CHETUMAL, QR.- El impacto del huracán “Janet” en 1955 provocó en los capitalinos y en la sociedad quintanarroense una nueva forma de ver estos fenómenos hidrometeorológicos, consideró el cronista de la ciudad, Fabián Herrera Manzanilla.

Indicó que el huracán más antiguo en Payo Obispo (hoy Ciudad Chetumal, de acuerdo con el decreto) fue en 1901, aunque hay pocos datos. El siguiente fue el que se registró en 1916 y que derrumbó alrededor de 150 casas de madera; pero que también tuvo sus afectaciones graves en Xcalak. “Cuando un huracán pega en Chetumal, pega primero en Xcalak o en la costa”, remarcó.

Hubo destrozos de embarcaciones y gente murió como consecuencia del embate del ciclón. Muchos de los barcos estaban en alta mar y no llegaron a los puertos de abrigo de la época.

Son pocas las evidencias de los daños que ocasionó este ciclón, solo cuentan con algunas fotografías de las afectaciones en Xcalak.

Tres fenómenos llegan al estado

El cronista de la ciudad mencionó que en el año de 1942 Quintana Roo fue cimbrado por tres fenómenos hidrometeorológicos, dos en Cozumel en periodos diferentes y uno en Chetumal el 8 y 9 de noviembre de esa época. Aunque se minimizó, dejó daños considerables como casas destrozadas y árboles caídos.

Los refugios que se utilizaban en ese tiempo fueron el hotel Los Cocos, la escuela Belisario Domínguez, el Hospital Morelos y el primer piso de Palacio de Gobierno. Hasta ese año solo existían unas 10 casas de concreto en la capital, el resto de las viviendas, más del 90 por ciento, eran de madera y lámina, de estilo anglocaribeño.

Fue este año, agrega, en que la gente, por primera vez, acudió a los refugios ante el peligro de un huracán.

El agua de la bahía se adentró a tierra firme pero no subió tanto el nivel, según los datos que se tienen. Aunque circuló el hecho en la prensa local y nacional, el fenómeno hidrometeorológico fue benévolo en comparación con otros huracanes.

Chetumal
Casa “La Crónica”. Foto: David Acosta.

Fueron dos huracanes en 1955

Herrera Manzanilla mencionó que el siguiente ciclón fue en el año 1955, considerado en la época como una de las temporadas más intensas en el océano Atlántico.

En la primera quincena de septiembre se emitió la alerta de huracán “Hilda”, con trayectoria hacia el sur, pero su impacto fue en el centro del estado, con afectación considerable y en Chetumal una lluvia pertinaz.

El que este ciclón no haya pegado en Chetumal y que anteriormente hayan ocurrido muchas alertas “falsas”, provocó que la gente minimizara o cayera en exceso de confianza ante estos fenómenos.

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Fabián Herrera Manzanilla, cronista de la ciudad. Foto: David Acosta.

Tragedia del “Janet” por desestimar a la naturaleza

“No todo fenómeno hidrometeorológico es necesariamente una tragedia, tienen que darse ciertos factores, el principal, desestimar a la naturaleza”, enfatizó.

Como ahora, mencionó, en su momento se avisaba a la gente con los elementos de comunicación que se tenía, como perifoneo con vehículos oficiales, y elementos de la Compañía Fija de Policía salieron para advertir a la gente, principalmente para que se resguardara en los refugios que aumentaron en ese año.

Externó que se contaba con el Hospital Morelos, la penitenciaría del territorio, el segundo aeropuerto, la iglesia El Sagrado Corazón de Jesús, hotel Los Cocos, Palacio de Gobierno, el teatro Manuel Ávila Camacho, Mercado Presidente Alemán, jardín de niños Benito Juárez, la escuela Álvaro Obregón (establecida en su momento en donde se ubica el Congreso del Estado) y la escuela Belisario Domínguez.

El faro también era utilizado como refugio y la Casa del Pueblo, que se ubicaba en lo que ahora son las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento (antes CREA) y que antes de 1955 albergaba las primeras instalaciones de la pista aérea de Chetumal.

Además de que el número de casas de concreto había crecido a cerca de 20, pero la ciudad seguía débil pues la gran mayoría de las casas continuaban de madera y lámina.

En ese año el que emitía los boletines era la Administración de Ciencias y Servicios Medioambientales de Estados Unidos (ESSA, por sus siglas en inglés) y en México, el Observatorio Meteorológico Nacional. El primero antecedente del Centro Nacional de Huracanes de Miami y el segundo, del Servicio Meteorológico Nacional.

