CDMX.- El lanzamiento de Rini, una nueva línea de skincare infantil creada por la actriz Shay Mitchell, ha provocado un intenso debate internacional sobre el uso de cosméticos en menores.
De acuerdo con La Vanguardia, la marca está dirigida a niños desde los tres años y ofrece mascarillas con diseños llamativos para aplicar después de la guardería o tras la exposición solar. Mitchell afirmó que su propuesta surgió al observar que sus hijas intentaban imitar sus rutinas de belleza, lo que la llevó a crear un producto “seguro” y “divertido” para menores. Sin embargo, la reacción en redes sociales ha sido mayoritariamente crítica.
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Miles de usuarios cuestionaron la necesidad de que un niño de tan corta edad incorpore rutinas de skincare, y varios dermatólogos consultados advirtieron sobre los riesgos de exponer la piel infantil a decenas de ingredientes innecesarios.
Expertos alertan por exceso de skincare en menores
La Vanguardia citó a la dermatóloga Mona Gohara, quien afirmó que la piel de un niño pequeño “solo necesita limpieza suave y protector solar”, señalando que introducir mascarillas o sueros puede resultar contraproducente.
El fenómeno no es nuevo. La tendencia conocida como “Sephora Kids”, ampliamente documentada por Infobae, muestra a niños y preadolescentes entre 9 y 13 años comprando productos de skincare destinados a adultos, muchos de ellos con ingredientes antiedad como retinol, ácido glicólico o antioxidantes potentes.
Según el medio, esta moda ha sido impulsada por influencers juveniles como North West, hija de Kim Kardashian, lo que ha normalizado en redes el uso de productos altamente concentrados entre menores.

Especialistas insisten en que la popularización del skincare adulto entre niños podría causar reacciones cutáneas, sensibilización o efectos hormonales, debido a ingredientes como fitoestrógenos o filtros UV considerados disruptores endocrinos. La literatura científica alerta que estos componentes no están diseñados para cuerpos en desarrollo y que sus efectos a largo plazo aún no están completamente estudiados.
Además de los riesgos físicos, expertos señalan un impacto emocional: la presión estética precoz. La introducción del skincare con fines cosméticos puede reforzar la idea de que la apariencia debe cuidarse desde edades extremadamente tempranas. Analistas señalan que el bienestar infantil se está confundiendo con consumo estético, un fenómeno alimentado por la industria y redes sociales.
En medio de estas discusiones, crece el consenso entre médicos y académicos: el skincare infantil debe limitarse a limpieza básica y protección solar cuando corresponde, evitando productos diseñados para adultos. La controversia ha abierto un debate necesario sobre la salud, la autoestima y las nuevas presiones culturales que recaen sobre las infancias.

