PUERTO MORELOS, QRoo.- Llegó a las seis de la mañana al parque del Casco Antiguo de Puerto Morelos. Se sentó en el kiosco que ya habían empezado a demoler con maquinaria; vio que había policías y trabajadores de la construcción, y en un momento los uniformados se replegaron para dar paso a sus compañeros antidisturbios, quienes se acercaron a los manifestantes sentados con él y los empezaron a empujar. A Carlos Hernández Saldaña, el propio director de Seguridad Pública, Gumersindo Jiménez Cuervo, lo levantó del brazo y lo arrestó.
Carlos fue el primero de los detenidos que fue transportado solo a los separos de la Policía Municipal. No fue contabilizado dentro de los cinco detenidos que dio a conocer inicialmente en un boletín el secretario general del Ayuntamiento de Puerto Morelos, Miguel Ángel Zetina Cuevas, al poco tiempo de que habían ocurrido los arrestos de forma violenta en Puerto Morelos.
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Al detenerlo no le leyeron sus derechos, y durante el traslado, el policía que lo custodiaba no le permitió usar su celular.
Al llegar lo metieron a los separos y lo llevaron con el médico legista; Carlos fue el único de los detenidos que no fue golpeado.
Al poco tiempo, recuerda, llegaron otros detenidos, y estuvieron esperando al juez, para que les informara por qué habían sido arrestados.
Recuerda sobre los otros detenidos, a Diego, a quien alcanzó a ver cómo lo sometían en el parque y le aplicaban un candado, por lo que dejó de forcejear, en el piso, pues empezó a sentir que se ahogaban. Dice que a Diego, al momento de caer al piso, uno de los elementos lo mordió.
Carlos también vio que a sus compañeras las tiraron al piso, las golpearon; una de ellas tenía moretones en todo el cuerpo. Otro manifestante que estaba grabando cuando demolían el parque, cuatro policías lo sometieron en el piso porque según los uniformados ya le habían advertido que no podía grabar.
En los separos, Carlos vio un letrero que informaba que los detenidos tienen derecho a estar con su abogado defensor, pero afirmó que su a su abogado no lo dejaron entrar al momento en que lo presentaron con el juez, quien le informó que la causa del arresto había sido por alterar el orden público; por no atender las indicaciones de la policía municipal “cuando nunca dieron instrucciones, simplemente se acercaron a quitarnos y nos arrestaron”; y por ofender a la autoridad.
Carlos explicó que una vez que pasaron todos los detenidos con el juez, empezaron a llegar funcionarios del ayuntamiento con el logotipo en la camisa, y en ese momento la actitud de la policía, cambió a un trato muy amable.
Dijo que se presentó un abogado de derechos Humanos, quien les tomó sus testimonios, y una abogada les dijo que se había promovido un amparo, el cual les recomendó a él y a los cinco arrestados desechar porque ya no pagarían multa. Desestimaron el amparo.
Les iban a dar un arresto de 36 horas y una multa de mil 800 pesos.
Carlos recordó que el jefe de la juez les informó que “por instrucciones de jerarquía” se había tomado la decisión de que no tenían por qué estar detenidos y que se les haría una amonestación verbal. Después los liberaron, a las 15 horas, aproximadamente sin el acostumbrado “usted, disculpe”.