Para revisar el desarrollo de la Evaluación formativa de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), el pasado viernes 24 de noviembre se llevó a cabo en todas las escuelas de educación básica del país la 3ª sesión ordinaria del Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes.
Tuvo el propósito de que los docentes de preescolar, primaria y secundaria continúen con el trayecto formativo y logren apropiarse de la nueva propuesta curricular de la Nueva Escuela Mexicana.
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El propósito particular de la 3º sesión fue analizar la forma en que se ha desarrollado la Evaluación formativa y cómo se vincula con el programa analítico y la planeación didáctica.
Pero, ¿a qué se refiere la NEM con Evaluación formativa?, ¿en qué se asemeja o diferencia de los conceptos anteriores de evaluación?, ¿esta nueva forma implica un cambio en los roles que tradicionalmente venían desempeñando profesores y alumnos?
Empecemos aclarando que no es la primera vez que se habla de Evaluación formativa en una reforma educativa, sin embargo, en esta ocasión, la NEM busca separar y diferenciarla de las actividades que se llevan a cabo para obtener una calificación y una acreditación.
Cotidianamente se ha entendido a la evaluación como sinónimo de examen o de medición de lo que memorizó el alumno a partir de lo que dictó o explicó el profesor, es decir, “de lo que aprendió el alumno”.
Sin embargo, el proyecto educativo de la NEM, que propone una forma diferente de concebir a la educación y a todos sus procesos involucrados, implica también un cambio en la forma de entender a los procesos y el concepto mismo de evaluación.
Áreas de oportunidad por la Evaluación formativa
Para el nuevo proyecto educativo, la Evaluación formativa es un proceso flexible y continuo que permite recoger información que ha de ser empleada en pro de los estudiantes, pues los ayuda a conocer y entender sus áreas de oportunidad para transformarlas en fortalezas, a través del empleo de diferentes instrumentos de evaluación, como la guía de observación, el registro anecdótico, el diario de clase, la lista de cotejo, escala de actitudes, portafolio de evidencias, entrevistas, debates, proyectos, los cuales permiten brindar retroalimentación al estudiante y el profesor para que ambos establezcan un trayecto de mejora constante, adaptado a las situaciones y contextos de los propios estudiantes.
De esta manera se entiende que la evaluación tiene un papel mucho más enriquecedor y positivo del que tenía en anteriores administraciones, en las que los exámenes o pruebas objetivas eran el juez indiscutible que dictaba quién había aprendido y quién no, y en consecuencia quién era merecedor de un diez, aunque muchas de las veces esos jueces solo medían las capacidades memorísticas de los estudiantes.
Entendiendo que la Evaluación formativa implica un proceso más enriquecedor y no punitivo, se requiere de un cambio de visión de todos los agentes involucrados en el proceso de aprendizaje, principalmente en los roles desempeñados por el alumno y el profesor.
Papeles que debe cumplir el profesor en la Evaluación formativa:
- Fortalecer el vínculo entre escuela y alumno a través de la motivación, la confianza y la empatía
- Retomar el error como posibilidad de aprendizaje
- Valorar el esfuerzo del alumno
- Saber cuestionar
- Trabajar la coevaluación (evaluación que se realiza entre los propios alumnos)
- Diseñar estrategias y actividades
- Detonar procesos metacognitivos (la metacognición es la capacidad para reflexionar sobre el pensamiento propio y la forma en que se aprende)
- Promover la retroalimentación
En cuanto al alumno, éste juega un rol activo. Como resultado del acompañamiento y motivación de su profesor, surge en ellos la necesidad de conocer, de construir saberes y de llevar a cabo acciones que le permitan resolver situaciones relacionadas con su contexto.
El alumno también participa en la evaluación de sus compañeros y con la ayuda de su profesor, también evalúa sus propios logros y reconoce sus errores como una posibilidad de aprendizaje.
En resumen, a partir de los nuevos roles tanto de profesores como de alumnos, la Evaluación formativa promueve una educación que forme seres pensantes, críticos y reflexivos, habilidades indispensables en una sociedad tan compleja como en la que vivimos actualmente.