Luis Fernando Salas | R360
CANCÚN, QRoo.- Guadalupe tiene 29 años, es vendedor de pollos en la vía pública y fue el único sobreviviente de la jornada de violencia que vivió la ciudad en 24 horas, en las que perdieron la vida Wiliams, vecino de la región 230; una joven taxista de Isla Mujeres, en la 213 y un pasajero de un taxi, en la 515.
Son las 11 de la mañana de un jueves lluvioso, pero Guadalupe, originario de Chamula, Chiapas, tiene que instalar el puesto de pollos sobre la avenida Revolución (Ruta 7), donde lleva tres semanas trabajando.
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Instaló la mesa en la que cortaba el producto, ordenó las hieleras donde tiene las tortillas, las salsas y otros alimentos, prendió el carbón para azar los pollos; parecía un día normal de trabajo para Guadalupe.
Hacía todo lo que la costumbre dicta con precisión, pero mientras acomodaba la basura cerca de un poste de concreto, una motocicleta con dos individuos se acercó al puesto, los cuales pensó que eran clientes.
El vendedor terminó de poner la basura en su lugar y caminó hacia la mesa en la que despachaba las órdenes de pollo, fue en ese momento cuando el sujeto que iba de copiloto en la motocicleta, tipo Biwi, anaranjada, sacó una pistola y accionó en varias ocasiones apuntándole al joven chiapaneco.
Guadalupe cayó herido, una de las balas le había atravesado el abdomen en el flanco izquierdo y mientras se arrastraba para cubrirse del ataque, los gatilleros aceleraron y huyeron sobre la avenida Revolución, conocida también como Ruta 7.
El Código Rojo fue activado para las corporaciones policiacas. El reporte señalaba como referencia del ataque a balazos el lote 43, de la manzana 23, en la Supermanzana 75.
Patrullas llegaron al sitio y otras se enfocaron en localizar la motocicleta sospechosa; los policías municipales se dedicaron a peinar las Supermanzanas 65, 75, 76 y 77, las cuales hace una década eran conocidas como las más violentas. No encontraron la moto ni a los atacantes.
Atrás de la policía llegó la ambulancia Life. Paramédicos revisaron al vendedor de pollos y por la gravedad de la herida fue de inmediato trasladado al Hospital General Jesús Kumate.
A un par de metros del puesto ambulante había cinco casquillos percutidos, pruebas mudas de la agresión, que fueron embalados por los criminalistas como evidencia.
Pero la violencia no paró. Nueve horas después el Código Rojo era activado de nuevo, ahora con relación al domicilio marcado con el lote 16, manzana 6, de la Región 230, en la calle 58.
En el patio delantero de ese domicilio caía abatido Wiliams, de 31 años, también originario de Chiapas como el vendedor de pollos, por las balas de desconocidos.
Su cuerpo quedó boca abajo, la playera blanca y short azul, quedaron manchas de la sangre que le brotó por los cinco impactos de bala que recibió en el tórax, en la frente, en la clavícula del lado derecho, en el antebrazo derecho y en el cráneo.
Marelia, nueve años menor que Wiliams, dijo a la policía que vivía con él en unión libre y desconocía por qué fue agredido; no sabía si estaba metido en algún problema.
En este lugar los peritos de la Fiscalía General del Estado recolectaron tres casquillos calibre .380, que entregaron a la oficina de bienes asegurados.
Mientras los peritos realizaban el procesamiento del lugar, otro Código Rojo se activaba. Eran las 21 horas cuando se reportó de un taxi de Isla Mujeres un baleado en el fraccionamiento Los Ángeles, en la Región 213.
Era la unidad 156 del sindicato isleño. En el interior los policías municipales encontraron el cuerpo de una mujer en el asiento del conductor con su cuerpo reclinado hacia el asiento del copiloto, era una posición como si hubiera tratado de evitar los impactos de bala, según la apreciación de los uniformados.
La mujer no fue identificada en ese momento, pero los policías municipales tenían la duda de si era ex policía de Cancún, pero al final no lograron confirmarlo.
La jornada violenta terminó a las tres de la madrugada del viernes, con la ejecución de un usuario de un taxi, con número económico 5546. Era un hombre que vestía camisa rosada, pantalón negro, chaleco y gorra negra, como si fuera un mesero de alguna discoteca.
El cuerpo estaba en el asiento trasero del lado derecho de la unidad de alquiler, la cual fue interceptada por los matones frente a la manzana 3, de la Región 515, sobre la avenida 135.
Los sicarios le dispararon en 26 ocasiones; fueron múltiples heridas de bala las que tenía en su cuerpo el desconocido. El único testigo de la agresión fue su celular, el cual quedó a un costado de su cuerpo. El taxista desapareció de la escena del crimen.