Staff | R360
CANCÚN, QRoo.- En México, como en el mundo, hay oficios y profesiones que por la naturaleza de su trabajo, han tenido que trabajar en espacios reducidos, en soledad o con un grupo limitado de personas durante varios meses. De ellos se puede aprender en estos días, cómo sobrellevar los efectos y la rutina diaria, provocada por el aislamiento que exige la cuarentena, que el Gobierno de México ha implementado como medida para frenar la propagación de la pandemia del Covid-19.
Si algo saben del aislamiento y de trabajar con equipos reducidos, son los pescadores, quienes salen a la mar por períodos de tres meses.
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Un pescador se confina por largos periodos, por lo que tiene experiencias sobre cómo manejar el aislamiento, el estrés y la convivencia, y no perder el enfoque.
Rodrigo Núñez Ramírez ha sido pescador desde los 17 años; ahora, a sus 65 está inactivo, pero eso no le impide recordar que trabajar en altamar con un grupo de cinco personas es difícil, pero como hay un objetivo en común que es sustraer la mayor cantidad de producto y llevar el sustento a su familia, lo mantiene enfocado.
“Es duro estar tres meses en un barco pequeño con cinco personas a bordo; nos levantamos temprano para lanzar las redes y cada persona tiene una tarea específica, esto es importante cuando se está confinado, tener algo qué hacer, estar ocupado, porque de lo contrario invade la nostalgia y los malos pensamientos”.
Dijo que hay embarcaciones en las que les toca trabajar con amigos, eso ayuda a pasarla mejor, pero cuando no es así, tienen que estar preparados para ello, pues la convivencia en lugares reducidos con desconocidos puede sacar los peor de cada persona.
En esa situación, es importante el respeto del uno al otro y cumplir con las tareas asignadas; en un barco lo primero es lanzar las redes al mar, esperar la captura, luego regresarlas a la embarcación, retirar el pescado, clasificarlo por tamaños, envicerarlo y después meterlo en hielo o al tanque de agua de mar, dependiendo del tipo de barco.
Durante la travesía, realizan tareas de vigilancia, limpiar la embarcación, preparar comida para la tripulación y reparar las redes, así como tener el equipo en óptimas condiciones, por lo tanto es un trabajo rutinario, de ahí que si alguien no se adapta puede caer en depresión, porque el mar es bonito, pero pasar tres meses frente a las aguas, genera hartazgo.
Como pescador, mi recomendación, dijo, para quienes están en confinamiento es establecer reglas de convivencia, marcar límites, cumplir con las tareas asignadas y dar tiempo para la diversión, pero la clave es el respecto y tener un objetivo claro.