Miguel Cortés Miranda, conocido como el Químico Feminicida de Iztacalco, falleció el domingo 13 de abril de 2025 en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio luego de una caída en su celda. Su muerte ocurrió horas antes de una audiencia judicial relacionada con dos de sus presuntas víctimas.
El científico que ocultaba un monstruo
Cortés Miranda, de 39 años, era químico bacteriólogo parasitólogo egresado del Instituto Politécnico Nacional. A pesar de su aparente vida normal y su activismo en defensa de los derechos de los animales y apoyo a movimientos como el feminismo y los derechos LGBTQI, ocultaba una doble vida como asesino serial. En su perfil de Facebook, publicaba poesía que, según se cree, estaba relacionada con sus crímenes.
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El crimen que lo delató
El 16 de abril de 2024, Miguel Cortés Miranda ingresó al departamento de su vecina María José Castillo, de 17 años, en la colonia La Cruz Coyuya, Iztacalco. Allí abusó sexualmente de ella y la asesinó. Cuando la madre de la joven, Cassandra, regresó al hogar, también fue atacada, pero logró sobrevivir. Los gritos de auxilio alertaron a los vecinos, quienes llamaron a la policía. Cortés fue detenido en el lugar.
El horror en su departamento
Tras su arresto, las autoridades catearon su departamento y encontraron restos humanos, manchas de sangre, rastros biológicos, un serrucho, libretas, identificaciones oficiales de mujeres, teléfonos celulares, discos compactos y una memoria USB. Estos hallazgos lo vincularon con al menos otros seis feminicidios, cometidos entre 2012 y 2019. Entre las víctimas confirmadas se encuentran Amairany Robledo González (2012), Frida Sofía Lima Rivera (2015) y Claudia Andrea Aguilar (2019), quien inicialmente fue considerada fallecida por causas naturales.
El perfil perturbador de Miguel Cortés Miranda

En sus diarios, Miguel Cortés Miranda relataba experiencias de abuso sexual por parte de su padre y expresaba odio hacia las mujeres, especialmente hacia su madre y hermana, a quienes consideraba cómplices por consentirlo. También detallaba sus crímenes y mostraba una falta de arrepentimiento. Su comportamiento se caracterizaba por un encanto superficial y una amabilidad aparente, contrastando con sus actos criminales.
Impunidad y negligencia
A pesar de las evidencias y denuncias previas, las autoridades no lograron detener a Miguel Cortés Miranda durante más de una década. Incluso, en 2019, la Fiscalía determinó que la muerte de su novia fue por causas naturales, cuando en realidad fue una de sus víctimas. Este caso expuso graves fallos institucionales en la prevención y persecución de la violencia de género en la capital mexicana.
Con la muerte de Miguel Cortés Miranda, muchas preguntas quedan sin respuesta y varias familias sin justicia. Su caso se suma a la larga lista de feminicidios impunes en México, evidenciando la urgente necesidad de reformas en el sistema de justicia y protección a las mujeres.
