El crecimiento del fraude por Internet en México y América Latina representa uno de los principales desafíos de la transformación digital en la región. De acuerdo con estimaciones recientes, los ataques cibernéticos generan pérdidas superiores a los 90 millones de dólares al año y tan solo en 2024 se contabilizaron más de 31 mil millones de intentos de fraude en territorio mexicano.
Frente a este panorama, especialistas en ciberseguridad subrayan la necesidad de que gobiernos, empresas e instituciones adopten mecanismos más sólidos de protección. Gonzalo Manuel Araujo Cabarcas, CEO y fundador de SLM y reconocido como uno de los 45 Masters de la Tecnología 2025, destacó que la aplicación de normas internacionales como la ISO 27001 es fundamental. Este estándar establece los requisitos para un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información, que busca garantizar la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos.
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Advierten crecimiento del fraude por Internet
Araujo Cabarcas señaló que, además de reforzar protocolos frente al fraude por Internet, resulta indispensable invertir en auditorías constantes y en capacidades de análisis forense digital, lo que permite mantener la continuidad operativa ante posibles incidentes. Subrayó que el problema debe atenderse con seriedad, pues cada año el impacto del fraude por Internet crece en paralelo con la digitalización de la economía.
No obstante, el experto también resaltó que la región no debe centrarse únicamente en los riesgos. Existen amplias oportunidades ligadas a la tokenización de activos y al despliegue de la tecnología blockchain a gran escala. Esto implica convertir bienes raíces, obras de arte o acciones financieras en tokens digitales, lo que facilita fraccionarlos, aumentar su liquidez, reducir costos y transparentar las transacciones.
Según proyecciones de SLM, la tokenización pasará de un valor global de 2.08 billones de dólares en 2025 a más de 13.55 billones en 2030. América Latina podría aportar al menos mil 635 millones de dólares a este mercado emergente. De este modo, mientras el fraude por Internet obliga a redoblar estrategias de protección, las nuevas tecnologías también abren la puerta a un futuro financiero más dinámico y seguro.

