La llegada del 2022 -la industria del videojuego enfrenta a un año con nuevos retos y oportunidades. comenzó con una noticia que tomaría a todos por sorpresa: Microsoft compró Activision-Blizzard por una suma de 68 mil 700 millones de dólares.
Este es un movimiento que sin duda alguna marca un precedente en la historia de los videojuegos y ha dado inicio a un nuevo tema que despierta dudas a quienes adoran este sector: ¿podría esto ser señal del inicio de un monopolio?
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Para este momento, ya han pasado semanas desde el anuncio de la compra efectuada por el gigante de Silicon Valley, por lo que poco a poco se ha liberado más información acerca de esta transacción y que distintos medios especializados —tanto en el ámbito de los videojuegos como en los de la tecnología y economía en general— comiencen sus deliberaciones sobre lo que significa para el futuro de la industria.
La compra más grande de la industria
Dentro del mundo de los videojuegos existe una gran variedad de compañías desarrolladoras y distribuidoras que continuamente están suministrando nuevos títulos al mercado.
A estas alturas ya no es sorpresa que algunos posean contratos de exclusividad en sus IPs con alguna de las tres grandes compañías: Nintendo, Sony o Microsoft.
La situación de la que nos corresponde hablar hoy no es la primera —y probablemente tampoco la última— que realiza Xbox Game Studios: en 2014 compró a Mojang, desarrolladora de Minecraft (actualmente el juego más vendido de la historia) por 2.5 millones de dólares.
Quizá mucho más relevante fue en 2020 su compra de ZeniMax Media, la compañía madre de Bethesda, por 7.5 millones de dólares, la cual posee franquicias tan importantes como Fallout, Doom e incluso The Elders Scroll.
Sin embargo, la compra de estas firmas palidece con la de este año debido a su magnitud. Por un lado, es necesario tomar en cuenta la cifra de compra: 68 mil 700 millones de dólares; para ponerlo en perspectiva. La compra de Disney a 21s Century Fox fue por 71.3 millones de dólares. Es decir, en lo que respecta a dinero, es —y probablemente será— la compra más grande dentro de esta industria.
Con ello, Microsoft se hace con un catálogo de más de 80 franquicias en total y que gracias al provecho que le otorga su plataforma de suscripción como lo es Xbox Gamepass con más de 25 millones de usuarios activos, es la compañía que posee el mayor atractivo en esta generación de consolas.
¿Es posible la existencia de un monopolio?
No es la primera vez que Microsoft se encuentra en un caso en el banquillo del acusado por monopolio, ya que a finales de los 90 del siglo pasado enfrentó una demanda debido a la presencia de su navegador “Microsoft Explorer” en cada una de las computadoras que poseían su sistema operativo, presentando así una competencia injusta frente a otros navegadores ya existentes. En su momento, el caso fue perdido por la compañía y debió compartir su interfaz de programación para asegurar una igualdad de condiciones.
Es necesario aclarar primero que la compra por parte de Microsoft está lejos de cerrar, ya que según lo indicado por parte de ambas compañías, no será hasta mediados de 2023 que se dará por finiquitado.
Esta tardanza en el proceso se debe por una parte a la gran magnitud de esta compra y por otra, debido a las leyes antitrust, siendo estas las encargas de analizar y limitar a las compañías en la creación de monopolios dentro de los Estados Unidos y asegurar la “sana” competencia en el mercado.
Es aquí en donde la cosa se torna confusa, ya que, en este caso, al igual que como sucedió con ZeniMax Media, muy probablemente la transacción no tuviera ningún inconveniente en finalizarse, ya que en primera instancia no es posible considerar a Microsoft y Activision-Blizzard como una competencia debido a que manejan mercados distintos: uno administra un ecosistema completo de consolas y el otro solo se encarga del desarrollo de videojuegos.
En estos casos, se considera como una integración vertical, una compañía compra otra ya que trabajan en distintos niveles de producción, y por ende, reducen sus precios. Si bien esto no asegura por completo que se dé por hecho la compra, es un punto muy importante que entra en consideración.
