La colocación del árbol de Navidad marca cada diciembre el inicio de las celebraciones en hogares y oficinas. Se adorna con luces, esferas y una figura en la cúspide, y convive en México con otras tradiciones como el nacimiento y las posadas, que se remontan al siglo XVI.
Sin embargo, el origen del árbol decorado no está vinculado de forma directa al cristianismo, sino a prácticas previas asociadas al invierno europeo, de acuerdo con la investigación periodística de UNAM Global en la edición del 5 de diciembre.
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Diversos pueblos antiguos atribuían un significado especial a los árboles de hoja perenne. En Europa, las celebraciones paganas del solsticio de invierno incluían ramas verdes como símbolo de la continuidad de la vida durante los meses más oscuros. Entre los romanos, las saturnales implicaban adornar las casas con follaje y velas, mientras que los druidas y los pueblos nórdicos utilizaban árboles perennes en rituales ligados al renacimiento del sol.
El árbol de Navidad moderno suele situarse en regiones boscosas del norte de Europa. No existe consenso sobre su punto de origen, aunque Alemania aparece de forma recurrente en los registros históricos, según National Geographic en la edición del 19 de diciembre de 2024. Hacia el año 723, el misionero San Bonifacio reinterpretó el simbolismo de los árboles perennes para incorporarlos a los ritos cristianos en territorio germano.

Primeros registros históricos del árbol de Navidad
Durante la Edad Media surgieron los llamados “árboles del paraíso”, utilizados en representaciones teatrales religiosas el 24 de diciembre, en los que se colgaban manzanas para simbolizar el Jardín del Edén. Cuando estas obras dejaron de realizarse, la costumbre pasó al ámbito doméstico. Ya en el siglo XVI, se documenta la fusión entre estos árboles y otras estructuras decorativas, lo que dio forma al árbol de Navidad como se conoce actualmente.
La primera mención escrita de un árbol decorado data de 1419 en Alsacia. En 1605, un habitante de Estrasburgo describió abetos adornados con obleas, papel de colores y dulces dentro de los salones durante la Navidad. Con el tiempo, estos elementos evolucionaron y se incorporaron velas, antecedente directo de las luces modernas.
En el siglo XIX, la tradición se consolidó en Alemania y se difundió a Inglaterra. La imagen de la reina Victoria y el príncipe Alberto junto a un árbol de Navidad, publicada en 1848 por The Illustrated London News, impulsó su adopción entre distintos sectores sociales.
Expansión internacional del árbol de Navidad
Posteriormente, la costumbre llegó a Estados Unidos, donde ganó aceptación hacia finales del mismo siglo, señala National Geographic.
El auge del árbol decorado también generó preocupaciones ambientales. Desde finales del siglo XIX surgieron los primeros árboles artificiales, primero de plumas y más tarde de otros materiales. En México, la tradición del árbol de Navidad, natural o artificial, se incorporó de manera gradual durante el siglo XX, junto con la figura de Santa Claus, hasta formar parte central de las celebraciones decembrinas, señaló UNAM Global.

