CANCÚN, QR.- La industria hotelera y restaurantera se enfrenta a un desafío debido a la falta de trabajadores dispuestos a asumir roles tradicionales.
“La crisis sanitaria llevó a un cambio significativo en la mentalidad laboral, con una creciente preferencia por trabajos más flexibles y mejor remunerados en la industria hotelera, señaló Juan Ignacio Stela, presidente a nivel internacional del Club Skál.
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Destacó el problema del déficit de trabajadores en la industria hotelera y restaurantera no es exclusivo de México, se está presentando a nivel mundial, por lo que están buscando acercarse a las instituciones educativas para contar con semilleros de jóvenes que se interesen por colaborar en la industria.
La pandemia y la industria hotelera
Explicó que cuando se presentó la pandemia por el Covid-19, tuvieron que dejar ir a muchos de sus trabajadores, situación que obligó a esos empleados de la industria hotelera a adaptarse a nuevas formas de trabajo, como el teletrabajo, emprender, ventas en línea y trabajos en plataformas digitales, entre otros.
Ahora ya no les interesa a estar rolando turnos o demasiadas horas en los hoteles, y le han manifestado que para eso ya no están, y prefieren seguir trabajando desde sus hogares, o con horarios más flexibles, en otros tipos de actividades diferentes al hotelería, lo cual está teniendo un impacto en los niveles del servicio.
Ulises Herrera, un estudiante universitario, comparte su experiencia, dijo que su primer empleo fue en el Moon Palace, de ayudante de camaristas, ganando el salario mínimo; en temporada vacacional trabajaba ocho horas, más las horas de traslado de su casa al hotel y viceversa, algo que no le agradó.
Afirmó: “No me interesa trabajar en la hotelería, son muchas horas de trabajo, para un salario mínimo y la exigencia de hablar dos idiomas; si deseas subir de puesto, debes tener la universidad concluida, pero cómo la vas acabar con tantas horas de trabajo”.
Declaró que prefiere trabajar en una plataforma digital de entrega comida a domicilio, en la que inició con una bicicleta, y ahora ya tiene una motocicleta, logrando realizar más entregas en menos tiempo y trabajando solo cuatro horas al día gana alrededor de tres mil pesos a la semana.
Además de ser dueño de su tiempo y su dinero, sin tener ningún jefe que lo presione, dice que él decide si trabaja o descansa, en qué horarios y en qué zonas de la ciudad, y lo mejor, le permite continuar con sus estudios universitarios, logrando un equilibrio en las diferentes áreas de su vida.