Escuchar a la gente, ese fue uno de los principales compromisos de Carlos Joaquín al tomar las riendas del Gobierno del Estado de Quintana Roo. Sin embargo, esta promesa no solo quedó en el pasado, sino en el olvido.
El no saber y querer escuchar a la sociedad, también se ha convertido en el principal problema de Carlos Joaquín en su administración. La ciudadanía que le dio el voto de confianza y que hoy está arrepentida, a cuatro años de administración, sigue reclamando este compromiso incumplido.
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El gobernador tiene otros problemas: la soberbia y la falta de humildad, para reconocer que se equivoca. Él es perfecto, él es contador, él tiene los números y por tanto, él tiene la razón.
No le importa lo que diga la gente, no le importa que las redes sociales estén inundadas de comentarios en contra de él, de su toma de decisiones, de sus funcionarios y de su falta de sensibilidad para atender las demandas y reclamos ciudadanos.
El sábado 13 de septiembre dio una muestra más del por qué la gente ha llegado al repudio en contra de él. Dijo que no removerá del cargo al secretario de Seguridad Pública, Alberto Capella Ibarra.
El responsable de la Seguridad Pública es en estos momentos, el funcionario público con mayor rechazo social en el estado. Sus acciones al frente de la institución han dejado mucho que desear, sus resultados aún están en espera, pese a que el 25 de septiembre cumple dos años en el cargo.
Carlos Joaquín lo presentó en 2018 como el salvador de Quintana Roo con cartas credenciales insuperables, pero con el tiempo se reveló el motivo de su arribo a Quintana Roo, no fue la seguridad sino un tema político y económico.
Trajo a un fanfarrón de Tijuana que desde el primer día aseguró tener la fórmula para acabar con la delincuencia en el estado. Sus mismos elementos lo desmienten: “nada ha cambiado en lo operativo y en las estrategias de combate a la delincuencia, lo único que ha cambiado son los mandos directivos que impuso en la corporación”.
No solo la población está en desacuerdo con el trabajo de Capella Ibarra, el pasado 8 de septiembre, en el evento del IV Informe de Gobierno, los diputados coincidieron en señalar que es uno de los temas más preocupantes en el estado y en el que no se han registrado resultados. Hasta el legislador Eduardo Martínez Arcila criticó el trabajo del funcionario policial, mientras que el Partido Acción Nacional (PAN) estatal, que impulsó Carlos Joaquín a la gubernatura, lo reprobó.
Si Carlos Joaquín piensa que por ser el único facultado para remover del cargo a Capella Ibarra lo convierte en un “todopoderoso”, también debe tomar en cuenta que se convierte en el mayor o único responsable de la situación de inseguridad en el estado, por mantener al “showman” en el cargo, quien por cierto enfrenta hasta denuncias penales ante la Fiscalía General de la República (FGR).
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Alberto Capella está llevando a la “tumba” al gobierno de Carlos Joaquín, la seguridad pública es uno de los más sentidos reclamos de la población y que se verá reflejado en las urnas, pero como dice el refrán popular: “el que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe a gloria”.
Payo Obispo
Si de casos perdidos se trata, el presidente municipal, Otoniel Segovia Martínez, encabeza la lista en Othón P. Blanco. El próximo 18 de septiembre rendirá su II informe de Gobierno, nadie espera nada, no hay que ver la transmisión por redes sociales. Basta con que los ciudadanos se paren en la puerta de su casa para observar la realidad de la recoja de basura, de las calles, del alumbrado público y de otros servicios públicos que no pudo resolver. Su informe a estas alturas solo será visto para satisfacer el morbo.