CANCÚN, QR.- Los fenómenos naturales, la tala para construcciones en lugares no permitidos y la urbanización, han hecho que se pierda el 30% de las 247 mil 17 hectáreas de manglares en la entidad, de acuerdo con el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav). 

Son 82 mil 339 hectáreas de manglares perdidas, el 30 por ciento de este hábitat natural en Quintana Roo.

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En la región hay cuatro tipos de manglar: blanco, negro, rojo y botoncillo, los cuales sirven de refugio contra las condiciones climáticas extremas y de hogar de numerosas especies de crustáceos, mamíferos y aves.

De acuerdo a este centro de investigación, Quintana Roo tiene mayor extensión de manglar en México, sin embargo, en la Riviera Maya prácticamente el 70 o 80 por ciento de los hoteles se construyó sobre manglares, sin respetar la Norma mexicana NOM-059, que tiene el objetivo de identificar las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres en riesgo en nuestro país para su atención y protección.

Más obras sobre manglares

El desmesurado crecimiento de obras en zona de manglares requiere un cambio de uso de suelo, el cual se da desde los gobiernos locales de acuerdo con la reglamentación federal, pero pone en riesgo a los ecosistemas, además de que muchas  construcciones irregulares se dan en zonas acuosas. 

El Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté es el hábitat de las especies que se encuentran protegidas, ante la urbanización de alta densidad que se localiza en la periferia, sin embargo, acabar con el manglar, sería como no contar con una gran despensa de alimentos para las especies que ahí viven.

“En los manglares del Sistema Lagunar Nichupté se han reportado 11 toneladas de hojarasca por año por hectárea, esto significa más de 46 mil toneladas, considerando las más de 4 mil hectáreas del Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté, alimento de una gran variedad de especies que equivale a una gran despensa permanente”, dijo. 

Indicó que aunque los fenómenos naturales, como el huracán “Wilma” en 2005, devastaron los manglares de la costa, son estos mismos los que cumplen la función de ser una barrera natural contra fenómenos hidrometeorológicos,

“Lo que ocurre a los manglares en un huracán es que por estar de frente a donde entra el fenómeno, el huracán le arranca todas las hojas; los árboles de mangle rojo quedan pelones, y entonces como no pueden llevar a cabo la fotosíntesis, se mueren”, recalca la bióloga Patricia Santos. 

“Como tienen un sistema de raíces poderoso y anclado muy abajo, aunque estén muertos, no se caen, y en los intersticios de las toneladas de lodo, absorben el agua de las marejadas como esponjas, así entonces evitan inundaciones, finalizó.

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