CHETUMAL, QRoo.- Deficiente atención médica, defectuosa instrucción académica, burla por parte de psicólogos, falta de alimentos, insuficiente vestimenta y hasta instalaciones pestilentes es por lo que pasan los menores internos en la Casa de Asistencia Temporal para Niños, Niñas y Adolescentes en Riesgo y Migrantes no Acompañados (Catar), que pertenece al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Quintana Roo.
Fuentes del organismo revelaron las verdaderas condiciones en que permanecen los niños, niñas y jóvenes en situación de riesgo, sin cuidado parental o familiar, que son resguardados en la Catar.
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Actualmente hay alrededor de 86 niños, niñas y adolescentes en este espacio que se supone debe proteger su desarrollo integral y sus derechos.
Entre las anomalías que se registran y que afectan a los menores bajo resguardo está el que la responsable de la instrucción académica ya no se preocupa por su aprendizaje, pues le ocupa más tiempo presumir que es la segunda autoridad más importante de la Catar, por lo que deja a los menores a la deriva, sin importar que muchos llegan sin saber leer o escribir, señalan las fuentes.
El servicio médico que se presta también atraviesa por una situación irregular, pues la doctora y enfermera se toman hasta dos horas de desayuno, pese a que tienen un horario reducido de atención, de 8:30 a 14:00. El servicio no es todo el día y pierden tiempo en pláticas y en su “alimentación”, pero cierran el consultorio en el horario establecido.
Cuando se les hace algún señalamiento sobre su desayuno o su tardanza, provoca molestias entre los menores a los que atienden de mala gana o no lo hacen por venganza, además de que solo hay un turno para la atención, mientras que los fines de semana no hay servicio médico, lo cual ha provocado que el personal, que no tiene conocimientos médicos, se tenga que hacer cargo de los enfermos u hospitalizados.
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El área de psicología no escapa de estas anomalías: los menores ya no quieren acudir a sus terapias, pues los psicólogos solo se burlan de ellos, además de que no hay un seguimiento adecuado a sus problemas, y los que ingresan en la Catar generalmente llegan con algún trauma.
En estos momentos hay hasta falta de alimento para los internos y nadie se ha preocupado por corregir el problema. Los menores carecen de ropa suficiente, pese a que hay muchos donativos; las autoridades del lugar solo les distribuyen la que está en mal estado y guardan en bodegas la que se encuentra en buenas condiciones. Lo mismo ocurre con el calzado, es insuficiente.
Con el tiempo las necesidades han ido en aumento en la Catar, pues cada vez hay una mayor demanda de atención de niños, niñas y adolescentes en riesgo, por lo que ahora hay hasta insuficiencia en el número de camas.
Las instalaciones son otros de los problemas que afectan a los menores: hay baños con tuberías tapadas, bombas de agua inservible, carencia de agua, coladeras infestadas de cucarachas y pestilentes. En otras áreas del edificio hay focos quemados, puertas inseguras y los patios enmontados. Una palapa que se encuentra al interior no es segura y desde principio de año se informó sería reparada, sin embargo no ha ocurrido según por falta de recursos pese al riesgo que representa.
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En la Catar, que está a cargo de Nancy Izquierdo, han sido reiteradas las quejas por irregularidades, de hecho recientemente obligó a laborar a una trabajadora pese a padecer una embolia. Días después la empleada falleció de un derrame cerebral.