Luis Fernando Salas | R360
“Un masculino en calidad de desconocido”, se escuchó en los radios de frecuencia de los agentes ministeriales. Eran las 7:45 horas cuando se dio el primer reporte del día y así daba inicio la jornada violenta del lunes, con saldo de cinco hombres asesinados bajo las balas de la delincuencia organizada.
Apenas calentaba el sol, cuando el cuerpo de un desconocido, de entre 20 y 25 años, estaba a la vera de un camino de terracería, a unos dos kilómetros de Prado Norte, el último fraccionamiento del Polígono Norte, es el mismo camino donde se perdió un par de ciclistas, en agosto pasado y tras una búsqueda intensa, sus familiares localizaron sus cuerpos sin vida; conduce a la comunidad de Francisco May.
No hay casas, son kilómetros de selva y poco transitado, un lugar propicio para los delincuentes. No hay cámaras, ni vecinos o transeúntes que puedan dar testimonio a las autoridades de lo que ahí pasó. La única evidencia que había era una cuerda de plástico amarilla con blanco, la cual sujetaba el brazo izquierdo de la víctima, como si hubieran tratado de amarrarlo de las manos y hubiera ofrecido resistencia, que al final no le sirvió.
Los dos casquillos percutidos, calibre 9 milímetros, que encontraron los criminalistas a unos dos metros del cuerpo, confirmaron que fue ejecutado, por los orificios de bala que tenía en la cabeza y rostro; en total eran cuatro impactos de bala.
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El desconocido era delgado, de tez morena, de 1.60 de estatura, cabello corto, tipo militar. Al parecer le gustaba combinar su ropa: vestía una playera negra ajustada con letras blancas con verde, una bermuda a cuadros color rojo con azul, una gorra deslavada y unas sandalias negras.
A las 9:20 horas subieron el cadáver a la unidad del Servicio Médico Forense (Semefo). Habían pasado unos minutos, después que depositaron el cuerpo en una de las cámara frigoríficas de la morgue, cuando el botón rojo de los radio Matra empezó a sonar de nuevo. Era un Código Rojo.
El reporte fue sobre la calle 11, de la Supermanzana 67, a espaldas del famoso mercado “El Chetumalito”, ahí un par de individuos ingresaron a un domicilio y sin mediar una sola palabra vaciaron un cargador de arma de fuego sobre sus víctimas, dos hombres que se encontraban platicando en el patio delantero de la casa.
Los vecinos sólo escucharon una decena de disparos y segundos después vieron a los hombres tirados, quienes antes del ataque habían estado consumiendo cervezas.
Sobre la banqueta quedó el cuerpo de uno de ellos bajo un charco de sangre, el otro fue trasladado aun con signos vitales al Hospital General Jesús Kumate, pasaron unos 30 minutos y los médicos reportaron su muerte.
Los peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) aun no concluían de procesar la escena del crimen cuando de nueva cuenta, vía radio, policías de Isla Mujeres, de la Zona Continental, solicitaron apoyo porque habían rafagueado a dos masculinos, en la colonia Montes de Los Olivos, enclavada en el lugar conocido como Rancho Viejo.
El ataque fue directo contra un par de sujetos que se encontraban afuera de un domicilio, el cual al decir de los vecinos y de los propios policías isleños, era un “punto” de venta de droga.
Uno de los muertos fue identificado por el apodo de “El Spiderman”; del otro, no saben las autoridades quién es, al igual que los dos anteriores de la Supermanzana 67.
La suma total de los tres hechos violentos del lunes fue de cinco muertos, que se incluyen en la estadística mortal de 310 ejecutados en lo que va del año en Cancún y tres en Isla Mujeres. En la danza siniestra de los números, Puerto Morelos ya tiene 11 ejecutados y Playa del Carmen, 164.