A sus 80 años, don Germán encuentra en la música una forma de vivir

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CHETUMAL, QR.- Una bocina, un micrófono y música almacenada en un dispositivo USB son las herramientas que utiliza don Germán Sánchez para obtener recursos.

La calle, mercados y negocios de comida son los espacios en donde obtiene hasta 150 pesos diarios para su sustento, a sus 80 años de vida.

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Oriundo de Campeche, desde hace poco más de 10 años llegó a Chetumal, a Felipe Carrillo Puerto, Playa del Carmen y Cancún.

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Hoy estuvo en una lonchería del mercado “Lázaro Cárdenas” vestido con una camisa de manta color verde claro, un pantalón café, zapatos negros y gorra roja.

Portaba una cangurera y un recipiente de color azul para que la gente deposite la ayuda que sea su voluntad.

No ha pertenecido a ninguna banda o grupo de música, tampoco ha incursionado de manera profesional como artista.

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“Canto para ganarme unos pesos para mi comida y mis gastos, soy viudo y no tengo hijos”, contó.

Un apasionado de la música

A raíz de la muerte de su esposa, Josefa Hernández, se dedicó a la actividad que siempre ha sido su pasión, pero que por diferentes circunstancias no había podido realizar.

“Este trabajo de cantar es como la persona que pide limosna, a veces te dan, a veces no. Hoy cantar me da para comer, me ayuda a sobrevivir, Dios siempre abre camino”, dijo.

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Tiene un repertorio musical de más 200 canciones y están en un dispositivo de almacenamiento datos denominado USB (Memorial Serial Bus). Se apoya con material escrito para no cometer errores.

Los temas que interpreta son de diversos grupos y artistas, tales como la Sonora Santanera, Bronco, Tigres del Norte, Vicente Fernández, Armando Manzanero y José José.

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Cuenta con una bocina color negro con puerto USB, al cual conecta el micrófono, envuelto en un paliacate, y entona las canciones de su lista o la que pida la gente.

Invariablemente porta su cubrebocas para evitar contagios de Covid-19.

La pobreza no fue obstáculo para conseguir su equipo. Aunque no cuenta con los recursos suficientes, se las ingenió para juntar dinero y comprarlo en una casa de empeño, su inversión fue de 600 pesos.

No le importa si hay mucha o poca gente en la calle, mercados o negocios de comida. Él comienza a cantar hasta armar el “ambiente”.

Una regla que tiene en su profesión de cantante callejero es no ingresar a cantinas y centros nocturnos, pues considera que son lugares en donde se promueve el vicio.

“Mientras estamos en la tierra hay que trabajar honesta y honradamente, y más con esta enfermedad que está pegando (Covid-19), está más difícil la vida”, mencionó.

Antes de dedicarse a cantar fue artesano por muchos años, tejía sillas de paja. Posteriormente fue albañil.

Don Germán no tiene un sitio propio para vivir, aunque constantemente viaja a Campeche y aproximadamente cada 15 días se cambia de ciudad para trabajar.

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Algunos amigos y conocidos son los que le brindan asilo, mientras consigue un dinero para continuar con su vida.

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