Luis Fernando | R360
CANCÚN QRoo.- Zenen, de 24 años, dejó de estudiar, no trabajaba, se juntó con malas compañías. Hizo lo mismo que su hermano mayor Iansael, hace más de un año, y también terminó igual que él: asesinado por las balas del narcotráfico que todos los días cobran más víctimas en el destino vacacional, a pesar de la estrategia de Mando Único implementada por el Gobierno estatal.
Zenen se reunió la mañana del viernes, el último día de enero, con Diego, de 14 años; Luis, de 23 y Mauricio, de 16 años, en las jardineras que dividen las diez privadas del fraccionamiento Tumben Cuxtal, uno de los más antiguos de Cancún, que se localiza entre las calles 65 y 71 y las avenidas Francisco I. Madero (Ruta 4) y Miguel Hidalgo (Ruta 5).
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Diego, el más chico de todos, vive en la privada Albatros y Zenen, en Ibis; los otros dos son desconocidos para los vecinos, solo a uno lo ubican con el sobrenombre de “Matagatos”.
El reloj marcaba las 11 de la mañana de aquel viernes cuando un hombre solitario ingresó a la privada De las Calandrias, atravesó una jardinera y ubicó al grupo de jóvenes que se encontraban al pie de una Ceiba: platicaban y fumaban marihuana.
Cuando el sujeto tuvo a los jóvenes a unos tres metros de distancia los sorprendió con una descarga mortal de disparos; la mayoría fueron contra Zenen, quien herido de muerte y por instinto de supervivencia, corrió sobre la privada De la Ocas, pero a los diez metros se desplomó.
El pistolero regresó por la misma jardinera por la que entró y abordó una motocicleta, en la que ya lo esperaba su compinche para huir de la zona sin dejar rastro.
Mónica llegó hasta la privada y encontró a Zenen, su hijo, bocarriba: “Perdóname por vender droga”, fueron sus últimas palabras antes de que perdiera el conocimiento.
A los pocos minutos llegaron ambulancias de la Cruz Roja, el primero que levantaron los paramédicos fue al hijo de Mónica, después a Diego, quien quedó en la misma privada pero en el otro extremo, con un impacto de bala en el pecho; los otros dos, menos graves, también fueron trasladados al Hospital General.
Una hora aproximadamente después del ataque, los médicos le daban la noticia a los familiares: el joven de 24 años no había logrado sobrevivir y había fallecido sobre el quirófano.
Para uno de los vecinos del lugar, que con júbilo celebró lo que les había pasado a los jóvenes, dijo que “eran unos vagos que todos los días se juntaban en el mismo lugar a fumar marihuana”; agregó que además de drogarse también robaban a la gente de la zona.
Los peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) encontraron en el lugar donde estaban los jóvenes una bolsa transparente con marihuana, un cigarro hecho con la misma droga, dos pipas con residuos de hierba verde y un encendedor.
Aseguraron cuatro casquillos percutidos calibre 9 milímetros y una ojiva, que fueron embalados como evidencia y para ser analizados por el laboratorio de balística.
La familia del chico asesinado ha sido golpeada por la desgracia: la noche del miércoles 4 de abril del 2018 fue asesinado Iansael cuando se encontraba en la casa 1104, ubicada en la calle Villas Jordán, del fraccionamiento Villas del Caribe, en la Región 520.
El hijo mayor de Mónica se encontraba junto con seis personas más, entre hombres y mujeres, cuando un grupo armado ingresó a la vivienda y les disparo a quemarropa con armas largas.
En el lugar murieron seis, el único que había sobrevivido era Iansael, el cual fue trasladado al hospital de especialidades del IMSS de la Región 509, pero por las heridas en la cabeza falleció en los siguientes días.
Su cuerpo fue velado en la privada Del Ibis de la Región 91 y es muy probable que también el cuerpo de su hermano Zenen. De los tres hermanos solo queda uno de 13 años.