Sumado a esto, es posible mencionar que a pesar de que Microsoft sea un gigante tecnológico y la gran cartera que posee para realizar estas compras para Xbox, con la compra de Activision-Blizzard llegará al top tres según Bussiness Insider, que si bien es una posición privilegiada, no se encuentran en situación para poder “dominar el mercado”, debido a la presencia de otros dos titanes de la industria: Sony y Tencent.
De hecho, resulta curioso que el tema del monopolio parezca levantar una gran polémica debido a Microsoft, ya que realmente si existe otra compañía que se ha extendido en la industria de forma desapercibida ha sido la gigante china Tencent.
Esta empresa ha sido objeto de numerosas acusaciones de monopolio en el ámbito de las redes sociales en su país natal. Resulta que en lo que respecta a videojuegos, tal como lo explica Xataka, ofrece una libertad impresionante a sus estudios.
El problema de un posible centralismo
Si bien resulta poco probable que exista un monopolio claro dentro de la industria del videojuego al menos durante los próximos 6 u 8 años, nos encontramos ante un momento en el que es necesario tomar en cuenta la magnitud de lo que sucede.
Por un lado, la adquisición de más de 30 estudios para la baraja de Microsoft, lo posiciona como el dueño de franquicias extremadamente famosas, como Call of Duty o inclusive Crash Bandicoot, siendo este punto una duda muy latente dentro de sus aficionados y que sería respondida muy pronto por el propio Phill Spencer, CEO de Xbox Game Studios, al comentar que respetarán los acuerdos de exclusividad con las compañías ya existentes, ya que no buscan alejar a los jugadores de su plataforma, no obstante, también guardarían algunos títulos para sí mismos.
Es aquí cuando las cosas comienzan a tornarse complicadas. En esta situación, todos los estudios que se encuentran bajo el poder de Microsoft ahora deben responder directamente a Xbox Game Studios, es decir, cualquier producto desarrollado por los estudios deberán cumplir con ciertos parámetros que la compañía considere como adecuados para salir a la venta, lo que podría generar que algunas de estas producciones puedan tomar algunos cambios de rumbo en su fórmula.
Sumado a esto, el mercado de videojuegos actualmente se encuentra cambiando; hay que ver la presencia de los servicios de suscripción que están surgiendo, siendo Xbox GamePass el más atrayente debido a la gran cantidad de contenido que posee (y que probablemente incluya el de Activision y Blizzard una vez terminada la compra).
Este movimiento ha generado que Sony respondiera con su propio servicio, con Project Spartacus como su apuesta para entrar en este mercado. Con la presencia de modelos como estos, significaría que el acceso a estos contenidos ahora podría estar limitado a plataformas de esta índole, lo que podría complicar el acceso a ciertos títulos en un futuro.
Si bien esta situación podría resultar en mayor medida beneficiosa no solo para las compañías, sino también para el consumidor, los verdaderos perdedores aquí son los equipos desarrolladores, que tendrán que acatarse a los intereses de la empresa a la que deban responder, pero quizá mucho más preocupante es el futuro de los desarrolladores independientes, que quedan al margen del mercado sin un publisher que les ayude, lo que evitaría que pudieran recibir su merecido reconocimiento.
Un cambio radical en el paradigma
La industria del videojuego a pesar de ser la más joven, es la que posee el mayor valor, ya que según NewZoo, se esperaba que en 2021 llegara a los 181.1 millones de dólares. Pese a que esta industria pueda verse como un mundo extraordinario de posibilidades para los jugadores, desde el punto de vista empresarial sigue siendo un negocio con una feroz competencia.
Sin duda alguna, el hecho de esta compra de parte de Microsoft cambia las reglas del juego, ya que ahora compañías que parecían intocables como lo son Ubisoft, Electronic Arts o incluso Capcom pueden ser el foco de estas compras (lo considero improbable, más no imposible).
Además, si bien la filosofía que ha traído Phill Spencer como director de Xbox con esta última generación ha dejado en claro que no busca avivar las llamas en “la guerra de consolas” o sembrar la discordia entre los jugadores, solo será cuestión de tiempo —y con miras a 2023— para conocer qué se trae entre manos.