A poco menos de dos semanas de que Mara Lezama juró como gobernadora constitucional de Quintana Roo, va delineando con los sectores del estado y con la Federación, el Nuevo Acuerdo de Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo, con un factor que es inherente a la Cuarta Transformación: la incorporación de la sociedad en los planes de gobierno.
Si bien Mara no parte de cero para enriquecer su Plan de Desarrollo, pues en su oferta política en campaña fue adelantando sus propuestas, más la de corte social, el Nuevo Acuerdo de Bienestar resulta innovador, puesto que no se trata de un pacto, sino de construir con base en la realidad y no sólo sobre el escritorio.
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Mara, como política, ha mostrado ser una mujer pragmática y lo confirma con la ronda que está haciendo con los sectores y su Nuevo Acuerdo.
Ya se sentó con el sector empresarial del estado, representado por la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial y los hoteleros. Aquí, los oficios de cabilderos como Artemio Santos Santos han sido sin duda, imprescindibles.
Otros cabilderos insertados en el gabinete de Mara tendrán que hacer lo suyo, para atraer a sectores como el de los trabajadores y el del campo para adherirlos al Nuevo Acuerdo. Y aquí, que pareciera pan comido, no lo es, pues los representante de aquellos sectores simbolizan al mismos tiempo su antítesis.
Ahora, de los resultados de la reunión de Mara con los empresarios, es concluyente que una parte de este sector ha preferido el diálogo a la confrontación, sobre todo al tratarse, el de Mara, de un gobierno emanado de la Cuarta Transformación.
Cierto, no estuvo todo el empresariado en la reunión del miércoles 5 de octubre, pero sí el más representativo y poderoso del estado.
La seguridad, un factor clave del Nuevo Acuerdo
Otro resultado, bastante significativo, es que lo sucedido en el encuentro entre los representantes de la iniciativa privada y la gobernadora Mara Lezama, fue un primer paso para cerrar la brecha de desigualdad entre el norte y sur del estado.
Si los empresarios locales logran invertir en el sur, con grandes proyectos que incentiven trabajos de calidad, apoyados por los gobiernos locales de la Cuarta Transformación, así como el estatal, no con quitas ni descuentos fiscales, sino con facilidades en la tramitología para la apertura de negocios, será un buen principio.
Mara como alcaldesa, logró que el municipio de Benito Juárez fuera un polo atractivo para la inversión, por ejemplo, al digitalizar trámites de los que la corrupción se había apoderado, sobre todo en materia de desarrollo urbano. Para Mara la digitalización acorta y en determinados casos pone fin a la corrupción.
Pero no sólo Mara y su gobierno municipal lograron abatir los niveles de corrupción en trámites; también dio los primeros pasos para disminuir distintos índices delictivos de competencia local. Así lo confirman cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el último año de su administración.
En esos resultados, la estrategia implementada por Rubén Oyarvide Pedrero mostró su eficiencia. De ahí que la opción lógica para encabezar la titularidad de Seguridad Pública del estado hubiese sido el militar en primera instancia, pero un gobernador siempre está a la intemperie en este tema. Lo positivo es que se resolvió y ahora Oyarvide Pedrero tendrá que demostrar las aptitudes para el cargo al frente de la seguridad de la entidad.
Además de la seguridad, los empresarios tendrán un bono, aunque polémico desde el punto de vista ambiental, que será un detonador de negocios: el Tren Maya, que será puesto en operación justo en el periodo de gobierno de Mara Lezama. Y los tramos 5 y 6 son los más rentables de este proyecto insignia del Gobierno de México.
Así que la trascendencia del Nuevo Acuerdo de Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo, con su dinámica inclusiva y de participación, radica en el hecho de que por primera vez en mucho tiempo, todos, gobierno, sectores y sociedad civil, trabajarán en una misma línea y objetivo para contribuir a generar igualdad y desarrollo en el estado.