Los arcades, las primeras consolas de sobremesa, hasta llegar hoy en día con las plataformas existentes; los videojuegos se han establecido cada vez más en el mundo del entretenimiento, cubriendo un publico que va desde los millennials que vieron nacer esta industria hasta los niños y jóvenes de la Generación Z. Si bien es cierto que este sector ha evolucionado rápida y constantemente gracias a la tecnología, aun así un elemento se ha mantenido idéntico: la interacción social.
En los 70 y 80, los arcades fueron el principal punto de encuentro para las personas quienes amaban a los videojuegos, y al ser lugares particularmente concurridos, era inevitable que se formaran pequeños grupos y comunidades alrededor del lugar, compartiendo así sus experiencias o gustos. Durante los primeros años de la industria esto era algo muy común, pero conforme ha evolucionado puede parecer que este trato entre las personas ya no existe, sin embargo, no nos encontramos frente a una “extinción” de esta situación, sino que ha “migrado” y sigue existiendo en un entorno digital.
Una evolución lenta y constante
En sus bases históricas, los videojuegos multijugador se comenzaron a crear conforme la tecnología se iba desarrollando, como Tennis for Two en 1958, como un experimento en una computadora analógica, pero este tipo de juegos realmente comenzaría a tomar lugar entre la década de los 60 y 70 con las primeras computadoras personales, con juegos como Asteroids o Space Race.
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Juegos de esta índole fueron desarrollados para computadoras de su tiempo, es decir, siendo completamente sencillos y lo suficientemente entretenidos para que al menos dos personas pudieran jugar con ellos.
A pesar de que las computadoras tuvieron esta incursión en el término de multijugador, entre la década de los 70 y 80 los arcades se convirtieron en una gran parte del mercado más exitoso para los videojuegos. Un ejemplo de esto fue lo sucedido con la escasez de yenes en Japón con la salida de Space Invaders en 1978.
Es en este punto la inclusión de la pantalla dividida fue utilizada para los juegos en los que dos personas podrían cooperar o competir en algún título.
Con la llegada de la década de los 90, la combinación entre la mejora en los ordenadores y la llegada de las consolas de sobremesa marcaron el fin del reinado de los arcades, los cuales poco a poco comenzaron a quedarse atrás.
Esto dio paso a la presencia de los juegos mediante el uso de cables LAN, siendo Doom con su opción para poder jugar su campaña con otra persona o un modo competitivo en el cual hasta seis personas podrían unirse.
De allí entonces es cuando luego, con la mejora de la infraestructura de internet y mejores componentes para las computadoras y consolas, el internet permitiría a las personas jugar un mismo título desde sus casas.
Esta última etapa es la que se mantiene y ha ido perfeccionando con los años, marcando así el elemento definitivo para que la interacción migrara al ámbito digital.
Una nueva manera de interactuar
Con la llegada del internet, la industria del videojuego ha dado un cambio gigante en todos los aspectos, desde la integración de tiendas digitales hasta lo que ahora apunta a ser el cloud gaming.
Con este nuevo estándar podría parecer que la interacción social entre las personas ha desaparecido en su totalidad, apegándose al estereotipo creado por los medios del gamer que no sale de casa y odia el contacto con las personas. Pero contrariamente a esto, los videojuegos se han convertido en un lugar en donde la interacción social se ha vuelto su base.
Por un lado, actualmente nos encontramos con un lanzamiento de títulos que se han concentrado totalmente en ofrecer experiencias que puedan compartirse con otras personas de distintas formas, ya sea compartiendo un mismo equipo, uniéndose con amigos a una misma partida, o incluso los sistemas de clanes.
Podemos mencionar entonces juegos que utilizan mecánicas multijugador de distintas maneras: Valorant y League of Legends son títulos PvP con los cuales interactuar con un equipo que ayudará a conseguir la victoria.
A Way Out e It Takes Two son juegos PvE en los que será necesario cooperar para conseguir el éxito en las misiones.
Los MMO como World of Warcraft o Final Fantasy XIV son títulos que permiten unirse a grupos para poder ayudarse mutuamente para seguir subiendo de nivel.
De la misma forma, ahora la interacción entre los jugadores puede tomar lugar en foros como Reddit para discutir sobre ciertos temas, pero en estos casos, aplicaciones como Discord han sido las más usadas, permitiendo salas de chat de texto y voz grupales para hablar de diversos temas, permitiendo así que las comunidades se creen con mayor facilidad.
Además, no es que el “contacto físico” haya desaparecido del todo, aún es posible ver eventos o exposiciones en donde a quienes les aficiona este mundo tienen su punto de encuentro para interactuar entre sí. De hecho, un juego que consiguió esto ha sido Pokemon Go, motivando a las personas a salir y trabajar en equipo para conseguir ciertos objetivos.
¿El multijugador se ha vuelto imprescindible?
A pesar de que el apartado de multijugador se ha convertido en una nueva manera de interacción entre las personas, puede ser debatible realmente su implementación, ya que si bien se ha convertido en un genero de videojuegos que tiene un gran público, existen situaciones cuya inclusión puede ser cuestionable.
Casos como lo sucedido con The Last of Us o incluso Uncharted 3, o incluso los reboot de Lara Croft, juegos que destacan principalmente por su apartado narrativo y ser un género de acción y aventura, pero aun así, incluyen modalidades multijugador como un extra luego de haber culminado el contenido principal y darle “más vida” al título.
Probablemente para unirse a esta “ola” que existe por juegos en los que exista esta posibilidad de jugar con otros, ya que es gracias a esto que se da pie a que más personas se unan y crean comunidades alrededor del título.
La inclusión del online en ciertas ocasiones puede resultar totalmente contraproducente, y en vez de crear agrado entre los jugadores, puede incluso desconcertarlos.
Pongamos un ejemplo: Uncharted es un juego que resalta principalmente uno de acción y aventura narrativo, en el que el atractivo principal es su narrativa; añadir un multijugador —que no es su fuerte— puede resultar bien a corto plazo, pero no termina de encajar con la formula del juego. Y para colocar un contraste, viendo el caso de Call of Duty, es un juego que debido a su género y forma de jugar sí podría encajar perfectamente con una modalidad así.
La inclusión “forzosa” de estos multijugadores termina siendo mucho más criticado que agradecido en muchos casos por una razón muy simple: hay juegos que se sostienen por sí solos, sin la necesidad de estas modalidades.
Un argumento muy válido por parte de las comunidades es que el tiempo y recursos invertidos pudieron dedicarse a mejorar el contenido principal y no un añadido que descontinuarán en un tiempo.
Siempre existirán comunidades
En definitiva, los videojuegos han presentado a las personas una nueva forma de entretenimiento y disfrutar de historias que no podrían tomar lugar en otros medios debido a la capacidad de acción que puede tener el jugador. Sumado a ello, como bien he venido planteando, los videojuegos desde su creación han sido un punto de encuentro y entendimiento para muchas personas, permitiendo así crear grupos en los que exista una convivencia que resulte agradable.
Sin embargo, la presencia del multijugador no es el elemento que acaba por crear que las personas tengan interacción entre sí y creen comunidades alrededor del título y mucho menos que garantice que sea un éxito. Lo realmente importante en este caso es que el desarrollo de la historia, su jugabilidad y demás aspectos estén en armonía y ofrezcan una experiencia grata para el jugador, ya que esto es lo que las personas terminan por compartir en grupos o foro.
Una firma no puede garantizar que su juego sea del agrado de todos, pero mientras haga un trabajo en el cual se demuestre que se ha puesto todo el empeño, siempre será bien recibido por muchos.