Tal como dice el soneto “Seis tequilas” de Joaquin Sabina, resultó que Goliat era un verdadero patán y David resultó ser un gigante.

Y lo vemos hoy en carne y hueso, cuando el “Góber precioso”, el “ídolo” de Kamel Nacif, el Goliat de los sexenios del PRI y el PAN, resultó ser un patán recluido tras las rejas en la administración morenista que como nunca antes ha combatido a la corrupción en México.

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Ejemplos hay de sobra, como el mismo caso de Lozoya y los millonarios robos a la nación con Odebrecht y con decenas de contratos de fertilizantes y Pemex, que incluso han generado propuestas de resarcimientos multimillonarios de parte de directivos de Altos Hornos de México.

O bien, la detención de varios ex gobernadores y sujeciones a proceso de ex funcionarios y empresarios encumbrados, producto de la empantanada corrupción de los sexenios del PRI y el PAN, como el mismo caso de narcopolítica que se sigue en Nueva York, con Genaro Garcia Luna detenido, otro patán que se sentía Goliat de la mano de Felipe, el oscuro.

Lo preocupante es que cada vez son más los políticos y empresarios que siguen formando parte de esos Goliats venidos a menos, y es que el CNI, de la mano de la UIF y de la CNBV, poco a poco cierran el círculo del dinero y bienes malamente obtenidos de los Goliats de antaño, para darle paso a un pueblo cada vez mejor administrado y menos explotado, a un David que se da cuenta que puede ser un gigante.

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