Mara Lezama ha crecido en la política a pasos agigantados. Logró una aspiración personal que es el sello de la Cuarta Transformación: servir al pueblo con eficacia, con austeridad republicana y sobre todo, con finanzas sanas, incluso con la pandemia de Covid-19. Es decir, ha hecho el camino correcto hacia una reelección en la Presidencia Municipal.
La encuesta del vox populi le asegura un lugar para otro trienio, pero ¿está dispuesta a seguir sirviendo, a pesar de los ataques de una prensa facciosa y financiada por intereses aviesos, que han tratado de deteriorar su imagen con mentiras, debido a los intereses que Mara ha afectado con sus decisiones?
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Su comportamiento sin duda es ejemplar. Por primera vez en mucho tiempo, en Cancún se aprecia a una alcaldesa que trabaja todos los días, incluso bajo una administración marcada por el Covid-19, que tanto ha golpeado en la salud, la economía y el empleo.
Su administración no ha engordado la burocracia. Ha hecho más con menos guiada bajo los términos de la Cuarta Transformación. Ha puesto candados a la corrupción y mejorado los sistemas de gestión del municipio, punto en el que inicia la tentación de las dádivas y los trámites “chuecos” entre funcionarios y empresarios.
Para este 2021, su administración se estará apretando el cinturón, y aun así seguirá haciendo más con menos. En el Presupuesto de Egresos para 2021, se aprecia la austeridad republicana de la que tanto habla el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pese a la tentación de endeudar al municipio, como lo han hecho sus antecesores, bajo la excusa de que no alcanza, con su equipo ha diseñado una estrategia financiera que está funcionando, tanto que de tres créditos que conforman la abultada deuda externa de Benito Juárez, ya ha liquidado uno, y lo hizo en el año de la pandemia, un logro que ninguno de los diez municipios vecinos ha podido presumir.
A uno de los problemas más delicados de la demarcación, como lo es el de la basura, puso una solución pensada más en términos de la utilidad pública, que de los intereses de un empresario voraz que se negó a invertir en su propia compañía e incluso, maltratar con la retención de salarios a sus trabajadores.
Hoy, el servicio de basura tiene días y horarios establecidos, que se cumplen religiosamente, y ya se litiga la concesión que fue hecha a la medida de una persona, y no de la ciudadanía, en términos de un viejo régimen, que aún no termina de morir.
Mara Lezama también les puso un freno a los empresarios inmobiliarios, que con total impunidad actuaron en los trienios pasados despojando a ciudadanos de sus ahorros, con ventas fraudulentas de terrenos, carentes de certeza jurídica y de servicios públicos mínimos.
La obra pública se aprecia y aun cuando quedan pendientes, como los daños que las tormentas y huracanes le hicieron a la cinta asfáltica de calles y avenidas de Cancún, la iluminación de parques y avenidas avanza.
La administración de Mara Lezama en 2020 ha salido airosa de eventos que estuvieron fuera de la mano de la joven presidenta municipal, como la disolución a balazos de una manifestación feminista y sin embargo, tomó las decisiones correctas al remover a un jefe policíaco que actuó por propio criterio.
El camino no ha sido fácil, pero la reelección se asoma, y es seguro que los cancunenses verán a Mara Lezama en la boleta electoral. Pero este rumbo la sitúa también en una decisión que deberá tomar pronto, para 2022: la candidatura para la gubernatura de Quintana Roo.
No hay nombres relevantes, incluso dentro de Morena, ni en la aniquilada oposición, que le hagan sombra. Dentro del círculo lópezobradorista, todos saben, sin ninguna duda, que el Presidente de México la quiere en la silla del Palacio de Gobierno en Chetumal.
Argumentos contra su candidatura los hay, pero todos se centran en que es un personaje muy local, sin embargo, su influencia está en el municipio que le aporta más votos a cualquier candidato, incluso que los 10 municipios restantes juntos.
El gobernador Carlos Joaquín no incidirá en la candidatura de Mara ni en los resultados de la elección. Su posición es muy débil, por la mala conducción en el Poder Ejecutivo, y sus decisiones que están al amparo de sus propios intereses y de los de grupo, tanto políticos como económicos.
El futuro político de Mara está ya escrito, y lo único que podría influir en ese destino es la propia decisión de la segunda mujer alcaldesa de la historia del municipio más fuerte en términos de ingresos turísticos. Habrá que estar al pendiente desde ahora, de cada uno de sus discursos y declaraciones para apreciar el contenido del mensaje político.