Hubo avisos por el “Janet”, la gente se confió

Días después de la contingencia de “Hilda” se lanzó la alerta para el “Janet” y se realizaron todos los protocolos y avisos preventivos.

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Acotó que dos años antes, en 1953, los huracanes empezaron a tener nombres de mujeres, pues antes llevaban nombres de santos y después eran denominados según el alfabeto griego.

“Janet” llega a Chetumal

El 27 de septiembre el huracán “Janet” pegó en Chetumal. Antes del impacto y pese a la advertencia, la gente se confió y la mayoría prefirió permanecer en sus casas endebles, toda vez que pensó que, al igual que “Hilda”, se desviaría.

Fue en esa fecha por la noche y hasta la madrugada del 28 del mismo mes, que el ciclón azotó a la ciudad. Durante su paso, la gente comenzó a salir de sus casas para acudir a los refugios a pedir posada en las viviendas de concreto.

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Hay tres versiones de la cantidad de población en la capital de Quintana Roo para ese entonces: una señala cinco mil; el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), siete mil 200 y el historiador Santiago Pacheco Cruz, 12 mil. Tampoco se tiene un registro claro del número de viviendas.

De acuerdo con Herrera Manzanilla, muchos accidentes durante el paso del huracán fueron ocasionados por las zanjas de las obras del servicio de energía que se construía en esos días, pues por eso se dejó de depender de plantas de energía.

El cronista señaló que mientras la gente abandonaba sus viviendas para buscar refugio seguro, otros que estaban en los refugios comenzaron a abandonarlos. Muchos que no alcanzaron a llegar se aferraron de los árboles.

Las familias en muchas de las casas tuvieron que usar mesas y sillas para no ahogarse, además tuvieron que lidiar con vientos de más de 200 kilómetros por hora.

El exceso de confianza, dijo, generó muertos por ahogamiento, por cortaduras de láminas, estacas de madera que salían disparadas como proyectiles y lesiones diversas.

El “Janet”, resaltó, desde que se formó en el Atlántico, ocasionó muertes, fue fatídico, pues incluso se llevó a un “cazahuracanes” de la época, que nunca apareció.

Discrepancias en cifras de muertos

Externó que también hay discrepancias en las cifras de fallecimientos. La oficial indica 87, de todas las edades, pero de manera extraoficial se maneja entre 300 y mil 300 decesos.

El Hospital Morelos fue habilitado como morgue, tras el paso del huracán de acuerdo con los datos históricos.

Fabián Herrera mencionó que los hombres se quedaron para ayudar en la reconstrucción, mientras que las mujeres y niños fueron enviados a otras ciudades como Mérida.

Hasta Pedro Infante ayudó en la contingencia

El actor Pedro Infante llegó a Chetumal para apoyar a la población y trasladó niños y mujeres a través de aviones de Tamsa, empresa aérea que tenía en sociedad con Ruperto Prado y otros empresarios. De igual manera, trajo víveres. La estrella del cine mexicano era asiduo a visitar la ciudad por su actividad comercial y también porque era conocido como contrabandista. Paseaba hasta en bicicleta por la capital y realizaba labores en la producción de la goma de chicle.

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La compañía Mexicana de Aviación también operó en el puente aéreo que sirvió para desalojar a la población de la ciudad. Hospital Morelos fue habilitado como morgue, además de que funcionó como refugio para las familias.

Destacó que el agua ingresó hacia tierra firme y elevó en más de dos metros su nivel, llegó hasta la escuela Belisario Domínguez y en la parte más honda en el primer piso de Palacio de Gobierno.

Fueron tres casas “voladoras”

Los fuertes vientos y la fuerza del agua, narró Herrera Manzanilla, no se llevaron solo una casa, sino tres. La de Salomón Bellos, que recientemente fue abierta al público; la de Pedro Martínez y la de José Marrufo, las tres fueron a parar al parque de Los Caimanes.

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En la primera había 25 personas, mientras que en las otras dos al parecer no había gente en su interior al momento de la contingencia. Posteriormente las viviendas fueron devueltas a sus lugares de origen.

Colonia “Las casitas” surge por “Janet”

De acuerdo con el cronista de la ciudad, la colonia que hoy se conoce como “Las Casitas” originalmente llevaba por nombre “Venustiano Carranza”. En su momento fue creada en el norte de la ciudad.

