Un desafortunado video en el que aparece el presidente municipal de Tulum, Diego Castañón Trejo, en el que invita a la gente a visitar una playa sin que lleve hielera y sombrilla y que consuma en un club de playa, fue tomado como punta de lanza para una campaña mediática con trasfondo político, que incluso obligó a dos órdenes de Gobierno a activar un plan de rescate como respuesta a una supuesta crisis de uno de los destinos vacacionales más importantes del Caribe mexicano.
Durante casi dos semanas, medios locales y después nacionales, “documentaron” playas vacías, negocios cerrados y poco turismo en las calles de Tulum, evitando la aclaración de que ese destino turístico, como los demás de Quintana Roo, se encuentran en iguales circunstancias por la temporada baja que va desde septiembre y llega hasta mediados de noviembre. Es un ciclo estacional frecuente que ha sucedido este y todos los años.
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El periódico 24 Horas Quintana Roo documentó con cifras frías, dos termómetros que establecen si un destino se encuentra o no en crisis: la ocupación hotelera y el flujo turístico. En su análisis de la ocupación hotelera, la periodista Brisa Muñoz hizo un comparativo entre destinos turísticos con cifras de la Secretaría de Turismo de Quintana Roo y encontró que “entre el 28 de junio y el 4 de julio de este año, el destino reportó 60.4 por ciento de ocupación, una cifra cercana a Riviera Maya (63.9), Cozumel (62.3) y superior a Costa Maya (49.1). En semanas posteriores, Tulum osciló entre 58.5 y 65.9 por ciento, dentro del mismo comportamiento regional”.
“En contraste con la versión de desplome, datos históricos muestran que Tulum mantiene un nivel competitivo frente a otros polos turísticos de la entidad. En enero de 2025 su ocupación fue de 79.2 por ciento, sólo ligeramente por debajo de Riviera Maya (80.2) y Cancún-Puerto Morelos (80.9). En febrero y marzo alcanzó 83.9 y 78.6 por ciento, respectivamente”, cita la periodista.
Flujo turístico refleja estabilidad y cifras casi iguales en Tulum
Con relación al flujo turístico, la periodista establece que “de enero a octubre de 2024 Tulum recibió un millón 418 mil 349 turistas, solo 24 mil menos que en el mismo periodo de 2023, lo que representa una variación de 1.6 por ciento. La Sedetur confirmó que la disminución regional en el Caribe Mexicano fue de apenas 0.3 por ciento en ese mismo lapso”.
“El comparativo interanual respalda que la dinámica turística en Tulum no presenta un desplome súbito. En 2023 el destino recibió un millón 805 mil 341 turistas, cifra muy similar a los un millón 773 mil 767 visitantes que reportó en 2024. En ese mismo periodo otros destinos mostraron desempeños parecidos: Playa del Carmen pasó de un millón 765 mil 888 turistas en 2023 a un millón 755 mil 870 en 2024; en Cozumel la variación fue mínima, de 610 mil 827 a 604 mil 665 visitantes”, señala en su análisis Brisa Muñoz.
Esos números reflejan una realidad que por desgracia no fue tomada en cuenta a tiempo por las autoridades para construir una narrativa basada en la verdad, sobre la ficción difundida por medios tradicionales y redes sociales.
Llegadas aéreas confirman aumento de turistas en el municipio de Tulum
Una prueba más de que la crisis fue fabricada son las llegadas de vuelos al Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto, cuyos turistas tienen como destino principal, ya sea para hospedarse o de paso, el municipio de Tulum.
Según cifras de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), mientras entre enero y junio de 2024 la terminal movilizó 212 mil 200 pasajeros; para el mismo periodo de 2025 registró un total de 417 mil 600 viajeros, es decir, 205 mil 500 más entre un año y otro. La tendencia de esas cifras para el segundo semestre de 2025 mostrará una ligera disminución, por el ciclo de temporada baja, tal y como lo reflejan los datos históricos de las terminales aéreas de Cancún, Cozumel y Chetumal.
Adicionalmente, el Aeropuerto Internacional de Tulum, por su capacidad en la movilización de pasajeros, se encuentra entre las ocho terminales aéreas más importantes del país, a lo que se suma la capacidad terrestre con el Tren Maya y las corridas que llegan y salen a diario de autobuses de pasajeros.
No hay duda de que Tulum tiene problemas, como todos los destinos turísticos: drenaje insuficiente; invasiones de tierras; crecimiento urbano acelerado y desordenado; la presencia del crimen organizado y otras situaciones que no lo alejan del resto de los municipios de Quintana Roo. Pero esas circunstancias han estado presentes por años y el destino ha sobrevivido a ellas, por un lado gracias a los avances de la nueva política social del Gobierno estatal y federal.
¿A quién afecta entonces la creación de una crisis inexistente? Con la llegada a Tulum de Josefina Rodríguez Zamora, titular de Turismo federal, acompañada por la gobernadora Mara Lezama Espinosa, para fijar una agenda de “rescate” del destino, quien pierde es el alcalde Diego Castañón Trejo, quien se había anotado un éxito al expresar públicamente su descontento contra los militares por impedir el acceso a las playas públicas, que ahora forman parte del Parque del Jaguar.
Su figura que había cobrado notoriedad, lo beneficiaba en su aspiración para una diputación, pero así como fue la estrella mediática por unos días, su video en el que condiciona prácticamente la visita a las playas mediante el pago de consumo a los clubes, lo llevó a generar condiciones en las que involucró a los gobiernos federal y estatal. El precio que va a pagar en sus aspiraciones políticas será muy alto.
