Crónica: El secretario honesto y los Boy Scouts legislativos

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CHETUMAL, QRoo.- Fue un acto de sinceridad, o al menos pretendió hacerlo creer así William Conrado, secretario de Obras Públicas del gobierno de Quintana Roo, al confesar ante los legisladores que a él no le encontrarán actos de corrupción, no a esta edad, a sus 60 años.

“Tenemos errores, somos humanos, pero no van a encontrar nada de lo que estamos acostumbrados a encontrar. Hice un compromiso moral y no voy a fallar, porque no tengo por qué fallar ahora cuando pasa uno de los 60 años de la vida de una manera diferente. Y en la SEOP no va a pasar eso. Hay errores, sí lo insisto, los va a haber, pero estos 17 millones y cosas por esto, no, nunca van a pasar”, dijo con una serenidad que dejó en silencio a los legisladores.

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Momentos antes el diputado José Luis Guillén, presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano Sustentable y Asuntos Metropolitanos –quien esta vez sí se quedó a toda la comparecencia que tenía a su cargo- le había cuestionado de manera breve pero directa, sobre las observaciones que le ha hecho la Auditoría Superior del Estado (ASE) por cuentas pendientes de 2018, equivalentes a esos 17 millones de pesos.

William Conrado es uno de los integrantes del gabinete del estado que se caracteriza por sus dichos, su sencillez, pero sobre todo porque no se guarda las cosas, es franco y no se anda por las ramas.

Tal vez son los genes de colombiano, un buen parcero como se llaman en su tierra de origen, es la que sobrepasa de manera natural a este ingeniero civil, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

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Por ello, aprovechó este cuestionamiento para dejarles claro a las y los diputados que, por más que le busquen, no encontrarán ninguna irregularidad en su administración.

Tan seguro se mostró de ello que en más de una ocasión hizo sugerencias y recomendaciones a las y los legisladores, para que lo vigilen y se involucren en sus tareas. Probablemente ese carácter lo ha llevado a desempeñar diversos puestos en su carrera como servidor público en diferentes administraciones con políticos distintos.

Coincidió con Cristina Torres Gómez, cuando fue su jefa en el municipio de Solidaridad o con Carlos Joaquín González, quien también estuvo a cargo del ayuntamiento a partir de 2005. Formó parte del equipo de Alicia Ricalde Magaña en Isla Mujeres y con Gabriel Mendicuti, también en Solidaridad.

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Fueron casi cuatro horas de explicaciones de la glosa del Cuarto Informe con cifras, montos de inversión, avance de obras y necesidades de infraestructura para el estado. ¿La conclusión? La misma: siempre es necesario contar con más recursos.

El diputado Fernando Chávez, de Morena, hizo honor al estilo de sus planteamientos y le preguntó cuál era su obra más emblemática. Conrado Alarcón le dijo que ninguna y todas. Eso porque es el ciudadano el que define si la modernización de un crucero en Cancún cumplió las expectativas o la opinión de un humilde campesino de la zona maya, a quien le reconstruyeron un camino dañado por las lluvias y los huracanes la califica como la mejor.

Pero Chávez Zepeda siguió con las muestras de ignominia al pedir la construcción de un paso peatonal frente a una universidad en la carretera que une a Cancún con Playa del Carmen. De nueva cuenta, le explicaron que es una carretera federal. Aunque el mantenimiento básico está municipalizado -lo ilustraron- ahí las obras mayores deben ser autorizadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del gobierno federal.

Aunque son viejos conocidos de hace 30 años, Roberto Erales le lanzó una retahíla de preguntas a William Conrado y le cuestionó baches, mantenimiento y tardanza en obras, pero además se quejó de la actitud de varios de los funcionarios que han desfilado en el Congreso: “Siempre hay evasivas y mucha plática, pero no transparentan, no nos dan resultados”.

Conrado Alarcón contestó de manera sencilla: “Me gusta escuchar a todos. Mi felicidad es que mis atrasos y pendientes los voy a poder ir sacando”, pero le ganó su sinceridad al hablar de la falta de recursos: “Es muy triste decir carajo, caramba, no se pudieron hacer muchas cosas, no hay que perder la esperanza, las cosas pueden mejorar”.

Fue una comparecencia en donde el secretario fue bien preparado con datos, cifras, contratos y sus montos.

Incluso, hasta pidió una mayor participación de los legisladores en la supervisión de obras. Tres veces les solicitó lo acompañen in situ, también les sugirió armar grupos de análisis de los proyectos para socializarlos y definir si son obras prioritarias o no, y, al mismo tiempo, les pidió su apoyo para contar con más dinero para 2021 para obras públicas.

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Aprovechó para anunciarles que prácticamente le queda un año de trabajo nada más, aunque esta administración termine en el 2022. Es que la administración se cierra, les dijo, tenemos que terminar las obras y comenzar las entregas. No es posible ni viable dejar obras a medias. Se tiene que dar por cerrados y concluidos los proyectos y eso lleva tiempo.

Se dijo un convencido de la protección al medio ambiente y dijo que, de aprobarse y haber suficiencia presupuestal para las obras en el Boulevard Bahía, de Chetumal, y para las obras en Bacalar, taponará todas las descargas de aguas negras a la bahía o a la laguna que encuentre a su paso porque “es un crimen”.

Les va a salir más caro a los dueños de esas propiedades quitar todo el concreto que les vamos a echar, que ponerse en regla y conectarse a la red de CAPA, advirtió.

También dijo que a su parecer -al tiempo que se disculpó por esa sinceridad que fue herramienta de defensa en la comparecencia-, el Auditorio del Bienestar, ese que evoca la corrupción de la administración de Roberto Borge, sí está bien construido, solo que “faltó tropicalizarlo”. Le falta iluminación, aire acondicionado, estacionamiento y una subestación eléctrica. Pero dijo que es rescatable, pero no para haber instalado ahí el C5.

“Hubiera sido meter una caja fuerte -el C5- en un cascarón de huevo”, ejemplificó.

Fue una comparecencia que lo llevó a reconocer que “somos así de burros” al no haber llevado a cabo un proyecto que requirió de más inversión por ampliación, como la ciclovía de la avenida Bonampak en Cancún, hasta  admitir que la SEOP debería tener menos trabajadores sindicalizados, pues muchos de ellos son operarios y ya ni máquinas suficientes hay para operar en las obras públicas:

“Hacen poco o nada -reconoció- pero no depende de la Secretaría la reducción de personal -pero de inmediato metió reversa-, hoy no creo sea lo más justo, seguimos con esta gente ahí y como sea, es una carga presupuestal para la Secretaría”.

Al término de la reunión se fue con varios diputados en la bolsa, quienes quedaron satisfechos con la promesa de llevarlos a ver las obras, conocer proyectos e involucrarlos en el cumplimiento de las metas. Las cuentas, les dijo, están ahí en el CD que les dieron.

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Javier Casillas
Periodista multifacético, especializado en todo y en ocasiones, en nada. Egresado de la UNAM, en periodismo y comunicación.

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