Durante las últimas semanas se ha presentado, en diversos medios de comunicación, un debate muy polarizado en referencia a la propuesta de los libros de texto gratuito que acompañan a la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Algunas críticas negativas evidencian una revisión somera y sesgada de dichos textos y que apunta más a una desacreditación que obedece a intereses cupulares. Sin embargo, también es muy evidente que existe un desconocimiento de los modelos pedagógicos y las implicaciones didácticas plasmadas en dichos libros de texto.

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Es por ello que, en este escrito se explica, de manera breve, en qué consiste el método del aprendizaje basado en proyectos (ABP), que subyace al Plan de Estudio de la Nueva Escuela Mexicana.

Planes de estudio en los libros de texto

El Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria (publicado en el Diario Oficial de la Federación, Acuerdo número 14/08/22) articula cuatro elementos: integración curricular, autonomía profesional del magisterio, la comunidad como el núcleo integrador de los procesos de enseñanza y aprendizaje y el derecho humano a la educación. Dentro del elemento integración curricular se encuentran el trabajo interdisciplinario, la problematización de la realidad y la elaboración de proyectos.

El ABP fue desarrollado por el filósofo norteamericano William Kilpatrick. Algunos rasgos constitutivos de esta perspectiva educativa son: a) en la escuela el alumnado expresa libremente su voz y aprende a tomar decisiones y responsabilidades; b) la escuela es parte de una comunidad de aprendizaje abierta, donde individuos aprenden con y de los otros; c) las decisiones sobre lo que se debe aprender y desarrollar, son fruto de un diálogo continuo con el conocimiento, las distintas realidades, los centros y los sujetos (alumnos, profesores, padres de familia, etc.), y no resultado de una imposición administrativa, plasmada en libros de texto; d) una perspectiva del conocimiento que estimula el deseo continuo de investigar y de aprender del alumnado, dentro y fuera de la escuela y con una mayor comprensión de la realidad.

Desde esta perspectiva, el profesor es un aprendiz que aprende al lado y junto a los niños, acompañándoles en el proceso; este profesor se aleja totalmente del transmisor de contenidos, del ejecutor de lo que dicen otros.

Como puede leerse, no se trata de un método, es una nueva concepción de la educación, y de una forma diferente de pensar y estar en la escuela que rompe con los programas de estudio rígidos y con la obsesión de la programación de actividades y la obtención de resultados. Por el contrario, se concibe como un espacio lleno de experiencias compartidas y reflexionadas en los libros, con distintas rutas de acceso al conocimiento, que facilitan un aprendizaje más sólido, crítico y comprensivo.

Durante un proceso de enseñanza–aprendizaje por proyectos, juntos en un primer momento, profesor y alumnos, identifican un problema y establecen estrategias para solucionarlo, investigan (diversas fuentes de investigación o en la comunidad) y realizan producciones o trabajos para lograr un entendimiento del problema; finalmente se difunden dichas producciones en los diferentes escenarios en los que se brinda una retroalimentación que ayudará a mejorar y consolidar los procesos en proyectos subsecuentes.(Para una lectura de la propuesta completa, puede consultarse la siguiente liga).

La evaluación, desde esta óptica,  debe ser experiencial y basada en actividades en las que los estudiantes muestren no sólo los conocimientos aprendidos de los diferentes campos formativos (como tradicionalmente se ha hecho), sino también habilidades y actitudes. La evaluación formativa tiene como propósito valorar el logro del estudiante al proporcionarle información sobre su desempeño a lo largo de todo el proceso didáctico con los libros (y no solo al finalizar el periodo o curso) a fin de que mejore.

Es importante señalar que, en nuestro país, el empleo de la metodología del ABP no es reciente, se incorporó a la educación preescolar con el Programa de Educación Preescolar (PEP, 1992); en 2008, con la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB) en los libros de texto, se incorpora a la asignatura de español en primaria, y en 2011 en secundaria, aunque también hay instituciones de educación media y superior que trabajan desde hace varios años bajo esta óptica.

Es por ello que, muchos de los profesores que actualmente se encuentran en servicio, tienen la formación en esta metodología, por lo que la incorporación de ésta a sus prácticas docentes no debería representar un reto inconmensurable.

¿Qué retos sí podrían vislumbrarse? Probablemente, el mayor desafío que podría presentarse en la incorporación del ABP en los libros en las aulas mexicanas ocurra en algunas instituciones educativas o en algunos grupos de profesores que, acostumbrados a una metodología tradicional en los libros de texto(que les implica un menor esfuerzo),  presenten resistencia para salir de su zona de confort.

La otra resistencia que se vislumbra podría provenir de grupos de padres de familia que, acostumbrados a que sus hijos reciten de memoria un sinfín de datos carentes de significado (para los niños) de los libros, a que estudien días antes de los exámenes a través de “guías de estudio” proporcionadas institucionalmente, a que los cuadernos estén llenos de apuntes carentes de contexto, etc., perciban que éstos no estén aprendiendo.

Por ello, es importante recordar que, en el ABP, lo importante es aprender para la vida, viviéndola, no memorizándola, porque finalmente, en esta era del conocimiento, cualquier dato que se requiera, está a un click de distancia.

Carbonell Sebarroja, Jaume. Pedagogías del siglo XXI. Octaedro, Barcelona, 2015.

DOF (14/08/22). Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria.  Recuperado de: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5661845&fecha=19/08/2022#gsc.tab=0

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