Ya sea por razones personales, profesionales o médicas, cada vez más mujeres en México optan por preservar su fertilidad mediante la congelación de óvulos, una técnica que permite posponer la maternidad. Esta alternativa se ha vuelto más popular entre mujeres jóvenes que desean tener mayor control sobre su planificación reproductiva. Pero, ¿en qué consiste exactamente este procedimiento y cuánto cuesta?
Los primeros países en poner a prueba este procedimiento para prolongar la fertilidad, catalogado como experimental hasta la actualidad, fueron Italia y España. En México, la cultura de la criopreservación de óvulos tardó más tiempo en consolidarse.

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“Poco a poco se ha generado mayor conciencia entre las mujeres, pues antes la prioridad número uno era ser madre, y ahora existen diferentes perspectivas de vida”, afirma la doctora María de los Ángeles Flores Manzur, especialista en Ginecología y Obstetricia.
“Hay prioridades distintas, como obtener un título profesional, emprender un negocio, viajar, cursar una maestría, vivir en otro país o realizar diversas actividades antes de convertirse en madre, sin dejar que el reloj biológico presione o afecte”, señala Flores Manzur.
La congelación de óvulos, también conocida como vitrificación, es un procedimiento médico que permite extraer, madurar y conservar los óvulos de una mujer en estado óptimo para ser utilizados en el futuro. Una vez congelados, los óvulos detienen su envejecimiento, por lo que su “edad biológica” se mantiene intacta hasta el momento en que la paciente decida utilizarlos.
Procedimiento para la congelación de óvulos
El procedimiento para la congelación de óvulos inicia con una serie de inyecciones hormonales que la paciente se aplica durante un periodo de 10 a 12 días. Estas hormonas ya están presentes de forma natural en el cuerpo, pero se administran en dosis más altas para lograr que todos los folículos crezcan simultáneamente.
Durante este tiempo, la paciente debe acudir regularmente a revisiones que incluyen análisis hormonales y ultrasonidos para monitorear el crecimiento folicular. Cuando los folículos alcanzan un tamaño óptimo (entre 18 y 20 mm), se aplica una última inyección conocida como “trigger” o disparo, que induce la maduración de los óvulos. Este paso es crucial, ya que un óvulo inmaduro no puede ser congelado ni fertilizado.

Unas 36 horas después del “trigger”, la paciente se presenta en la clínica para la aspiración folicular. Bajo sedación ligera y con monitoreo de un anestesiólogo, los médicos extraen los óvulos mediante una aguja guiada por ultrasonido.
En el laboratorio, los óvulos se clasifican según su madurez y calidad. Para ello, se utilizan tecnologías avanzadas, como el sistema Violet, una herramienta de inteligencia artificial que analiza características específicas de cada óvulo para predecir su viabilidad. Solo los óvulos maduros y de buena calidad se vitrifican y almacenan a temperaturas ultrabajas.
¿Con quién acudir para el procedimiento?
Antes de tomar cualquier decisión que afecte la salud, es importante saber que no cualquier persona está certificada para llevar a cabo la congelación de óvulos. En México (y en cualquier parte del mundo), investigar las credenciales del especialista es vital.
“El proceso de congelación de óvulos debe ser realizado únicamente por especialistas en fertilidad, es decir, subespecialistas en Biología de la Reproducción Humana que hayan cursado una formación específica de dos años posterior a la especialidad en Ginecología y Obstetricia, y que estén certificados por el consejo correspondiente”, advierte Flores Manzur.
Insiste en que el especialista debe estar acreditado y contar con experiencia en criopreservación de óvulos.
Para saber si una clínica en la República Mexicana está certificada y que pueden hacer la congelación de óvulos, la doctora aclara: “Al ser células germinales, de las cuales los óvulos forman parte, se consideran trasplantes. Los establecimientos o clínicas que realizan procedimientos de fertilidad y criopreservación deben contar con un Registro Nacional de Trasplantes (RNT)”.
Por último, la especialista explica que generalmente la edad recomendada para este procedimiento es antes de los 35 años. Algunos expertos sugieren realizarlo antes de los 30, cuando la reserva ovárica comienza a disminuir, pero aún hay mayor posibilidad de obtener una cantidad adecuada de óvulos.
“Esto se debe a que la cantidad y calidad de los óvulos disminuyen con la edad, lo que puede afectar la capacidad de lograr un embarazo natural”, concluye Flores Manzur.
“Siempre me gusta decirles a mis pacientes que congelar sus óvulos es un regalo de ellas para ellas mismas, ya que les proporciona la tranquilidad de contar con un respaldo para cuando estén listas para ser madres”.