La parte urbana de la ciudad era desde la bahía hasta la avenida Mahatma Gandhi, a la altura de donde está establecido actualmente el Museo de la Cultura Maya. No existía el bulevar, sino un malecón.

Las familias que perdieron su patrimonio fueron reubicadas en ese asentamiento con casas de madera. Fueron aproximadamente 200 casitas, tipo unifamiliar apiladas como un apiario, principalmente sobre la avenida Carranza.

Le quedó grande el paquete a Margarito Ramírez

La contingencia meteorológica por “Janet” ocurrió en el gobierno del territorio, de Margarito Ramírez Ramírez, de quien mencionó le quedó “muy grande el paquete”.

Solo pudo conseguir unas aportaciones voluntarias. El grueso de la reconstrucción de la ciudad se hizo gracias a la labor filantrópica de los estados vecinos de Yucatán y Campeche, así como de otras entidades.

Adolfo Ruiz Cortines, el presidente de la República, tampoco vino sino hasta el siguiente año, en 1956.

Los que realmente fueron los que hicieron un trabajo que debe reconocerse antes y después del huracán fueron el presidente Rafael E. Melgar, pues en su gobierno se construyeron obras y la mayor parte de refugios que sirvieron a las familias para la protección del “Janet”.

El otro, añadió, fue el presidente del territorio, Aarón Merino Fernández, quien sustituyó a Margarito Ramírez, y fue el que realmente reconstruyó la ciudad con visión a futuro de 1959 a 1964.

Margarito Ramírez hizo muy poco para reedificar la ciudad. De hecho, indicó, pretendió quemar la ciudad para limpiarla.

“Janet” el parteaguas de la prevención

“A raíz de todo lo que pasó, la gente capitalina jamás volvió a desestimar a la naturaleza y desde entonces con seriedad comenzaron a esperar la temporada de huracanes”, enfatizó el cronista.

Las familias empezaron a tomar sus previsiones cada temporada de huracanes. Iniciaron, entre otras cosas, a conseguir plantas de energía caseras de gasolina y lámparas.

Además, la población comenzó a dejar la arquitectura de madera y se preocupó por construir viviendas de concreto.

También, el Ejército Mexicano y la Secretaría de Marina se comenzaron a involucrar más en el tema de la prevención. Comenzaron también los avisos en las demás estaciones de radio que fueron surgiendo. En 1955 en Chetumal solo había una, propiedad de Roque Salvatierra.

Herrera Manzanilla aseguró que lo más importante es que la gente, independientemente del gobierno, comenzó a adquirir la cultura de la prevención.

Con el otro huracán que pegó en la ciudad el 2 de septiembre de 1974, el “Carmen”, las condiciones en el tema de prevención eran diferentes. Pese a que hubo severos daños no hubo víctimas y no tuvo mucha difusión, pues estaba en proceso la conversión del territorio a estado y era en ese momento el periodo de colonización de la entidad. El día del impacto, el presidente Luis Echeverría Álvarez envió el decreto para la creación de Quintana Roo como estado libre y soberano.

El ciclón “Mitch” representó una amenaza solamente en 1998 y correspondió al gobierno de Mario Villanueva atender y se creó una “leyenda” urbana de miles de bolsas para muertos. Lo cierto es que sí llegó un destacamento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), mencionó.

Con el “Dean” en agosto de 2007, explicó, las condiciones de avisos y de seguridad para las personas ya fueron avanzadas, con daños, pero sin pérdidas humanas también. Hasta en el restablecimiento de los servicios como la energía eléctrica ya se tenía experiencia, luego del impacto de “Wilma” en el norte del estado.

Con “Beryl” una nueva forma de atender huracanes

Fabián Herrera consideró que durante la contingencia con “Beryl” las condiciones cambiaron desde la forma de informar hasta la forma de atender un fenómeno de este tipo en Quintana Roo.

La gobernadora Mara Lezama estuvo al frente de la información por diferentes medios de comunicación, además de que por primera vez se instalaron tres centros de mando para atender y dar seguimiento a la emergencia ciclónica: uno en Tulum, otro en Felipe Carrillo Puerto y otro en Chetumal.

“En Chetumal y Quintana Roo no escaparemos de otros huracanes o del riesgo que representan, por lo que debemos seguir tratando las contingencias con seriedad y respeto”, concluyó.

La Casa de la Crónica de Chetumal es una muestra de las viviendas tipo anglocaribeñas que eran características en 1955, cuando impactó el huracán “Janet”.

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