CDMX.- Un audaz robo en el museo de Louvre dejó en evidencia las vulnerabilidades de seguridad del emblemático recinto. En apenas siete minutos, ladrones sustrajeron joyas de valor incalculable de la Galerie d’Apollon, donde se guardan piezas de la realeza francesa y diamantes de la corona.
Las puertas del museo llevaban abiertas solo 30 minutos cuando los delincuentes subieron a un balcón del primer piso utilizando un monte-meubles, amoladoras y un camión como plataforma para romper una ventana y activar las alarmas de seguridad. En total, ocho objetos de alto valor, incluyendo un collar real de zafiros, otro de esmeraldas y una diadema de la emperatriz Eugenia, fueron sustraídos.
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El presidente Emmanuel Macron calificó el hecho como un ataque al patrimonio nacional y prometió que los responsables serán llevados ante la justicia. La fiscalía de París abrió una investigación y analiza objetos abandonados por los ladrones, así como grabaciones de cámaras de seguridad. Este robo en el museo de Louvre ha sido calificado por expertos como uno de los más osados y costosos en la historia del recinto.

El incidente ocurrió mientras el museo estaba lleno de visitantes, quienes fueron evacuados de manera ordenada. Joseph Sanchez, turista de Puerto Rico, relató que el caos fue tal que muchos creyeron que se trataba de un incendio o un ataque terrorista. Según información de The New York Times, el museo permaneció cerrado todo el día para preservar pistas e investigar los hechos.
No es el primer caso de este tipo. En los últimos años, varios museos franceses han sido blanco de delitos similares, y expertos en arte consideran que este robo en el museo de Louvre marca un precedente para reforzar los sistemas de seguridad. Arthur Brand, especialista neerlandés, lo calificó como “es el atraco artístico definitivo”.

Históricamente, el Louvre ha sufrido robos notorios, incluyendo el famoso hurto de la Mona Lisa en 1911 y otros incidentes que involucraron piezas de gran valor. Este reciente suceso vuelve a poner en la mira la protección de los tesoros culturales del país y plantea interrogantes sobre la eficacia de las medidas de seguridad vigentes frente a un robo en el museo de Louvre de esta magnitud.
Autoridades locales y nacionales reforzarán los protocolos de vigilancia y seguridad para evitar que se repitan hechos similares. Mientras tanto, el mundo sigue atento al paradero de las joyas, en un episodio que se suma a la lista de robos de arte más impactantes de la historia. Este robo en el museo de Louvre se estudia ya como caso de referencia para expertos en seguridad cultural y criminología internacional.
Robo en el museo de Louvre ocurrió en siete minutos
Con los rostros cubiertos, los ladrones subieron al primer piso del Louvre utilizando un monte-meubles, una especie de escalera eléctrica montada sobre un camión, comúnmente usada en París para transportar muebles a través de ventanas. Una vez en posición, emplearon amoladoras para romper una ventana, lo que activó las alarmas de seguridad e irrumpieron en la dorada Galerie d’Apollon, donde se resguardan joyas de la realeza y diamantes de la corona.

Dentro del recinto, los delincuentes destrozaron dos vitrinas y sustrajeron ocho objetos de gran valor, entre ellos un collar real de zafiros, un collar de esmeraldas con pendientes a juego y una diadema de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III. El robo generó la activación inmediata de todas las alarmas y puso en alerta al personal del museo, aunque nadie resultó herido.
Tras cometer el atraco, los ladrones descendieron por la escalera del monte-meubles hasta un camino cercano al Sena, donde los esperaba parte de su equipo en motocicletas. Todo el robo en el museo de Louvre se consumó en menos de siete minutos, demostrando una planificación precisa y una ejecución veloz que ha dejado a las autoridades francesas ante un caso histórico y de alta complejidad.

