CANCÚN, QR.- Un grupo español le reveló al gobernador Carlos Joaquín González que no se opondría a la expropiación de terrenos para la construcción del Tren Maya siempre que se le pagara el precio justo y de paso, que el Gobierno de México acepte construir un puente subterráneo.
Esta información fue dada a conocer por el columnista especializado en turismo, Carlos Velázquez, en su columna Veranda publicada en el periódico El Heraldo de México.
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Los terrenos en cuestión están próximos al megadesarrollo Bahía Príncipe, del consorcio Grupo Piñero, en el municipio de Tulum.
En esa demarcación, fueron expropiados el 8 de enero del año en curso, tres terrenos con las siguientes cuentas prediales y extensión en metros cuadrados:
- Cuenta: 905001000001056-; extensión: 68 mil 463.15 metros
- Cuenta: 905002001100001-; extensión: 86 mil 978.31 metros
- Cuenta: 905002001100001-1; extensión: 88.07 metros
En el decreto de expropiación publicado en el Diario Oficial de la Federación, en la cláusula tercera, se establece que:
“La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano cubrirá el monto de la indemnización que en términos de ley deba pagarse a quienes acrediten su legítimo derecho, de conformidad con los avalúos que emita el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales“.
Según Velázquez, Encarna Piñero, quien comanda Grupo Piñero, “conversó desde hace semanas con el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, y le externó que no se opondría a la expropiación, pero que sí tenía interés en obtener un precio justo”.
En esa conversación, de acuerdo con el columnista, el interés de la ejecutiva estaría también “en conseguir la opción de construir un par de puentes subterráneos que pasaran debajo de la vía, para poder conectar la propiedad donde se encuentra el resort con otra donde se planea un desarrollo inmobiliario”.
Después de algunas gestiones hechas por el gobierno de Joaquín González respecto a Bahía Príncipe, el tema quedó en manos del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, que lleva Javier May, señala Velázquez.
En medio de la vorágine -agrega- en que se ha convertido el Tren Maya, es difícil pensar que se atienda a los empresarios en sus peticiones, que han dejado de tener la comunicación con el gobierno que tenían en el pasado.
