Si algo “aportó” el borgismo y el PRI al periodismo de Quintana Roo, fue el abrigo y desarrollo de opinadores que como en ningún otro gobierno, adularon al poder con amplios beneficios para su cartera. Con la llegada de Carlos Joaquín, algunos de ellos, que fueron críticos acérrimos de su candidatura, paradójicamente hoy siguen cobijados con el presupuesto público. La llegada de diputados y alcaldes de la 4T, ha puesto en riesgo su sobrevivencia.

Lo prevén algunos y otros, lo presienten. Colgados de un hilo presupuestal gracias a los gobiernos que aún quedan de la alianza espuria entre el PRI, PAN y PRD, incluyendo al primer huésped de la Casa de Gobierno en Chetumal, se han constituido en un rabioso frente propagandístico de visiones erradas, “análisis” sin fondo ni forma y sobre todo, de mentiras disfrazadas de periodismo crítico.

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Su objetivo es cuidar la “chuleta” o lo que les queda de ella.

El 9 de septiembre de 2016, ya con Carlos Joaquín como gobernador, una víctima de Borge Angulo, Pedro Canché, publicó en su cuenta de Twitter un calificativo duro –acompañado de una lista de informadores y medios que recibían generosos recursos públicos-, pero sin duda, justo, para aquellos “periodistas” y medios que se entregaron al ahora ex gobernador preso en un penal federal: “Las putas de Borge”.

 

El calificativo preciso, sin concesión, por su alcance y significado, centró su atención en opinadores que vendieron su pluma para descalificar, denostar y ridiculizar a periodistas liberales, a políticos de izquierda y a gobernantes municipales que se opusieron al régimen borgista.

Acostumbrados a recibir millones de pesos al año del presupuesto público por firma de “convenios” en el borgismo, según está documentado en la hacienda estatal de 2011 a 2016, ahora reciben sólo miles, y la llave presupuestal les ha sido cerrada por parte de los gobiernos de la 4T.

Una eventual victoria de los candidatos a la mayoría de presidencias municipales el próximo 6 de junio, y sin papá gobierno estatal para 2022, sellaría su destino, muy parecido al del principal vocero radiofónico del priismo: David Romero Vara.

Opinadores apoyan a Marybel

Así, el actual proceso electoral para la renovación de las 11 presidencias municipales de Quintana Roo ha generado una estrategia desesperada, con fórmulas predecibles, aunque con claro apoyo proveniente de quienes quedaron fuera de las precandidaturas dentro de la misma 4T, por ejemplo la senadora Marybel Villegas Canché.

A la eterna perdedora, que lo mismo fracasó en su cuarto intento por hacerse de la presidencia municipal de Benito Juárez como candidata de Morena (antes perdió en las internas del PRD, en las del PRI y en las del PAN), los voceros del borgismo se aferran difundiendo mentiras sobre el actual proceso legal que la senadora ha perdido una y otra vez.

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Los opinadores a su servicio la quieren en la Presidencia Municipal de Benito Juárez, el primer municipio más fuerte en montos de convenios, después del Gobierno del Estado, por obvias razones.

Sin embargo, la audiencia no es la misma del borgismo. Se aprecia en las publicaciones de estos opinadores en Facebook, donde su alcance es pobrísimo y los pocos comentarios que logran captar no son para nada favorables.

Los opinadores y el periodismo negro

Pero hacer periodismo negro (por conceptualizarlo, pues cuando el periodismo olvida su función social, deja de serlo) es la divisa de este puñado de pseudoinformadores, que tienen como centro de operación la capital del estado. Como satélites se quieren mover alrededor del poder.

Hay que ver sus argumentos –de pena ajena-: lo mismo un día dan una errada lista de candidatos cuya falta de tino después quieren justificar como fallas de la autoridad, que lo mismo inventan escenarios irreales, que futurizan sobre decisiones de tribunales presumiendo fuentes al interior de los mismos. Abono para el periodismo negro.

A varios de estos opinadores, que llegaron a exigir a los ayuntamientos ganados por Morena sus convenios de miles de pesos, sin justificación alguna, los hemos visto con el gobernador Carlos Joaquín en reuniones públicas –o privadas-, orgullosos, como si el poder fuera un bien de su propiedad. Pobres, hoy son las mismas putas, pero sin Borge.

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