Luis Fernando Salas
CANCÚN, QRoo.- Boanerge tiene 62 años cumplidos. Su nombre es bíblico y significa “Hijo del Trueno”. El jueves fue como si poderes sobrenaturales lo protegieran al sobrevivir a dos ráfagas de ametralladora.
De la lluvia de balas que le tiraron los pistoleros, el hombre de la tercera edad, originario de Comalcalco, Tabasco, solo recibió en la pantorrilla izquierda una bala calibre .233, utilizadas en los fusiles AR-15.
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Minutos antes del mediodía de que un fusil vomitara muerte, Boanerge estaba afuera de su domicilio, enclavado en la zona más peligrosa e insegura de la invasión de la Región 234, que se ubica al norponiente de la ciudad.
Parado en la puerta de su casa, hecha con madera y láminas de cartón, similar a las demás viviendas de sus vecinos, y sin saber lo que iba a pasar, se desconoce si a lo lejos vio venir un vehículo, Tsuru, blanco, con el cofre negro, que ingresó a la calle empedrada.
El automóvil avanzó lentamente por el camino sinuoso y cuando estuvo frente al sexagenario, uno de los ocupantes de la unidad, sacó un arma de alto poder y le apuntó al “Hijo del Trueno”.
Como si hubiera encarnado al ser mitológico, Boenarge se lanzó al piso velozmente para cubrirse de las balas; solo una hizo blanco en una de sus extremidades inferiores.
Las detonaciones se escucharon hasta la Región 227, localizada al cruzar la avenida Costa Maya. El teléfono del número de emergencia, 911, empezó a recibir reportes de disparos y una persona herida.
Una media docena de patrullas municipales y ministeriales sitiaron la zona, segundos después llegó la ambulancia QR-03 de la Cruz Roja; los paramédicos encontraron a Boenarge en el suelo y con una herida que no ponía en riesgo su vida.
Los socorristas reportaron a su central que el traslado del herido lo harían en segunda prioridad (cuando no están graves los lesionados) al Hospital General Jesús Kumate.
Boenarge es delgado, de tez morena; al momento del ataque vestía una playera azul con un estampado al frente y una bermuda a cuadros. Ingresó al área de Urgencias, descalzo, con las plantas de los pies manchados de sangre y el rostro lo tenía cubierto con una playera, para evitar ser identificado por las indiscretas cámaras de los reporteros, quienes lo confundieron con un joven por su complexión delgada, pero que después de todo se trataba de un sexagenario cuyo significado de su nombre, “El Hijo del Trueno”, fue su mejor arma para reaccionar contra la muerte.