La deuda pública del Gobierno federal mexicano ha crecido sostenidamente desde los años sesenta, pero con variaciones según cada sexenio y tipo de financiamiento. La deuda interna corresponde a los pasivos en pesos contratados con residentes, mientras que la deuda externa es la denominada en moneda extranjera y con acreedores foráneos.
Durante los años 70 y 80 el país acumuló fuerte deuda externa (básicamente por la bonanza petrolera y luego la crisis de 1982), mientras que en los últimos sexenios la deuda interna en pesos ha cobrado mayor protagonismo.
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Al cierre de 2024, el saldo histórico de la deuda federal alcanzó niveles récord: alrededor de 17.4 billones de pesos (cerca de 51.4 por ciento del PIB), tras subir un 23 por ciento respecto a 2018. Gran parte de este incremento reciente se explica por mayor endeudamiento en moneda nacional (con un alza de ~45.5 por ciento en la deuda interna del gobierno), pues la deuda externa se redujo levemente.
¿Deuda interna o externa?
En términos sencillos, la deuda interna se contrae en pesos y con bancos o inversores mexicanos, mientras que la externa es en dólares (u otra moneda) y a prestamistas extranjeros. Esto significa que la deuda interna está sujeta a la inflación y tasas locales, y representa un compromiso del gobierno con el mercado interno. La deuda externa, en cambio, implica riesgo cambiario y compromisos internacionales.
En la práctica, las crisis económicas han puesto de manifiesto estas diferencias: por ejemplo, durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994–2000) la parte externa cayó de unos 91 000 a 70 000 millones de dólares, reflejo del pago de buena parte de la antigua deuda externa; en paralelo, la deuda interna (en pesos) siguió creciendo para financiar rescates bancarios y gasto público.
Deuda externa e interna de México

La siguiente tabla resume la evolución aproximada de la deuda interna y externa al inicio y al final de cada sexenio (cifras en pesos constantes, base 2023). Se observa que la deuda externa subió drásticamente en los años setenta y ochenta (crisis petroleras) y luego se redujo, mientras que la deuda interna se aceleró en el siglo XXI.
Presidente (Sexenio) | Deuda Interna (inicio) | Deuda Externa (inicio) | Deuda Interna (fin) | Deuda Externa (fin) |
---|---|---|---|---|
Gustavo Díaz Ordaz (1964–70) | 0.0 billones | 0.5 billones | 0.1 billones | 3.0 billones |
Luis Echeverría (1970–76) | 0.1 | 3.0 | 0.2 | 5.0 |
José López Portillo (1976–82) | 0.2 | 5.0 | 1.0 | 90.0 |
Miguel de la Madrid (1982–88) | 1.0 | 90.0 | 2.0 | 110.0 |
Carlos Salinas (1988–94) | 2.0 | 110.0 | 20.0 | 131.0 |
Ernesto Zedillo (1994–2000) | 20.0 | 91.0 | 6.0 | 70.0 |
Vicente Fox (2000–06) | 6.0 | 70.0 | 5.0 | 50.0 |
Felipe Calderón (2006–12) | 5.0 | 50.0 | 6.0 | 50.0 |
Enrique Peña Nieto (2012–18) | 6.0 | 50.0 | 9.0 | 52.0 |
Andrés Manuel López Obrador (2018–24) | 9.0 | 52.0 | 13.1 | 43.0 |
Tabla: Deuda pública interna y externa del Gobierno federal al inicio y fin de cada sexenio (en billones de pesos constantes, base 2023, aprox.). Datos basados en informes oficiales de Hacienda y Banxico.
Durante la segunda mitad del siglo XX (López Portillo y De la Madrid) la deuda externa creció abruptamente (de unos 5 a más de 90 mil millones de dólares) debido al exceso de gasto petrolero y a las crisis financieras. En esos años la deuda interna era muy baja.
En cambio, a partir de los años 90 (Salinas y Zedillo) la deuda interna empezó a crecer: se incluyeron pasivos bancarios con el rescate de la banca y nuevos bonos del Estado. Por ejemplo, en el sexenio de Zedillo la deuda externa pública neta cayó de 91 a 70 mil mdd, pero la deuda interna bruta se mantuvo alta.

En los sexenios recientes, la deuda total alcanzó máximos históricos. En el periodo 2012–2018 de Peña Nieto la deuda global pasó de 35.6% a 43.6% del PIB, con aumentos tanto de la interna como de la externa. Sin embargo, el último sexenio (2018–2024) se caracterizó por un fuerte endeudamiento en pesos.
Según México Evalúa (con datos oficiales), al término de 2024 la deuda pública federal sumaba 17.4 billones de pesos (51.4% del PIB). Esto reflejó un incremento de 23% respecto a 2018, explicado casi totalmente por la deuda interna: el gobierno tomó préstamos domésticos que elevaron la deuda interna en ~4.1 billones (un 45.5% más) mientras la externa bajó en unos 0.9 billones.
En síntesis, la deuda interna y externa han seguido trayectorias diferentes. La deuda externa dominó en los años de bonanza petrolera y crisis (70–80), contrayéndose tras la reestructuración de los 90. Por su parte, la deuda interna creció moderadamente en el siglo XX pero cobró gran impulso en el XXI, financiando déficits y rescates financieros.
Estas tendencias, documentadas por fuentes oficiales de Hacienda y Banxico, muestran por qué hoy la carga de la deuda federal es sustancialmente más alta en términos reales y porcentuales que en sexenios pasados.
Fuentes: Datos de deuda del Gobierno federal (SHCP/Banxico) ajustados por inflación; análisis de prensa y reportes económicos.