Elena Marín | R360
La duda sobre lo que hay después de la muerte es un tema que ha intrigado a los humanos del todo los tiempos, saber si la muerte es el final de la vida o el inicio de una existencia diferente en la que no hay cuerpo físico y en la que la felicidad está garantizada, es la oferta de las creencias religiosas en las que para acceder a esta vida eterna se tiene que pagar un precio en la tierra.
No obstante en oposición a estas creencias, investigaciones revelan que no importa la forma de morir o la circunstancia de la vida, en el último momento las personas atraviesan túneles, pasadizos, puentes, caminos entre otros de acuerdo a la cultura en la que han vivido y si hay una luz al final.
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La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross realizó una investigación de más de 15 años, en la que trabajó con alrededor de 20 mil moribundos con los cuales pudo comprobar que en el proceso de la muerte existen tres pasos.
En el primero estaría el deterioro del cuerpo como consecuencia de alguna enfermedad, suicidio, homicidio, feminicidio, infarto, no importa la forma de la muerte, lo que importa es que en ese momento es el proceso de liberación del cuerpo físico a un estado psíquico.
A partir de este momento los moribundos dejan de percibir la realidad de la misma forma y empiezan a ver todo lo que está a su alrededor, no importa el estado del cuerpo físico, las personas que son ciegas puedan ver, quienes no caminan se pueden ver con sus piernas, quienes tienen alguna lesión física por algún accidente que hayan pasado, podrán verse como estaban antes del accidente.
En el momento en que no se registra presión arterial, ni respiración y en algunos casos ondas cerebrales, las personas pueden registrar exactamente lo que pasó en esos momento, quienes fueron atropellados pueden dar el número de la placa del carro que lo atropelló, quienes sufrieron algún accidente pueden revelar cómo fueron sacados del automóvil entre los fierros retorcidos.
Por ello durante la muerte de un familiar este momento puede ser aprovechado para despedirse del moribundo, pedir perdón o explicar algún pendiente que haya habido con él sin importar el tiempo en que esto pasó, se trata de que el que va y el que se queda estén en paz. La persona que está muriendo puede registrar lo que está pasando en ese momento.
A partir de este momento las personas pueden ver a sus amigos o familiares que han muerto antes no importa el tiempo que haya pasado desde el hecho, ellos los recordarán tal como eran cuando dejaron de verlos, esto hace que pierdan el miedo a morir, pues en el momento de partir se dan cuenta que al otro lado de la vida hay quienes los están esperando.
En el tercer paso de la muerte es cuando los moribundos pueden ver un túnel, un pasadizo, un puente, cuando van avanzando sobre esta imagen que se da de acuerdo a la experiencia que cada quien haya tenido en su vida, una luz brilla al final. Y esa luz es cada vez más blanca, de claridad absoluta, ese es el momento en que las personas a las que no les toca morir pueden regresar porque de lo contrario ya no se puede volver al cuerpo terrestre. Cuando se ha visto esta luz ya no se quiere volver.
Estas son las experiencias que narran quienes han estado más cerca de la muerte que la paz es tal que ya no se tiene necesidad de la vida como la conocemos.
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Este es el momento de revisión de la propia, lo que se pudo ser, conoces cada pensamiento, cosa que hiciste interpretas y cada pensamiento que tuviste, los actos y las consecuencias de los mismos.
Sobre la autora: Licenciada en Intervención Educativa, Maestra en Psicoterapia Humanista y Diplomado en Programación Neurolingüística e Hipnosis Ericksoniana.