, véase también casos como el fracaso de Battlefield 2042 o incluso el gran golpe a la confiabilidad de CD Proyect Red con Cyberpunk 2077. Por estos motivos y ejemplos es algo que realmente preocupa, ya que, si bien se sabe que sus desarrolladoras poseen equipos de beta testers, el hecho de que se publicaran en tal estado demuestra que a veces simplemente parece que lo único que importa es el lanzamiento y no el desempeño.
La mala aplicación del término beta
Alrededor del concepto de las versiones betas también surge un problema que puede resultar sustancial en el proceso de desarrollo: el feedback de los testers.
Como en todo lo mencionado, se puede apreciar que la tarea que hay detrás del proceso de creación del un videojuego no es algo para nada sencillo, por lo que el hecho de estar comprobando constantemente su buen funcionamiento es fundamental, siendo por esta razón por la cual existe un puesto especifico dentro de las compañías para encargarse de ello.
Es aquí que se encuentra un detalle que resulta delicado y que puede afectar en todo sentido al desarrollo: dejar a un público inexperto la beta de un juego.
Como bien mencionaba, si bien los periodos beta cuando se realizan de manera pública se deben a que se requieren justamente que muchas personas utilicen el sistema, no siempre facilitan el trabajo.
Hace algunos años, el medio Kotaku se encargó de seguir de cerca el proceso de desarrollo de Battlefield Hardline, el cual al ser un juego que se encontraba focalizado al multijugador, era necesario que los servidores y el funcionamiento del juego fueran puestos a prueba en tiempo real.
No obstante, las cosas no siempre iban tan bien: por un lado, las personas parecían olvidar que formaban parte de un periodo de prueba, por lo que los informes resultaban escasos en algunas ocasiones y además de ello, los resultados de los que realmente funcionaban resultaban inclusive contradictorios con la información que manejaban en el estudio.
Así como también sucede algo curioso y es el hecho de que estas versiones betas en algunas ocasiones pareciera ser una excusa para lanzar juegos con apuro y necesitan aún pasar por pruebas adicionales, por lo que la etiqueta “beta” dentro del título es la mejor solución para quitarse un peso de encima y trabajar sobre ello.
Un caso de esto es Red Dead Online, la función de multijugador que ofrece Red Dead Redemption que ofreció el inicio de este servicio como beta el 27 de noviembre del 2018, cuyo contenido resultó en una gran cantidad de bugs y problemas con los servidores que no hacían placentera la experiencia de juego y no sería hasta mayo del 2019 que esa etiqueta desaparecería para demostrar que el producto, si bien no estaba perfectamente pulido, era jugable.
Por casos como los mencionados, el uso del término beta testing genera dudas en el cómo la utilización de esto ha comenzado a tergiversarse de su función y significado base dentro de esta industria.
La solución yace en dentro de la industria
Este periodo de beta testing en el desarrollo forma parte de los más importantes para poder garantizar productos de calidad que los usuarios puedan disfrutar.
Probablemente los problemas en la calidad de estos títulos no provengan directamente de éstos, sino del hecho de la existencia de fechas límites que son impuestas por las distribuidoras y que en muchas ocasiones, desembocan en una gran presión y poco tiempo a los estudios en su trabajo, por lo que a pesar de la existencia de la fase beta testing, el hecho de estar en una labor contrarreloj no siempre permite que se pueda trabajar lo mejor posible.
También te interesa: Retrocollector: Métodos para hacer inventario de tu colección de videojuegos
Mi intención no es dar pie a una polémica o debates, sino más bien es tomar dudas que surgen alrededor de ciertas decisiones tomadas en la industria y que, a menor o mayor escala, pueden terminar afectando la experiencia de los jugadores.
Los periodos de beta testing deben tomarse con la seriedad necesaria, al final, por algo es que ya existen compañías que se encargan de esta labor profesionalmente, pero quienes deben darle la importancia dentro de todo este proceso son las mismas empresas, ya que es solo gracias a esto que realmente puede garantizarse que los juegos sean realmente de calidad.